Hoy el manager Carlos Martí Santos encarará el principal reto de la temporada cuando asuma por primera vez, con la nueva estructura, la elección de los siete jugadores que reforzarán a Granma en la fase elite de ocho equipos de la pelota cubana. De su sapiencia, suerte y determinación dependerá el destino de un equipo que clasificó contra todos los pronósticos en el segundo lugar de la tabla general, con 29 victorias y 16 derrotas.
La mayoría de los especialistas -y gran parte de los aficionados- coinciden en que el equipo necesita un receptor, defensa de cuadro y pitcheo. Reconozco que el Talón de Aquiles de los de casa está en la receptoría, en eso coincido con Martí, pero si en la primera oportunidad tengo a mano un buen lanzador –llámese Freddy Asiel Álvarez, Norge Luis Ruiz, Ismel Jiménez e incluso Alberto Bicet - sacrifico la elección del máscara como opción inicial.
Las razones son diversas: primero, Los Alazanes no pudieron estabilizar un cuarto abridor en la rotación. Segundo, Alaín Tamayo Espinosa (4-6 / 3,34 ERA / 289 AVE / 1,41 WHIP) no cumplió con su función starter como se esperaba, así que hay que pensar en moverlo a su tarea tradicional. Tercero, solamente Lázaro Blanco Matos ha actuado con regularidad en las dos últimas temporadas, en las que la mayoría de los integrantes del staff local no tienen participación. Y cuarto, los receptores serán menos codiciados que cualquier otro jugador en la primera ronda, y como Granma es segundo para pedir en la otra vuelta estoy seguro que podrá adquirir a alguno de los principales (Yosvani Alarcón Tardío, Yulexis La Rosa, Eriel Sánchez y Danger Guerrero).
Elegido un lanzador de cabecera y un receptor a Martí le quedaría por deslindarse, en la primera ronda del sorteo, entre otro lanzador y un jugador de cuadro (utility o un hombre capaz de cubrir con eficiencia el ala izquierda preferentemente). Él ha dicho que no se detendrá a mirar si los lanzadores son abridores, relevistas intermedios o cerradores, que la condición indispensable para sumarlo a su equipo será la calidad, sin embargo se impone un apagafuegos zurdo, pues aunque Asiel Diez Espinosa lo ha hecho bien hasta el momento (4-0 / 1,96 ERA / 284 AVE / 1,34 WHIP) no parece un pitcher consistente para enfrentar los rigores de la segunda etapa. De lo que haya servido en la mesa si el serpentinero tiene mejor pedigrí que el infielder ve voy por el primero.
Si en la ronda anterior Granma sumó a un lanzador, en esta –la cuarta- está obligado a reforzar el cuadro con un guante seguro. A estas alturas, después de elegir a 21 jugadores, el mercado habrá agotado a las principales “figuras”, entonces comenzará la suerte –y el riesgo- de apostar por los no establecidos. Martí tendrá que aventurarse por un hombre versátil, como ha dicho, o atreverse por un defensor de una posición determina que le aporte poder. Realmente hay varios atletas jóvenes con rendimiento aceptable (incluso relevante), por lo que aquí imperará la visión del técnico para saber discernir entre un talento o un rendimiento ocasional. También podría quedar algún veterano “olvidado” o un jugador experimentado de bajo perfil que pudiera ayudar a redondear el cuadro. En resumen, si difícil pudo ser inclinarse en una primera vuelta por uno u otro, mucho más lo será aquí cuando la merma impone un ejercicio extremo al puro estilo Moneyball.
La sexta y séptima rondas serán –no solo para el mentor granmense sino para todos los técnicos involucrados- puro relleno; aunque la sagacidad para escoger entre los mejores talentos será determinante. A Los Alazanes todavía le sería de mucha utilidad otro serpentinero y un jardinero, en cualquier orden. Una buena inversión sería conseguir un brazo fuerte y de buen control y un guardabosque que combine de tacto y velocidad, pues no se descarta que Alfredo Despaigne Rodríguez parta rumbo a Japón a mediados de febrero.
La mayoría de los especialistas -y gran parte de los aficionados- coinciden en que el equipo necesita un receptor, defensa de cuadro y pitcheo. Reconozco que el Talón de Aquiles de los de casa está en la receptoría, en eso coincido con Martí, pero si en la primera oportunidad tengo a mano un buen lanzador –llámese Freddy Asiel Álvarez, Norge Luis Ruiz, Ismel Jiménez e incluso Alberto Bicet - sacrifico la elección del máscara como opción inicial.
Las razones son diversas: primero, Los Alazanes no pudieron estabilizar un cuarto abridor en la rotación. Segundo, Alaín Tamayo Espinosa (4-6 / 3,34 ERA / 289 AVE / 1,41 WHIP) no cumplió con su función starter como se esperaba, así que hay que pensar en moverlo a su tarea tradicional. Tercero, solamente Lázaro Blanco Matos ha actuado con regularidad en las dos últimas temporadas, en las que la mayoría de los integrantes del staff local no tienen participación. Y cuarto, los receptores serán menos codiciados que cualquier otro jugador en la primera ronda, y como Granma es segundo para pedir en la otra vuelta estoy seguro que podrá adquirir a alguno de los principales (Yosvani Alarcón Tardío, Yulexis La Rosa, Eriel Sánchez y Danger Guerrero).
Elegido un lanzador de cabecera y un receptor a Martí le quedaría por deslindarse, en la primera ronda del sorteo, entre otro lanzador y un jugador de cuadro (utility o un hombre capaz de cubrir con eficiencia el ala izquierda preferentemente). Él ha dicho que no se detendrá a mirar si los lanzadores son abridores, relevistas intermedios o cerradores, que la condición indispensable para sumarlo a su equipo será la calidad, sin embargo se impone un apagafuegos zurdo, pues aunque Asiel Diez Espinosa lo ha hecho bien hasta el momento (4-0 / 1,96 ERA / 284 AVE / 1,34 WHIP) no parece un pitcher consistente para enfrentar los rigores de la segunda etapa. De lo que haya servido en la mesa si el serpentinero tiene mejor pedigrí que el infielder ve voy por el primero.
Si en la ronda anterior Granma sumó a un lanzador, en esta –la cuarta- está obligado a reforzar el cuadro con un guante seguro. A estas alturas, después de elegir a 21 jugadores, el mercado habrá agotado a las principales “figuras”, entonces comenzará la suerte –y el riesgo- de apostar por los no establecidos. Martí tendrá que aventurarse por un hombre versátil, como ha dicho, o atreverse por un defensor de una posición determina que le aporte poder. Realmente hay varios atletas jóvenes con rendimiento aceptable (incluso relevante), por lo que aquí imperará la visión del técnico para saber discernir entre un talento o un rendimiento ocasional. También podría quedar algún veterano “olvidado” o un jugador experimentado de bajo perfil que pudiera ayudar a redondear el cuadro. En resumen, si difícil pudo ser inclinarse en una primera vuelta por uno u otro, mucho más lo será aquí cuando la merma impone un ejercicio extremo al puro estilo Moneyball.
La sexta y séptima rondas serán –no solo para el mentor granmense sino para todos los técnicos involucrados- puro relleno; aunque la sagacidad para escoger entre los mejores talentos será determinante. A Los Alazanes todavía le sería de mucha utilidad otro serpentinero y un jardinero, en cualquier orden. Una buena inversión sería conseguir un brazo fuerte y de buen control y un guardabosque que combine de tacto y velocidad, pues no se descarta que Alfredo Despaigne Rodríguez parta rumbo a Japón a mediados de febrero.