El pasado lunes 14 de diciembre una noticia enlutó el softbol cubano: el fallecimiento en Placetas de Carlos Caqui Fernández Pérez, posiblemente el mejor lanzador zurdo del llamado deporte de la bola blanda que ha tenido nuestro país.

Con su deceso en menos de seis meses el softbol villaclareño ha perdido dos de sus máximos exponentes, pues el pasado 4 de julio, dejó de existir el sagüero Roberto Pavé López Miranda.

Nacido el 6 de abril de 1965, Caqui Fernández formó parte de una generación de estrellas que situaron a la provincia en la cima de este deporte en el país junto a José Betharte, Valentín León, Alberto Ramírez, Leonardo Cárdenas, Pablo Mederos, Jorge Lamas, Ovidio Contreras, José Antonio Hidalgo, Daniel Domínguez y el mencionado Pavé López, entre otros.

Entre los tantos años buenos que tuvo en su carrera, pienso que necesariamente hay que destacar el de 1998, cuando guió a la selección de la Mayor de Las Antillas a la conquista de una presea dorada inédita en el campeonato panamericano realizado en Maracaibo, donde doblegó en un par de ocasiones a la poderosa escuadra de Estados Unidos, 3-2 y 4-0.

Días después, también en suelo venezolano, resultó uno de los baluartes en el triunfo criollo en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, lo cual unido a la corona nacional obtenida por Villa Clara, le dieron méritos suficientes para ser nominado como el Atleta del Año en Deportes Colectivos en la provincia. Antes había figurado en la relación de los diez mejores en 1990 y 1995.

El lauro centroamericano alcanzado en la tierra de Simón Bolívar y Hugo Chávez fue el tercero logrado en la magna justa multidisciplinaria regional por el zurdo placeteño, quien ya había lucido en su cuello la presea áurea en Ciudad México-1990 y Ponce-1993, para integrar junto a Jesús Echarte, José Luis Quintero, Héctor Meriño y sus comprovincianos Leonardo Cárdenas y Alberto Ramírez, el exclusivo club de los softbolistas cubanos que se han adjudicado un trío de metales de oro en estas lides.

En 1990 integró el elenco del Verde Caimán que rubricó una de sus más resonantes actuaciones a nivel internacional, tras ocupar el tercer puesto en la Copa Mundial de Retadores escenificada en Canadá, detrás del equipo anfitrión y Nueva Zelanda.

Un año más tarde, fue escogido como el lanzador zurdo del Todos Estrellas en el campeonato centroamericano realizado en Caracas, confrontación en la que Cuba se agenció el gallardete.

Asimismo, en Juegos Panamericanos dejó igualmente su impronta, al integrar la plantilla del plantel cubano que se apoderó de la medalla de bronce en La Habana 1991 y Mar del Plata 1995, aventajado únicamente por las poderosas formaciones de Canadá y Estados Unidos.

Todos estos resultados avalaron al zurdo de la Villa de Los Laureles para abrirse un espacio en el nicho de los inmortales del softbol cubano.