Danel Castro ha logrado 11 temporadas por encima de 300 y tres sobre 350. Cosa que dice mucho de su calidad deportiva.....
Danel Castro Muñagorry (1976, Las Tunas) juega a la pelota casi en silencio, sin estridencias, muy a tono con su personalidad no tan expresiva. No obstante, jamás podremos catalogarlo como un hombre pasivo en los diamantes, porque su energía es intensa de campana a campana, nunca baja las revoluciones, da igual si es en un partido de pretemporada u otro definitorio en las instancias finales de un campeonato.
Danel Castro ha logrado 11 temporadas por encima de 300 y tres sobre 350.
Así se ha impuesto durante 19 campañas en el béisbol, aunque solo ha integrado la selección nacional en la Copa del Mundo del 2003 y el Tope Amistoso con los Orioles de Baltimore, donde impresionó con un fenomenal despliegue ofensivo.
Danel no ha parado nunca y se burla de los años, pues en las últimas cinco temporadas su rendimiento tiende al alza, incluso, tuvo la dicha de ayudar a Villa Clara a obtener el título doméstico luego de 18 años en el dique seco, aportando liderazgo y con el mismo entusiasmo del muchacho que jugaba pelota en Sabana la Mar, su tierra natal.
"Nací en un monte a tres kilómetros de Manatí, y ahí me apunté en boxeo con los activistas, pero cuando apareció el béisbol me cambié de deporte. Ya yo jugaba en un descargadero de ganado con los amigos del poblado, campeonatos fuertes de verdad. Recuerdo que hacíamos unos cuadros en la pared para jugar, algo así como ‘el taco’, solo que con una bola muy dura de piedra, hilo y esparadrapo."
Luego estuvo cerca de no ser pelotero, pues lo aprobaron en la Escuela de Profesores de Educación Física de Camagüey, solo que su papá le aconsejó que por sus antecedentes en el béisbol como tercer bate de los conjuntos provinciales podía imponerse, y así fue.
—¿Fue muy brusca tu entrada a la pelota?
—Imagínate, tenía 15 años cuando integro por primera vez Las Tunas, una etapa muy compleja porque había muchos peloteros establecidos. Pasé trabajo y como mi único deseo era jugar pedía que me bajaran a la Liga de Desarrollo para tener la oportunidad de salir al terreno. Por suerte, un día en Puerto Padre me pusieron en tercera y conecté cudrangular en mi debut contra Ciro Silvino Licea, ya después seguí con buen rendimiento ofensivo y me buscaron un hueco, lo mismo en la antesala que en segunda.
—Entonces, ¿el campo corto?
—Nunca pensé jugar de torpedero, porque Jorge Hierrezuelo era el titular, pero la ne-cesidad del equipo me puso allí teniendo en cuenta que ya conocía la posición en otras categorías y con empeño y dedicación logré establecerme.
—¿Es tu posición favorita?
—Sí, por allí salen muchas conexiones, pero la experiencia me ha dicho que yo no era campo corto, y no debido a problemas con el desplazamiento o en el brazo, sino porque mi fuerte estaba en el bateo y esa es una posición más defensiva. De todas formas, no hice tantos errores, anduve parejo con Germán Mesa y Eduardo Paret, que eran estrellas con el guante.
—¿Un verdugo entre lanzadores?
—Se me hizo muy difícil Pedro Luis Lazo. Tenía una fluidez en los movimientos impresionante, se enroscaba bien y sus sliders eran demasiado rápidos, nunca le pude conectar con facilidad.
—¿Secretos para mantener un nivel físico tan alto?
—¿Quieres que te diga? Yo entreno y trabajo mucho, una labor diaria y constante que es imprescindible para lograr un rendimiento alto más allá de la edad, pero considero que el secreto de la durabilidad está en mi niñez, en la alimentación que tuve por aquellos años en Sabana la Mar, me ha ayudado a conservar la vitalidad de una manera que nadie puede imaginar.
—¿Hasta dónde llegará Danel Castro?
—Todavía hago pesas, que me mantienen en forma, pero siento que algo dentro de mí se va apagando, una señal normal a los 37 años. Solo que me cuesta rendirme, ahora el equipo necesita que juegue en segunda y tengo que hacerlo, empezar a coger rollings para recuperar reflejos, algo que no hice en la preparación, pues yo pensaba solo estar de designado.
—Propósitos...
—Mi meta siempre fue ser un gran jonronero, pero mi constitución física no era para eso. Ahora pienso en los 2 000 jits, algo que se hace más complicado en este nuevo formato de solo 45 juegos, en el que necesitas clasificar o ser escogido como refuerzo para llegar a cien imparables por año. Yo confío en que cada una de las temporadas siguientes logre avanzar con Las Tunas o que me seleccionen para otro conjunto, y así seguro llegaré a mi objetivo.
—Amigos en el béisbol...
Esa es una palabra muy grande, yo prefiero decir que todos los peloteros son compañeros míos, porque en realidad he tenido buenas relaciones con cada uno. Si tuviera que decir nombres te mencionaría a Germán, Paret, Pierre, Linares, Kindelán, Pacheco, gente que donde quiera que nos vemos nos abrazamos. También Vargas, porque fuimos compañeros de cuarto sin ningún problema, a pesar de las diferentes personalidades que tenemos. Ya ves, muchos compañeros, a fin de cuentas el béisbol es mi vida.
