De este tema he escrito varias veces y si lo traigo nuevamente a colación es debido a que el pasado martes en uno de los programas deportivos de la emisora capitalina, COCO, se debatió entre los periodistas presentes en el mismo. Trataré de ser lo más explícito posible para dar punto final, al menos por mi parte a esta extendida polémica.
¿Sólo los jóvenes ven el fútbol?
Se ha puesto de moda decir que los menores de 30 años tienen como primer interés y casi único, el más universal de los deportes, aspecto con el que para nada coincido pues el fútbol, si bien es cierto que es en estos tiempos el más transmitido por la televisión cubana; fuera de la serie nacional, este es seguido por todas las generaciones y disfrutado por cualquiera que simplemente guste de la actividad del músculo. Pueden coexistir sin problema alguno ambas disciplinas, Panamá, Venezuela y Canadá, son ejemplo suficientes…. Sobran las palabras.
¿Opaca el fútbol a nuestro béisbol?
Ver la paja en el ojo ajeno no es correcto. La pasión nacional ha sufrido un bajón en cuanto al nivel cualitativo, y eso es innegable, por lo que los amantes al deporte refugian su necesidad de observar y disfrutar eventos, partidos o duelos de dimensiones elevadas, en el más universal. Incluso se espera con ansias el inicio de la NBA para poner la retina a degustar el mejor baloncesto del mundo.
Los problemas de nuestra pelota se solucionan sin tener que tocar en lo más mínimo el fútbol. Una planificación adecuada, dejar el misterio que siempre envuelve cualquier noticia del béisbol cubano, hacer que la Serie Nacional del el salto que todos esperan, con ideas renovadoras, es una de la maneras para que el terreno perdido reaparezca, porque en e el fondo sigue ahí, el deporte de las bola y los strikes corre por la sangre de cada hombre, niño, mujer, anciano, nacido en esta isla del caribe.
Banderas, postales, revistas, programas especializados en radio o televisión, donde el público más que sentirse identificado, se vea que está presente con sus criterios, que en mi opinión muchos de esos deberían ser escuchados por la Comisión Nacional, que a veces parece detenida en el tiempo.
¿Hay otros afectados?
En mi opinión, los goles de Cristiano Ronaldo, Messi, Zlatan, Ribery o Van Persie a quien más golpea es al fútbol doméstico. Pocos son los que van al Marrero a ver un partido del Nacional de este deporte, y peor aún, en esta última eliminatoria mundialista, los equipos rivales tenían más afición que el once de las cuatro letras, ¡eso duele!, y mucho. Ver que estás en la cola de las preferencias, siendo el fútbol paradójicamente uno de los sucesos más promocionados y seguidos en Cuba en la actualidad.
Nuestro balompié sufre las deserciones de atletas, en su mayoría figuras cumbres dentro del elenco principal, pero también sufre el poco respaldo de las autoridades correspondientes, al menos así lo veo. Un campeonato local que en los últimos años ha variado su formato, unas canchas en mal estado, unos trajes poco vistosos y un rose internacional nulo, nos tienen apartados de la realidad mundial. Llenos de muchos sueños y esperanzas, pero con la duda de ser optimistas o pesimistas.
Estas son mis tres interrogantes a esta temática de la que siempre y aunque no quiera, se seguirá hablando y debatiendo mientras todo siga igual, en el mismo lugar.
¿Sólo los jóvenes ven el fútbol?
Se ha puesto de moda decir que los menores de 30 años tienen como primer interés y casi único, el más universal de los deportes, aspecto con el que para nada coincido pues el fútbol, si bien es cierto que es en estos tiempos el más transmitido por la televisión cubana; fuera de la serie nacional, este es seguido por todas las generaciones y disfrutado por cualquiera que simplemente guste de la actividad del músculo. Pueden coexistir sin problema alguno ambas disciplinas, Panamá, Venezuela y Canadá, son ejemplo suficientes…. Sobran las palabras.
¿Opaca el fútbol a nuestro béisbol?
Ver la paja en el ojo ajeno no es correcto. La pasión nacional ha sufrido un bajón en cuanto al nivel cualitativo, y eso es innegable, por lo que los amantes al deporte refugian su necesidad de observar y disfrutar eventos, partidos o duelos de dimensiones elevadas, en el más universal. Incluso se espera con ansias el inicio de la NBA para poner la retina a degustar el mejor baloncesto del mundo.
Los problemas de nuestra pelota se solucionan sin tener que tocar en lo más mínimo el fútbol. Una planificación adecuada, dejar el misterio que siempre envuelve cualquier noticia del béisbol cubano, hacer que la Serie Nacional del el salto que todos esperan, con ideas renovadoras, es una de la maneras para que el terreno perdido reaparezca, porque en e el fondo sigue ahí, el deporte de las bola y los strikes corre por la sangre de cada hombre, niño, mujer, anciano, nacido en esta isla del caribe.
Banderas, postales, revistas, programas especializados en radio o televisión, donde el público más que sentirse identificado, se vea que está presente con sus criterios, que en mi opinión muchos de esos deberían ser escuchados por la Comisión Nacional, que a veces parece detenida en el tiempo.
¿Hay otros afectados?
En mi opinión, los goles de Cristiano Ronaldo, Messi, Zlatan, Ribery o Van Persie a quien más golpea es al fútbol doméstico. Pocos son los que van al Marrero a ver un partido del Nacional de este deporte, y peor aún, en esta última eliminatoria mundialista, los equipos rivales tenían más afición que el once de las cuatro letras, ¡eso duele!, y mucho. Ver que estás en la cola de las preferencias, siendo el fútbol paradójicamente uno de los sucesos más promocionados y seguidos en Cuba en la actualidad.
Nuestro balompié sufre las deserciones de atletas, en su mayoría figuras cumbres dentro del elenco principal, pero también sufre el poco respaldo de las autoridades correspondientes, al menos así lo veo. Un campeonato local que en los últimos años ha variado su formato, unas canchas en mal estado, unos trajes poco vistosos y un rose internacional nulo, nos tienen apartados de la realidad mundial. Llenos de muchos sueños y esperanzas, pero con la duda de ser optimistas o pesimistas.
Estas son mis tres interrogantes a esta temática de la que siempre y aunque no quiera, se seguirá hablando y debatiendo mientras todo siga igual, en el mismo lugar.