Hasta ahora a nadie se le ha ocurrido hacerle un monumento a un árbitro, quizás la idea ya habrá pasado por la mente de algún industrialista (fanático de ese equipo de Béisbol de Cuba), y sin embargo para muchos de los encargados de las decisiones en los juegos todo está equiparado y preciso.
Por ejemplo en la actual semifinal de Occidente en las jugadas “apretadas”, como dicen algunos narradores de pelota, los quietos son para la novena de Industriales y los outs para la de Matanzas, decisiones que podemos ver en cámara lenta una y otra vez y en diferentes ángulos. Confiábamos en que a este nivel del campeonato esas equivocaciones no estarían a la orden del día, pero no ha sido así.
Esos errores han generado la derrota del equipo perjudicado en algún que otro juego. No creo que los árbitros, que se quedan tan tranquilos después de una decisión equivocada, pierdan el sueño por ello como si les sucedía a Alfredo Paz y a otros de sus contemporáneos que se caracterizaban por su honestidad en los juegos.
Se puede decir que el equipo de Matanzas enfrenta a Industriales y a los árbitros, y así siempre estará en desventaja, contra la pared, ya sea visitador o home club, y estas arbitrariedades de los árbitros, valga la redundancia, demuestran el bajo nivel técnico, independientemente de sus preferencias por una novena determinada como parece que este es el caso.
Como pude apreciar a lo largo de este y otros campeonatos hay otros equipos de Béisbol que tampoco tienen suerte con las decisiones “apretadas” de los árbitros, entre los que se incluyen Holguín, Santiago de Cuba y Las Tunas. Qué pasa con los del Oriente, o mejor dicho que ocurre con los señores que imparten justicia en los juegos de pelota.
En el juego decisivo entre Holguín y Sancti Spíritus por el Campeonato Nacional de Béisbol de 2002, con el juego ya con dos outs y las bases llenas en el noveno inigs ganando Holguín como home club 2 carreras por una, el lanzador zurdo holguinero Oscar Gil relevó a Orelvis Ávila.
Gil para ponchar a Frederich Cepeda, como pudo hacer al final, tuvo que tirarle cuatro strike, pues en la cuenta de dos y dos, un lanzamiento que lo era fue cantando por el árbitro como bola. ¿Qué hubiera ocurrido si Cepeda hubiera dado un home run con las bases llenas?
Son decisiones arbítrales que en el caso de ese juego no tuvo consecuencias y el equipo de Holguín pudo ganar el campeonato. Pero en la actual serie no podemos saber aun lo que una mala decisión podría traer consigo, desde una carrera inmerecida hasta un campeonato. ¿Dónde estaban los árbitros y dónde estarán ahora?
Por ejemplo en la actual semifinal de Occidente en las jugadas “apretadas”, como dicen algunos narradores de pelota, los quietos son para la novena de Industriales y los outs para la de Matanzas, decisiones que podemos ver en cámara lenta una y otra vez y en diferentes ángulos. Confiábamos en que a este nivel del campeonato esas equivocaciones no estarían a la orden del día, pero no ha sido así.
Esos errores han generado la derrota del equipo perjudicado en algún que otro juego. No creo que los árbitros, que se quedan tan tranquilos después de una decisión equivocada, pierdan el sueño por ello como si les sucedía a Alfredo Paz y a otros de sus contemporáneos que se caracterizaban por su honestidad en los juegos.
Se puede decir que el equipo de Matanzas enfrenta a Industriales y a los árbitros, y así siempre estará en desventaja, contra la pared, ya sea visitador o home club, y estas arbitrariedades de los árbitros, valga la redundancia, demuestran el bajo nivel técnico, independientemente de sus preferencias por una novena determinada como parece que este es el caso.
Como pude apreciar a lo largo de este y otros campeonatos hay otros equipos de Béisbol que tampoco tienen suerte con las decisiones “apretadas” de los árbitros, entre los que se incluyen Holguín, Santiago de Cuba y Las Tunas. Qué pasa con los del Oriente, o mejor dicho que ocurre con los señores que imparten justicia en los juegos de pelota.
En el juego decisivo entre Holguín y Sancti Spíritus por el Campeonato Nacional de Béisbol de 2002, con el juego ya con dos outs y las bases llenas en el noveno inigs ganando Holguín como home club 2 carreras por una, el lanzador zurdo holguinero Oscar Gil relevó a Orelvis Ávila.
Gil para ponchar a Frederich Cepeda, como pudo hacer al final, tuvo que tirarle cuatro strike, pues en la cuenta de dos y dos, un lanzamiento que lo era fue cantando por el árbitro como bola. ¿Qué hubiera ocurrido si Cepeda hubiera dado un home run con las bases llenas?
Son decisiones arbítrales que en el caso de ese juego no tuvo consecuencias y el equipo de Holguín pudo ganar el campeonato. Pero en la actual serie no podemos saber aun lo que una mala decisión podría traer consigo, desde una carrera inmerecida hasta un campeonato. ¿Dónde estaban los árbitros y dónde estarán ahora?
Por Lydia Esther Ochoa