Uno de los mentores más preocupados para la venidera Serie Nacional es el cienfueguero Iday Abreu, pues de la noche a la mañana, su equipo ha sido removido desde los cimientos por lesiones, retiros, indisciplinas y salidas ilegales de jugadores claves, lo que hace mucho más complicado el camino al podio que conquistaron en la 50 y 52 edición, cuando terminaron con sendas medallas de bronce.

Es cierto que hemos visto a un mentor sureño cargado de nuevas esperanzas con la inyección de jóvenes figuras que lucirá en esta temporada, pero perder de un campeonato a otro a Osvaldo Arias y Norberto González (retiro), Adir Ferrán (lesión), José Dariel Abreu (salida ilegal) y Erisbel Arruebarruena (indisciplina grave en el entrenamiento) —por solo mencionar los de más reputación—, preocupa y tambalea más de un proyecto.

Veremos entonces a los bien llamados «Elefantes» con no pocos movimientos en su alineación regular, con roles más protagónicos para Johan Moncada, Pavel Quesada, Darián González, Yoelvis Leyva, Lázaro Rodríguez y Edwin Vassel, a quienes hemos visto en los topes de preparación con entrega, responsabilidad y muchas ganas de borrar «el cubo de agua fría» que le ha caído al conjunto en solo unos meses.

Incluso, Iday estuvo probando a Moncada en el jardín central, buscando reforzar los jardines y aprovechar más la juventud del talentoso pelotero, que en su segunda temporada debe enseñar más poder ofensivo y quizás asumir el tercer turno, para lo cual tiene condiciones de sobra.

El pitcheo cienfueguero todavía cuenta con tres ases que le han ganado varios juegos en temporadas precedentes. Noelvis Entenza, Jorge Hernández y Yuniel Leyva deben liderar los posibles abridores, en tanto Duniel Ibarra, Yasmani Insua y Leorisbel Sánchez pudieran aguantar como relevistas, aunque necesariamente habrá que introducir más caras jóvenes al staff, si quieren darle a sus seguidores por quinta ocasión la ubicación entre los ocho primeros, que bajo este sistema de competencia significa pasar a una segunda etapa.

Otra vez el juego rápido, arriesgado y trepidante que le gusta a Iday —fue el conjunto con más intentos de robo de base en las dos últimas campañas— pudiera darle unos cuantos éxitos y sacar de paso a más de un rival, aunque también necesitará reforzar su defensa, sobre todo la línea central: receptor, torpedero, segunda base y jardinero central.

Como otro elemento favorable para los sureños está su team work, que se gesta desde el entrenamiento y está enfocado en el clima de confianza y colectividad que lidera un colectivo de entrenadores capaz de sacar a Cienfuegos hace un lustro del anonimato en nuestras series nacionales y convertirlo en un elenco competitivo, ganador y medallista, a la par de las selecciones establecidas, dígase Industriales, Villa Clara, Santiago de Cuba, Ciego de Ávila, entre otras.

El presumible tambaleo pronosticado no solo pudiera expresarse en la tabla de posiciones, sino también en indicadores de juego que habían conquistado sus estelares: jonrones, por ciento de embasado, carreras producidas, por solo citar los ejemplos más elocuentes.

Cienfuegos hoy necesita con urgencia ese líder que pueda echarse el equipo encima y arrastrarlo con su desempeño a resultados iguales o superiores. ¿Podrá ser Moncada, podrá ser Entenza, podrá ser Pavel? Nadie lo sabe, como ahora mismo, si le preguntamos a Iday cuál idea lo perturba más, seguramente responderá: mantener a este equipo unido, disciplinado y con ganas de pelear en el terreno hasta el último out.

Y ese pensamiento merece respeto y consideración.