Ya terminó la andadura cubana en la Liga Independiente Can-Am. Diez victorias y nueve derrotas fue el balance del plantel dirigido por Roger Machado, cuyas mayores fortalezas radicaron en la defensa y el pitcheo de relevo, pues el bateo tuvo múltiples altibajos y los abridores no se comportaron a la altura de las expectativas.
Hablamos hace un par de jornadas del escaso poder (solo tres jonrones) y del gran rendimiento con el guante, detalle este último sobre el cual podemos profundizar algo. Finalmente el elenco concluyó con diez marfiladas en 19 partidos (excelente promedio de 991), y los receptores capturaron al 34,5 % de los corredores que intentaron el robo.
Yosvani Alarcón prendió a ocho de los 17 que buscaron otra almohadilla, mientras Olber Peña sentenció a dos en igual cantidad de intentos. Pésimo en este sentido estuvo Osvaldo Vázquez, a quien le robaron diez y no pudo sacar a ningún corredor, llamado de atención este, porque en el escenario beisbolero internacional el robo es un modo de vida y los hombres veloces especializados en dicha labor abundan en cualquier equipo.
Sobre el desempeño de los máscaras sería muy positivo, además, conocer el criterio de los lanzadores respecto a su conducción y guía, asunto que muchas veces no tenemos muy en cuenta a la hora de tantear la categoría y el valor de un receptor.
En cuanto a los destinos de los pitchers, fue evidente la enorme brecha que se abrió: notables los relevistas (80 ponches en 76.2 entradas) y pésimos los abridores (49 en 78.1). Ningún miembro de la rotación tuvo efectividad inferior a 3.00, y en nueve de las aperturas no lograron completar su misión primordial, alcanzar el quinto capítulo.
Señalar con letras rojas el caso del pinareño Yosvani Torres, quien no pasó del cuarto episodio en ninguna de sus cuatro apariciones, con efectividad de 10.38 y promedio de embasados por entrada (WHIP) de 2.308, guarismos para nada correspondientes con su calidad. Muy lejos de las expectativas quedaron también Ulfrido García y Dachel Duquesne, con PCL de 12.00 y 8.10, por ese orden, al igual que Erlis Casanova (WHIP de 2.571).
De los abridores es complicado rescatar a alguno, porque Freddy Asiel Álvarez llegó al quinto episodio en todas sus salidas, pero tuvo efectividad de 5.14 y promedio 11.6 jits permitidos por cada nueve entradas, y Vladimir García dio más boletos (12) que ponches (11), con PCL de 4.67.
Tal vez dos de los menos valorados, Vladimir Baños y Yoanni Yera sí cumplieron como puntales de la rotación. Ambos acumularon dos salidas muy buenas, el pinareño amparado en su gran control (solo un boleto en 13 innings), mientras el yumurino respondió con efectividad de 3.44 a la carga de ancla del staff, pues sumó seis apariciones, tres de ellas como relevista.
Mención aparte merecen los apagafuegos, quienes se consolidaron en la cima del pitcheo. Miguel Lahera fue un coloso en las postrimerías, líder en efectividad del plantel (0.90), acompañado por Liván Moinelo (2.13), ambos con par de rescates. Además, otros sin mucha experiencia internacional como Lázaro Blanco, Yaifredo Domínguez y Frank Luis Medina probaron ser muy confiables viniendo desde el bullpen.
Hablamos hace un par de jornadas del escaso poder (solo tres jonrones) y del gran rendimiento con el guante, detalle este último sobre el cual podemos profundizar algo. Finalmente el elenco concluyó con diez marfiladas en 19 partidos (excelente promedio de 991), y los receptores capturaron al 34,5 % de los corredores que intentaron el robo.
Yosvani Alarcón prendió a ocho de los 17 que buscaron otra almohadilla, mientras Olber Peña sentenció a dos en igual cantidad de intentos. Pésimo en este sentido estuvo Osvaldo Vázquez, a quien le robaron diez y no pudo sacar a ningún corredor, llamado de atención este, porque en el escenario beisbolero internacional el robo es un modo de vida y los hombres veloces especializados en dicha labor abundan en cualquier equipo.
Sobre el desempeño de los máscaras sería muy positivo, además, conocer el criterio de los lanzadores respecto a su conducción y guía, asunto que muchas veces no tenemos muy en cuenta a la hora de tantear la categoría y el valor de un receptor.
En cuanto a los destinos de los pitchers, fue evidente la enorme brecha que se abrió: notables los relevistas (80 ponches en 76.2 entradas) y pésimos los abridores (49 en 78.1). Ningún miembro de la rotación tuvo efectividad inferior a 3.00, y en nueve de las aperturas no lograron completar su misión primordial, alcanzar el quinto capítulo.
Señalar con letras rojas el caso del pinareño Yosvani Torres, quien no pasó del cuarto episodio en ninguna de sus cuatro apariciones, con efectividad de 10.38 y promedio de embasados por entrada (WHIP) de 2.308, guarismos para nada correspondientes con su calidad. Muy lejos de las expectativas quedaron también Ulfrido García y Dachel Duquesne, con PCL de 12.00 y 8.10, por ese orden, al igual que Erlis Casanova (WHIP de 2.571).
De los abridores es complicado rescatar a alguno, porque Freddy Asiel Álvarez llegó al quinto episodio en todas sus salidas, pero tuvo efectividad de 5.14 y promedio 11.6 jits permitidos por cada nueve entradas, y Vladimir García dio más boletos (12) que ponches (11), con PCL de 4.67.
Tal vez dos de los menos valorados, Vladimir Baños y Yoanni Yera sí cumplieron como puntales de la rotación. Ambos acumularon dos salidas muy buenas, el pinareño amparado en su gran control (solo un boleto en 13 innings), mientras el yumurino respondió con efectividad de 3.44 a la carga de ancla del staff, pues sumó seis apariciones, tres de ellas como relevista.
Mención aparte merecen los apagafuegos, quienes se consolidaron en la cima del pitcheo. Miguel Lahera fue un coloso en las postrimerías, líder en efectividad del plantel (0.90), acompañado por Liván Moinelo (2.13), ambos con par de rescates. Además, otros sin mucha experiencia internacional como Lázaro Blanco, Yaifredo Domínguez y Frank Luis Medina probaron ser muy confiables viniendo desde el bullpen.