Siete suele ser un número de buena suerte, al menos eso es lo que piensa Jorge Soler cada vez que repasa su vida y se ubica justo en el momento actual, cuando muchos consideran que será la próxima gran estrella cubana de las Grandes Ligas.

Y es que luego de seis intentos fallidos de fuga y varias noches de prisión, Soler logró escapar de Cuba en el 2011 y establecer residencia en Haití antes de firmar un año más tarde un pacto de $30 millones y nueve temporadas con los Cachorros de Chicago.

“Se dice fácil, pero fueron seis veces en que todo parecía terminar y para un joven no es fácil verse en la cárcel’’, recordó Soler. “Pero tras la frustración inicial volvía ese impulso de escapar, de buscar una nueva vida’’.

Esa nueva vida tiene a Soler, de 22 años, al borde del estrellato, si es que lo sucedido a final de la temporada no resulta un espejismo, pues luego de conectar para .292 con cinco jonrones y 20 impulsadas en apenas un puñado de juegos.

De hechos, muchos en Chicago sueñan con ver a Soler convertido en candidato al premio de Novato del Año, pues todo parece indicar que su puesto en los jardines del Wrigley Field está asegurado.

“No voy a negar que pienso con ganar ese premio y lo tomo como un estímulo para echar el resto y dejarlo todo en el terreno’’, aseguró Soler. “Ya en la temporada pasad tuve una experiencia muy buena, pero fue apenas una probada de lo que pudiera venir en lo adelante’’.

Soler forma parte de un movimiento de jóvenes jugadores que esperan sacar a Chicago del marasmo en que se ha encontrado en los últimos tiempos y en el que sobresalen el puertorriqueño Javier Báez, el dominicano Starlin Castro, Anthony Rizzo y Kris Bryant.

Hubo un momento en que los Cachorros temieron por su inversión, porque en sus dos primeras contiendas en las Menores Soler tuvo una discreta producción ofensiva de .299 y .281 en el 2012 y 2013, respectivamente.

También padeció de lesiones y tuvo que lidiar con su cuota de indisciplinas, como cuando en abril del 2013 fue expulsado de un choque y luego se le vio dirigirse al banco rival blandiendo un bate.

“Es que el cambio fue muy complicado, yo era muy joven, no entendía muchas cosas’’, reconoció Soler. “Uno tiene que pasar por muchas experiencias para encontrar la claridad y el camino recto’’.

Al parecer, Soler encontró su camino y en el 2014 su línea de bateo en Doble A era de .415 con un OPS de .862 con seis cuadrangulares y 22 remolcadas, lo cual le valió una promoción a Triple A y, eventualmente, llegar a las Grandes Ligas en agosto.

Keith Low, un reconocido especialista en sabermetría –la nueva oleada de estadísticas- que trabajar para ESPN.com, colocó a Soler como el prospecto número 14 de una lista de 100 mejores en el béisbol, pero lo ubica como el segundo mejor jardinero.

De acuerdo con la proyección de este experto en enero pasado, Soler puede convertirse en un bateador con promedio entre los .270 a .280 con 25 o 30 vuelacercas, además de reconocer su espacio para desarrollarse como un jardinero sólido con un gran brazo.

Pero Soler sabe que las proyecciones matemáticas son números fríos que no recogen todo lo que esconde el corazón de una persona y no se le escapa el peso de las expectativas puestas en él.

Y el nuevo manager de los Cachorros, el respetadísimo Joe Maddon, ha recalcado que el tiempo de pasarles la mano por la espalda a los prospectos ha terminado y que todos serán evaluados con una mezcla de justeza y severidad.

“Esta temporada va a ser muy importante para mí en lo personal y para los Cachorros que esperan llegar lejos y competir’’, expresó Soler. “Me siento listo para dar un salto de calidad. Además, me siento comprometido con el gran momento que viven los cubanos en las Mayores. Es en días como estos en que miro hacia atrás y pienso en esos siete intentos de fuga. Entonces me digo que valió la pena’’.