Quizás, o más bien, seguramente, esta Serie Nacional 57 tuvo dos grandes sorpresas. Tan mayúsculas e impredecibles, que ni el mayor profeta de la historia, Nostradamus, hubiese acertado si se le hubiera inquirido el día antes del inicio del campeonato o luego de algunos partidos de la temporada. Artemisa, un equipo cuyos pronósticos le auguraban cualquier cosa, menos la clasificación lograda, aportó el primer asombro; Ciego de Ávila, el elenco más consistente en cuanto a resultados relevantes en los últimos años, quedó fuera del convite y tributó la otra noticia inesperada con dimensiones gigantescas. Casualmente, Artemisa fue el equipo que eliminó a Ciego de Ávila, una exquisita ironía de los terrenos beisboleros.
Para la fanaticada avileña quedar fuera de una justa que han ganado tres veces en las seis temporadas pasadas, no puede significar otra cosa que un golpe bajo. Cuando alguien o un equipo se acostumbran a hacer gárgaras con las mieles de la victoria, el día que las mieles faltan, entonces la boca se les reseca y se consumen en la agridulce nostalgia.
El sinsabor de no quedar entre los seis mejores conjuntos de la actual Serie Nacional es un efecto traicionero, toda vez que la mayoría de los hinchas avileños tenían su mente aclimatada para repetir o mejorar el subtítulo de 2016. No es un criterio vacío, los equipos ganadores tienen pretensiones ambiciosas, y eso los aficionados lo heredan. Pero igual digo que el auténtico fanático nunca pierde la pasión y el compromiso por su causa, sea cual sea la suerte del plantel al que se debe.
Esa máxima, tan acorde a la realidad, la sienten, la exteriorizan y más que todo la aplican los creadores y miembros de la página de Facebook, Fans de los Tigres Avileños, un grupo compacto con cifra cercana a 11 000 avileños y sus seguidores residentes en la Isla y en disímiles países. La inmensa mayoría de sus integrantes componen un club de locos enamorados a la pelota y fans acérrimos a los resultados de los jugadores de esa provincia y su equipo. Han disfrutado cada éxito avileño como si fueran una obras suyas, creada al calor de un juego de pelota con sus ponches y jonrones.
Aunque el estadio José Ramón Cepero apagará sus luces por un buen tiempo, la llamada tierra de la piña fue la provincia que, junto a Villa Clara, aportó más refuerzos para la segunda fase, con seis. El avileño Vladimir García fue a parar al mismo equipo que eliminó a los Tigres, los Cazadores de Artemisa, el utility Raúl González se viste ahora con la franela de Pinar del Río, en tanto los Cocodrilos de Matanzas de sus cinco peticiones, cuatro fueron alumnos de Roger Machado, como son los casos del relevista Liomil González, el receptor Osvaldo Vázquez, el abridor Dachel Duquesne y el torpedero Yorbis Borroto.
Al ser la Atenas de Cuba el territorio con más jugadores de la central provincia, Fans de los Tigres Avileños concibió una esplendorosa iniciativa consistente en apoyar a sus seis jugadores diseminados por tres conjuntos, pero, especialmente, a los cuatro que están bajo las órdenes del mentor yumurino Víctor “Chua” Figueroa.
Para la fanaticada avileña quedar fuera de una justa que han ganado tres veces en las seis temporadas pasadas, no puede significar otra cosa que un golpe bajo. Cuando alguien o un equipo se acostumbran a hacer gárgaras con las mieles de la victoria, el día que las mieles faltan, entonces la boca se les reseca y se consumen en la agridulce nostalgia.
El sinsabor de no quedar entre los seis mejores conjuntos de la actual Serie Nacional es un efecto traicionero, toda vez que la mayoría de los hinchas avileños tenían su mente aclimatada para repetir o mejorar el subtítulo de 2016. No es un criterio vacío, los equipos ganadores tienen pretensiones ambiciosas, y eso los aficionados lo heredan. Pero igual digo que el auténtico fanático nunca pierde la pasión y el compromiso por su causa, sea cual sea la suerte del plantel al que se debe.
Esa máxima, tan acorde a la realidad, la sienten, la exteriorizan y más que todo la aplican los creadores y miembros de la página de Facebook, Fans de los Tigres Avileños, un grupo compacto con cifra cercana a 11 000 avileños y sus seguidores residentes en la Isla y en disímiles países. La inmensa mayoría de sus integrantes componen un club de locos enamorados a la pelota y fans acérrimos a los resultados de los jugadores de esa provincia y su equipo. Han disfrutado cada éxito avileño como si fueran una obras suyas, creada al calor de un juego de pelota con sus ponches y jonrones.
Aunque el estadio José Ramón Cepero apagará sus luces por un buen tiempo, la llamada tierra de la piña fue la provincia que, junto a Villa Clara, aportó más refuerzos para la segunda fase, con seis. El avileño Vladimir García fue a parar al mismo equipo que eliminó a los Tigres, los Cazadores de Artemisa, el utility Raúl González se viste ahora con la franela de Pinar del Río, en tanto los Cocodrilos de Matanzas de sus cinco peticiones, cuatro fueron alumnos de Roger Machado, como son los casos del relevista Liomil González, el receptor Osvaldo Vázquez, el abridor Dachel Duquesne y el torpedero Yorbis Borroto.
Al ser la Atenas de Cuba el territorio con más jugadores de la central provincia, Fans de los Tigres Avileños concibió una esplendorosa iniciativa consistente en apoyar a sus seis jugadores diseminados por tres conjuntos, pero, especialmente, a los cuatro que están bajo las órdenes del mentor yumurino Víctor “Chua” Figueroa.