A diferencia de algunos peloteros cubanos que ven pasar los meses en República Dominicana sin que llegue el ansiado pacto de Grandes Ligas, Pablo Millán Fernández nunca se desesperó.

La voz de su niña de tres años, Beatriz María, desde Cuba le mantenía el corazón firme y el brazo duro para enfrentar los entrenamientos y la nueva vida que se abría delante del lanzador holguinero hasta que firmó un acuerdo de $8 millones con los Dodgers de Los Angeles.

"Ella me decía que entendía lo que yo estaba haciendo, y me decía: papi, yo sé que lo que te gusta es pitchear'', reveló el muchacho. "Ella, a su edad, no sabe mucho de las cosas del mundo, pero sus palabras me daban una gran fuerza para seguir adelante''.

Adelante significa ahora venir a Estados Unidos dentro de un par de semanas y sumarse al sistema de granja de los Dodgers para intentar la búsqueda de un puesto tan pronto como en los próximos dos meses.

Al menos ese es el plan que delinearon en conferencia telefónica los Dodgers, que están apostando con mucha intensidad a los peloteros cubanos, sumando más de $160 millones en acuerdos como los de Yasiel Puig ($42), Alex Guerrero ($28), Erisbel Arruebarrena ($25) y el último de Héctor Olivera ($62.5).

"Me sorprendió un poco ese pacto con Los Angeles, porque Boston había mostrado mayor interés, pero ellos quieren suplir la ausencia del coreano Hyun-Jiun Ryu debido a una lesión en el hombro'', explicó Millán. "Va a ser una grata experiencia encontrarme con esos compatriotas''.

Millán, que abandonó la isla a principio de julio pasado, era un agente libre sin restricciones al poseer 25 años de edad y siete temporadas de experiencia en Series Nacionales, lo cual liberaba a los Dodgers de pagar cualquier penalidad.

El holguinero se desempeñó fundamentalmente como relevista en la isla, pero los angelinos contemplan convertirlo en abridor, lo que será un reto para alguien que promediaba 59 entradas en Series Nacionales.

"No creo que tenga problemas en la transición, porque el cambio es enorme'', explicó Millán. "Es como si me hubieran sacado todo y vuelto a poner. Mi recta en Cuba llegaba a lo máximo a 88 millas. Ahora no bajo de las 90. Ya no tiro lateral, sino por encima del brazo, me cambiaron el ángulo de soltar la bola. Mi papá vino a visitarme y no me reconoció''.

Durante su paso por los torneos domésticos cubanos, tuvo balance de balance de 31-30 con 40 rescates y efectividad de 3.59 en 413.2 entradas, además de sumar 244 ponches y 126 bases por bolas.

Su mejor campaña se produjo en la 51 Serie Nacional, cuando terminó de líder en efectividad con 1.52 y rescató 18 juegos para ser llamado a la preselección nacional, aunque finalmente no pudo asistir al Clásico Mundial de Béisbol.

"Yo me decepcioné mucho, porque no creo que me dieron una oportunidad justa para ir al Clásico'', comentó Millán. "Y eso fue el principio de todo lo que está pasando ahora. Yo no conocía mucho de Grandes Ligas, pero de niño veía los juegos de El Duque Hernández, porque mi papá trabajaba en hoteles y me llevaba los videos de los Yankees. Cuando veía a El Duque, me erizaba. Me entraba un orgullo tremendo''.

Ahora, Millán tiene el chance de repetir esa historia para cualquier otro joven en la isla que pueda sentir la satisfacción de verlo triunfar en las Mayores.

"Creo que estoy condenado a triunfar, porque he dejado tantas cosas atrás, mi hija, mis padres, que todo eso me impulsa a dar más y más'', recalcó Millán. "Voy a poner en alto el nombre de Cuba. Ya he caminado mucho para quedarme en el mismo lugar''.