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La historia del III Clásico Mundial y el claro triunfo frente al equipo cubano, apuntalaron más la condición de favorito del equipo anfitrión en el Torneo Interpuertos que tradicionalmente se celebra en la ciudad holandesa de Rotterdam.
Pero en el béisbol de estos tiempos parece que ya todo es posible. ¿Quién iba a imaginar que Curazao podía someter a Holanda? Esa islita caribeña se convirtió este martes en la gran noticia del certamen al imponerse a su antigua metrópoli con apretada pizarra de 3-2.
Varios de los que hoy visten de naranja nacieron en las antiguas colonias holandesas, así que, por lógica, alguna vez tenía que suceder. Al equipo cubano apenas le permitieron tres anotaciones, y frente a los taipeianos cedieron por diferencia de solo dos carreras.
Ahora, mantuvieron bien controlada a la batería de los tulipanes durante los seis primeros episodios, en los que gozaron de una mínima diferencia.
Fue en la tercera entrada cuando los isleños hicieron funcionar la pizarra por primera vez, combinando un boleto, un robo y un imparable. Y después que los locales tomaran ventaja con dos anotaciones en el séptimo, lograron la paridad una entrada más tarde para forzar el extrainning.
Y así llegó la parte baja del décimo capítulo —la visita jugó como homeclub—, y el alto mando holandés mandó a Cornelisse al box, quien abrió regalando un boleto. Luego de un intento fallido de sacrificio llegaron los imparables de Gregorius y Meyer que definieron el duelo.
A pesar del tropiezo, los holandeses siguen dominando su certamen con balance de dos triunfos y un fracaso. Por detrás marchan abrazadas las selecciones de Taipei de China y Cuba con una victoria y un revés, mientras que la representación de Curazao solo archiva un triunfo en tres salidas al diamante.
Hoy el equipo cubano tendrá una nueva oportunidad de romper el maleficio «naranja» que se hace cada vez más nocivo. Ambos elencos se volverán a enfrentar en el segundo partido de una jornada que también tiene programado el enfrentamiento entre Curazao y Taipei de China.
Pero en el béisbol de estos tiempos parece que ya todo es posible. ¿Quién iba a imaginar que Curazao podía someter a Holanda? Esa islita caribeña se convirtió este martes en la gran noticia del certamen al imponerse a su antigua metrópoli con apretada pizarra de 3-2.
Varios de los que hoy visten de naranja nacieron en las antiguas colonias holandesas, así que, por lógica, alguna vez tenía que suceder. Al equipo cubano apenas le permitieron tres anotaciones, y frente a los taipeianos cedieron por diferencia de solo dos carreras.
Ahora, mantuvieron bien controlada a la batería de los tulipanes durante los seis primeros episodios, en los que gozaron de una mínima diferencia.
Fue en la tercera entrada cuando los isleños hicieron funcionar la pizarra por primera vez, combinando un boleto, un robo y un imparable. Y después que los locales tomaran ventaja con dos anotaciones en el séptimo, lograron la paridad una entrada más tarde para forzar el extrainning.
Y así llegó la parte baja del décimo capítulo —la visita jugó como homeclub—, y el alto mando holandés mandó a Cornelisse al box, quien abrió regalando un boleto. Luego de un intento fallido de sacrificio llegaron los imparables de Gregorius y Meyer que definieron el duelo.
A pesar del tropiezo, los holandeses siguen dominando su certamen con balance de dos triunfos y un fracaso. Por detrás marchan abrazadas las selecciones de Taipei de China y Cuba con una victoria y un revés, mientras que la representación de Curazao solo archiva un triunfo en tres salidas al diamante.
Hoy el equipo cubano tendrá una nueva oportunidad de romper el maleficio «naranja» que se hace cada vez más nocivo. Ambos elencos se volverán a enfrentar en el segundo partido de una jornada que también tiene programado el enfrentamiento entre Curazao y Taipei de China.
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