Hace mucho que la pelota en Cuba estabilizó el tema de la representatividad por provincias, dejando a un lado lo que en realidad se debería estabilizar —me refiero a la versatilidad, infraestructura, dominio de los aspectos técnico-tácticos elementales, disciplina, constancia en el entrenamiento, efectivo trabajo en la base, aplicación de la tecnología... y más—. Ahora, casi de «corre-corre», buscando un salto de calidad en las Series Nacionales, jugar bajo el amparo de otra novena está permitido y legalizado por las autoridades pertinentes, pero todavía mal visto desde las gradas, desde las pantallas de muchos televisores. Ya saben… los refuerzos.

En realidad todo depende de cómo se comporten los benditos ayudantes —o malditos, según el caso y la cosa que hagan—. Este jueves, estoy convencido, muchos detractores de la nueva fórmula tuvieron que morderse la lengua ante lo sucedido.

Fue una tarde de hombres con trajes «prestados» y fuego en los maderos. Resulta que los elefantes cienfuegueros y las naranjas villaclareñas tuvieron de sus legionarios todo lo demandado para adoptarlos como hijos insignes.

Los muchachos de Iday Abreu dibujaron 12 inatrapables, con sendos jonrones del camagüeyano William Luis y el mayaquebense Ernesto Molinet, para disponer de Sancti Spíritus 11 carreras por tres.

Mientras, en el estadio Augusto César Sandino, de Santa Clara, los cítricos del centro sacudieron a Industriales 3-1, guiados desde el montículo por Alaín Sánchez, quien en seis entradas completas permitió una solitaria carrera, siete hits, y ponchó a cinco.

Lo curioso fue que los «hijos adoptivos» del mánager Ramón Moré recibieron vítores y hasta besos voladores de cada rincón del graderío, pues el tunero Danel Castro, el holguinero Yordan Manduley y el santiaguero Edilse Silva (con bambinazo incluido) impulsaron las tres anotaciones para los Naranjas, y ahora son más queridos que nunca. Cosas de fanáticos. La victoria ubica a Villa Clara en el cuarto escaño, dejando a los habaneros «fuera de zona» casi en el epílogo.

El otro compromiso vespertino de la jornada vio a la Isla de la Juventud limpiar su casa a costa de unos débiles pinareños.

Miguel Ángel Lastra relevó con eficiencia a Wilber Pérez y se anotó el triunfo de 9-5.

El papel de héroe lo llevó con orgullo el local Jander Santamaría, quien apuntó cinco cruces, cuatro de ellas por cuadrangular con las bases llenas.

En fin… los refuerzos un día fungen como villanos y al otro pueden ser héroes, todo depende.