Gracias a la presión popular, la dirección nacional de Béisbol anunció en una reunión con la prensa especializada, al término del primer tercio de la LIII Serie Nacional, la corrección de una medida incoherente: regular el sonido de las congas en los estadios a las pausas entre innings y los cambios de lanzadores.

En los últimos días, desde que se anunciara la “circular número 4 de la Comisión Nacional” el asombro y la molestia afloraron en cientos de seguidores del deporte nacional en un país típicamente musical.

La pretensión de controlar, en aras de la “concentración y la disciplina”, el complemento sonoro en los encuentros, recordó a buena parte de la afición las escenas del controvertido manager Víctor Mesa, reclamando por el efecto de la música en uno de los partidos que perdió en las semifinales del pasado campeonato.

Tal sin sentido, que ahora se adecua trasladando el recital de tambores y trompetas hacia los extremos de las bandas laterales, lejos de los bancos de cada equipo; fue respondido por el público cubano que las reclamó en cada plaza beisbolera de la Isla.

Errar es de humanos, pero los humanos que tienen la responsabilidad de dirigir el “mayor espectáculo sociocultural del país”, deberán concentrarse en asuntos menos musicales y evitar fallas como esta, que para muchos resultó una gota más en el vaso de las inconsistencias de la Comisión Nacional.

Hoy celebramos que la medida ya esté corregida. Finalmente triunfó la alegría y tendremos congas todo el tiempo porque nuestro pueblo las supo defender.