Danel Castro Muñagorry (1976, Las Tunas) juega a la pelota casi en silencio, sin estridencias, muy a tono con su personalidad no tan expresiva. No obstante, jamás podremos catalogarlo como un hombre pasivo en los diamantes, porque su energía es intensa de campana a campana, nunca baja las revoluciones, da igual si es en un partido de pretemporada u otro definitorio en las instancias finales de un campeonato.
Danel Castro ha logrado 11 temporadas por encima de 300 y tres sobre 350.
Así se ha impuesto durante 19 campañas en el béisbol, aunque solo ha integrado la selección nacional en la Copa del Mundo del 2003 y el Tope Amistoso con los Orioles de Baltimore, donde impresionó con un fenomenal despliegue ofensivo.
Danel no ha parado nunca y se burla de los años, pues en las últimas cinco temporadas su rendimiento tiende al alza, incluso, tuvo la dicha de ayudar a Villa Clara a obtener el título doméstico luego de 18 años en el dique seco, aportando liderazgo y con el mismo entusiasmo del muchacho que jugaba pelota en Sabana la Mar, su tierra natal.
"Nací en un monte a tres kilómetros de Manatí, y ahí me apunté en boxeo con los activistas, pero cuando apareció el béisbol me cambié de deporte. Ya yo jugaba en un descargadero de ganado con los amigos del poblado, campeonatos fuertes de verdad. Recuerdo que hacíamos unos cuadros en la pared para jugar, algo así como ‘el taco’, solo que con una bola muy dura de piedra, hilo y esparadrapo."
Luego estuvo cerca de no ser pelotero, pues lo aprobaron en la Escuela de Profesores de Educación Física de Camagüey, solo que su papá le aconsejó que por sus antecedentes en el béisbol como tercer bate de los conjuntos provinciales podía imponerse, y así fue.
—¿Fue muy brusca tu entrada a la pelota?
—Imagínate, tenía 15 años cuando integro por primera vez Las Tunas, una etapa muy compleja porque había muchos peloteros establecidos. Pasé trabajo y como mi único deseo era jugar pedía que me bajaran a la Liga de Desarrollo para tener la oportunidad de salir al terreno. Por suerte, un día en Puerto Padre me pusieron en tercera y conecté cudrangular en mi debut contra Ciro Silvino Licea, ya después seguí con buen rendimiento ofensivo y me buscaron un hueco, lo mismo en la antesala que en segunda.
—Entonces, ¿el campo corto?
—Nunca pensé jugar de torpedero, porque Jorge Hierrezuelo era el titular, pero la ne-cesidad del equipo me puso allí teniendo en cuenta que ya conocía la posición en otras categorías y con empeño y dedicación logré establecerme.
—¿Es tu posición favorita?
—Sí, por allí salen muchas conexiones, pero la experiencia me ha dicho que yo no era campo corto, y no debido a problemas con el desplazamiento o en el brazo, sino porque mi fuerte estaba en el bateo y esa es una posición más defensiva. De todas formas, no hice tantos errores, anduve parejo con Germán Mesa y Eduardo Paret, que eran estrellas con el guante.
—¿Un verdugo entre lanzadores?
—Se me hizo muy difícil Pedro Luis Lazo. Tenía una fluidez en los movimientos impresionante, se enroscaba bien y sus sliders eran demasiado rápidos, nunca le pude conectar con facilidad.
—¿Secretos para mantener un nivel físico tan alto?
—¿Quieres que te diga? Yo entreno y trabajo mucho, una labor diaria y constante que es imprescindible para lograr un rendimiento alto más allá de la edad, pero considero que el secreto de la durabilidad está en mi niñez, en la alimentación que tuve por aquellos años en Sabana la Mar, me ha ayudado a conservar la vitalidad de una manera que nadie puede imaginar.
—¿Hasta dónde llegará Danel Castro?
—Todavía hago pesas, que me mantienen en forma, pero siento que algo dentro de mí se va apagando, una señal normal a los 37 años. Solo que me cuesta rendirme, ahora el equipo necesita que juegue en segunda y tengo que hacerlo, empezar a coger rollings para recuperar reflejos, algo que no hice en la preparación, pues yo pensaba solo estar de designado.
—Propósitos...
—Mi meta siempre fue ser un gran jonronero, pero mi constitución física no era para eso. Ahora pienso en los 2 000 jits, algo que se hace más complicado en este nuevo formato de solo 45 juegos, en el que necesitas clasificar o ser escogido como refuerzo para llegar a cien imparables por año. Yo confío en que cada una de las temporadas siguientes logre avanzar con Las Tunas o que me seleccionen para otro conjunto, y así seguro llegaré a mi objetivo.
—Amigos en el béisbol...
Esa es una palabra muy grande, yo prefiero decir que todos los peloteros son compañeros míos, porque en realidad he tenido buenas relaciones con cada uno. Si tuviera que decir nombres te mencionaría a Germán, Paret, Pierre, Linares, Kindelán, Pacheco, gente que donde quiera que nos vemos nos abrazamos. También Vargas, porque fuimos compañeros de cuarto sin ningún problema, a pesar de las diferentes personalidades que tenemos. Ya ves, muchos compañeros, a fin de cuentas el béisbol es mi vida.