La Serie Nacional de Béisbol en busca de elevar su techo exhibe desde hace dos temporadas una nueva estructura en su sistema competitivo. El campeonato se encuentra dividido en dos etapas, los 16 equipos en pugna enfrentan 45 juegos iniciales para luchar por incluirse entre los ocho primeros del campeonato.
La segunda parte de 42 juegos, mucho más interesante a todas luces, permite a los ocho equipos clasificados reforzarse con siete peloteros de los conjuntos eliminados. La postemporada enfrenta a los cuatro sobrevivientes en dos play off al mejor de siete juegos, que en definitiva determinan el campeón de la pelota cubana.
En opinión de este comentarista la nueva forma de competición añade espectacularidad al campeonato cubano de Béisbol, aunque no soluciona de raíz el padecimiento estructural que vive la calidad de la Pelota y su concepción como mayor espectáculo nacional.
El hecho de definir durante dos momentos diferentes las clasificaciones a distintas fases hace que el campeonato gane en interés desde la afición y desde los propios medios de comunicación. Los refuerzos son un mal necesario, pues si bien limitan la cacareada territorialidad, aportan cierto nivel cualitativo a la segunda ronda.
No creo pertinente ampliar los partidos de la primera ronda ni mucho menos, creo que 45 juegos son más que suficientes para 16equipos, es cierto que la mitad del país pierde la posibilidad de acoger en sus respectivas provincias juegos de la Serie Nacional, pero me parece justo, un necesario estímulo para cada uno de los territorios a obtener buenos resultados competitivos. La territorialidad a ultranza, sin nivel competitivo real es la causante de buena parte de los males que padece el béisbol cubano.
Las soluciones desgraciadamente se encuentran en varios de sus acápites allende los mares, en el incremento del fogueo internacional, el regreso a las Series del Caribe, la inserción en las mejores ligas internacionales, la recuperación del trabajo en la base, un mayor estímulo de todo tipo a nuestros peloteros. Por ese camino se encuentran las posibilidades, en nuestras manos queda implementarlas.
La segunda parte de 42 juegos, mucho más interesante a todas luces, permite a los ocho equipos clasificados reforzarse con siete peloteros de los conjuntos eliminados. La postemporada enfrenta a los cuatro sobrevivientes en dos play off al mejor de siete juegos, que en definitiva determinan el campeón de la pelota cubana.
En opinión de este comentarista la nueva forma de competición añade espectacularidad al campeonato cubano de Béisbol, aunque no soluciona de raíz el padecimiento estructural que vive la calidad de la Pelota y su concepción como mayor espectáculo nacional.
El hecho de definir durante dos momentos diferentes las clasificaciones a distintas fases hace que el campeonato gane en interés desde la afición y desde los propios medios de comunicación. Los refuerzos son un mal necesario, pues si bien limitan la cacareada territorialidad, aportan cierto nivel cualitativo a la segunda ronda.
No creo pertinente ampliar los partidos de la primera ronda ni mucho menos, creo que 45 juegos son más que suficientes para 16equipos, es cierto que la mitad del país pierde la posibilidad de acoger en sus respectivas provincias juegos de la Serie Nacional, pero me parece justo, un necesario estímulo para cada uno de los territorios a obtener buenos resultados competitivos. La territorialidad a ultranza, sin nivel competitivo real es la causante de buena parte de los males que padece el béisbol cubano.
Las soluciones desgraciadamente se encuentran en varios de sus acápites allende los mares, en el incremento del fogueo internacional, el regreso a las Series del Caribe, la inserción en las mejores ligas internacionales, la recuperación del trabajo en la base, un mayor estímulo de todo tipo a nuestros peloteros. Por ese camino se encuentran las posibilidades, en nuestras manos queda implementarlas.