Tenía pensado dar continuidad a la mirada de algunos lanzadores ahora encasillados en el rol de relevista, pero decidí posponer el tema después de ver in situ los nueve errores que se cometieron en el primer desafío de la subserie entre Ciego de Ávila e Industriales.

Como muchos en el Latino, me pregunté si lo que estaba presenciando era realmente un partido de la división élite en la presente Serie Nacional, en la que los ocho mejores elencos de la primera se reforzaron a criterio de sus mentores para luchar por el cetro del torneo. Se suponía que viéramos un mejor espectáculo, pero quedó solo en lo emotivo…

Rápidamente me puse en contacto con nuestro inquieto estadístico Benigno Daquinta, sospechando que, si la cifra no era un récord, se le parecía bastante.

Pues bien. En sus archivos aparece un partido disputado en Las Tunas el no tan lejano 8 de diciembre de 2004, en el que el equipo de Granma cometió también ¡nueve errores!, y sus rivales ninguno. Pero lo más significativo resulta que con semejante cúmulo de pifias ganó el duelo con pizarra de 4-3, con victoria para Miralis Benítez y revés a la cuenta de Damichel González.

Lo anterior constituye el récord de más errores cometidos por un equipo en un juego. Sin embargo, teniendo en cuenta que lo sucedido hace dos noches en la capital fue repartido entre las partes —seis para los Leones y tres para los Tigres—, pregunté por la plusmarca total para un desafío, y aunque parezca ser la misma, no existe una seguridad absoluta. Se necesita más tiempo para desempolvar muchos papeles.

Lo que sí recoge la historia es que la marca más sobresaliente de fildeo en una Serie Nacional corresponde a Henequeneros en la campaña 31. Entonces sus integrantes cometieron 32 errores en 1916 lances durante 48 partidos, para un promedio de 983.29 o una media de 0,67 por juego.

Si utilizamos el redondeo, el registro fue igualado luego por Industriales en la serie 43. En ese campeonato cometió 62 fallos en 3573 lances, para un promedio de 982.65, aunque como aquella campaña fue de 90 desafíos, con una media de 0,69 por juego.

El panorama es muy distinto ahora, pues los Azules exhiben el peor balance defensivo en este segundo tramo de la temporada —sin contar las acciones de este miércoles—, con 23 errores en 642 lances, para un pálido promedio de 962.

En sentido general la defensa ha mejorado algo de un segmento a otro. De los 83 errores anotados en 3 710 lances (978) durante los primeros 46 partidos de la primera fase, se bajó a 68 en 3 677 jugadas (982) en similar cifra de juegos en esta fase definitoria.

Así debe ser por lógica, pues ahora supuestamente participan los mejores peloteros del país, y ya solo se juega en los principales estadios de las provincias involucradas. No obstante, el análisis tiene sus particularidades.

El amigo Daquinta —hombre previsor donde los hay—, tenía preparada una compilación defensiva de las primeras cuatro subseries de cada fase. En ella se puede observar cómo Industriales (980 antes y 966 ahora) vio empeorar notablemente su actuación defensiva, Ciego de Ávila (980-974) mermó ligeramente, mientras que la Isla (989-994), Matanzas (979-977) y Cienfuegos (982-980) mantenían una estabilidad con el guante.

Las diferencias están marcadas por Pinar del Río, Villa Clara y Sancti Spíritus. Los vueltabajeros cometieron nueve pifias menos en sus 12 primeros juegos de esta etapa, los Naranjas ocho, y los Gallos seis, aunque estos últimos mantenían números rojos, pues no lograron bajar su promedio a menos de un desliz por desafío.

Todavía queda mucho camino por recorrer y las cosas pueden cambiar. Estaremos atentos, por si las moscas…