Batea a la derecha y tira a la zurda. Uno de los peloteros cubanos que más han avanzado de un año a otro. Alos 21 años de edad y tres series nacionales de béisbol, Guillermo Heredia ha mostrado sus condiciones.
Es rápido y explosivo y evidencia un buen desplazamiento. Contar, además, con un brazo potente y precisión en los tiros lo convierten en un jardinero muy completo.
El patrullero central del equipo yumurino promediaba —antes del desafío de anoche— por encima de 350, con seis jonrones y cinco triples, líder en este último casillero y en carreras anotadas. Su actuación lo llevó a ser seleccionado para el Juego de las Estrellas y algunos creen que el muchacho tiene para más.
En su progreso mucho tuvo que ver la Liga de Desarrollo, que le permitió emplear a fondo sus virtudes como bateador. Es Guillermo un atleta tranquilo y modesto. En el terreno parece un calco de la imagen y carácter de su padre, quien fuera integrante de los elencos matanceros en los años 80.
“Mi pasión por la pelota se la debo a mi padre, quien siempre ha estado muy al tanto de mi desarrollo. Desde hace un año cumple misión en Venezuela. No se pierde un juego por televisión y se alegra de la actuación de Matanzas y de mi desempeño, claro está, aconsejándome que siempre mantenga la disciplina.”
En tus dos primeras campañas empuñabas a las dos manos, ahora lo haces solo a la derecha. ¿Por qué?
“Es sencillo. Me siento más seguro bateando a la derecha. No soy un ambidiestro natural, incursioné a la zurda en la categoría 15-16. De todas maneras, Víctor Mesa insiste en que lo ensaye nuevamente y pienso retomarlo el año próximo.”
Atendiendo a tu velocidad y juventud, ¿no deberías ser un mejor robador de bases?
“De eso estoy convencido, pero es algo que necesita de mucho entrenamiento; no se hace un buen robador de hoy para mañana. Además de la habilidad innata del jugador, es preciso aprender a tomarle el tiempo al lanzador y dominar otros detalles.”
Es un muchacho sereno, con la virtud de caer bien. Así lo hacen saber sus vecinos de la barriada de Versalles, en la ciudad de Matanzas, donde reside en unión de sus padres, abuela, hermana y sobrina.
¿Sueñas con integrar el equipo Cuba?
“Eso sería algo muy bueno, pero por ahora no pienso en ello. Trabajo fuerte y ojalá las cosas sigan saliendo bien para ayudar a que Matanzas llegue a los
Es rápido y explosivo y evidencia un buen desplazamiento. Contar, además, con un brazo potente y precisión en los tiros lo convierten en un jardinero muy completo.
El patrullero central del equipo yumurino promediaba —antes del desafío de anoche— por encima de 350, con seis jonrones y cinco triples, líder en este último casillero y en carreras anotadas. Su actuación lo llevó a ser seleccionado para el Juego de las Estrellas y algunos creen que el muchacho tiene para más.
En su progreso mucho tuvo que ver la Liga de Desarrollo, que le permitió emplear a fondo sus virtudes como bateador. Es Guillermo un atleta tranquilo y modesto. En el terreno parece un calco de la imagen y carácter de su padre, quien fuera integrante de los elencos matanceros en los años 80.
“Mi pasión por la pelota se la debo a mi padre, quien siempre ha estado muy al tanto de mi desarrollo. Desde hace un año cumple misión en Venezuela. No se pierde un juego por televisión y se alegra de la actuación de Matanzas y de mi desempeño, claro está, aconsejándome que siempre mantenga la disciplina.”
En tus dos primeras campañas empuñabas a las dos manos, ahora lo haces solo a la derecha. ¿Por qué?
“Es sencillo. Me siento más seguro bateando a la derecha. No soy un ambidiestro natural, incursioné a la zurda en la categoría 15-16. De todas maneras, Víctor Mesa insiste en que lo ensaye nuevamente y pienso retomarlo el año próximo.”
Atendiendo a tu velocidad y juventud, ¿no deberías ser un mejor robador de bases?
“De eso estoy convencido, pero es algo que necesita de mucho entrenamiento; no se hace un buen robador de hoy para mañana. Además de la habilidad innata del jugador, es preciso aprender a tomarle el tiempo al lanzador y dominar otros detalles.”
Es un muchacho sereno, con la virtud de caer bien. Así lo hacen saber sus vecinos de la barriada de Versalles, en la ciudad de Matanzas, donde reside en unión de sus padres, abuela, hermana y sobrina.
¿Sueñas con integrar el equipo Cuba?
“Eso sería algo muy bueno, pero por ahora no pienso en ello. Trabajo fuerte y ojalá las cosas sigan saliendo bien para ayudar a que Matanzas llegue a los