Concluido el primer tercio de la edición número 54 de la Serie Nacional de Béisbol en Cuba, hay varios aspectos sobresalientes que llaman poderosamente la atención de los especialistas y la entusiasta y conocedora afición que tiene este evento anual, el más masivo espectáculo en la Isla.

En cuanto a la posición de los 16 equipos participantes, por ejemplo, es sorprendente la actuación en esta etapa inicial de la novena de Las Tunas, que marcha en el segundo puesto con nueve victorias y cinco derrotas, solo superada por el campeón de la serie 51, Ciego de Ávila, que compila 11 y 4.

Desde que en la campaña número 17 (1977-78), cuando luego de la División Político-Administrativa del país cada nueva provincia comenzó a tener un equipo representativo en el campeonato nacional, la selección tunera fue tradicionalmente sotanera, al extremo de que tuvo que esperar 30 años para clasificarse, en la campaña 46, entre los mejores ocho equipos de la nación, éxito que repitió un año después en la edición 47 y después en la 51.

En la actual contienda, con un equipo bastante renovado y con algunas figuras  prometedoras, los Leñadores de Las Tunas perecen venir con nuevos bríos y dispuestos a mejorar el sexto lugar que lograron en la final de la serie 51, su mejor ubicación histórica.

Igualmente halagüeño resulta el desempeño en el primer tercio del torneo del conjunto de Artemisa – una de las dos nuevas provincias surgidas de la división de la antigua La Habana – que ya en el anterior campeonato logró ubicarse sorprendentemente entre los ocho mejores conjuntos de la nación y al parecer espera mantener y hasta mejorar sus resultados en el presente.

Los artemiseños (nueve triunfos y seis fracasos) están empatadas en el tercer puesto con el multicampeón Industriales y el pujante y poderoso conjunto de Matanzas, único que en las últimas tres campañas se ha ubicado entre los tres primeros, con dos subtítulos y un tercer lugar.

De forma colectiva, además de la brillante demostración de los tuneros y artemiseños, sobresale también el desempeño de los granmenses (siete triunfos y cinco fracasos) y guantanameros (8-7), que pese a notables ausencias y renovación en sus nóminas se ubican hasta la fecha entre los primeros ocho en la tabla de posiciones, es decir, en puestos de clasificación para los play off.

La pauta decepcionante del torneo la marca el también multicampeón Pinar del Río, uno de los cuatro grandes de la pelota cubana, que luego de titularse en la ediciones 50 y 53 de la serie, ahora marcha con apenas cuatro victorias y ocho derrotas, resultado  determinado fundamentalmente por su paupérrima ofensiva, que marcha última entre los 16 equipos, con apenas poco más de 200 de average colectivo.

Los  pinareños parecen cumplir nuevamente este año una “cábala” adversa que se ha manifestado con frecuencia en los últimos torneos beisboleros de la Isla: el campeón de una serie no clasifica en la siguiente entre los ocho primeros, por lo que no puede siquiera  defender su título.

Individualmente, las perspectivas son muy alentadoras, debido a la notable renovación que tiene la mayoría de los equipos participantes y las relevantes actuaciones de varios de  los más connotados prospectos de la pelota cubana, como los jóvenes lanzadores Vladimir Gutiérrez (Pinar del Río), Yaisel Sierra (Holguín) y Norge Luis Ruiz (Camagüey) o jugadores de posición como el jardinero Roel Santos (Granma) y el jugador de cuadro Lourdes Gourriel, Jr. (Industriales), entre otros muchos.

En la ofensiva destacan los mencionados Santos y Gourriel, líderes en average (553)  y carreras impulsadas (14), respectivamente, el santiaguero Alexei Bell, en hits (23) y slluging (745) y el tunero Yosvani Alarcón, con cinco jonrones. 

Falta un buen trecho por recorrer para culminar los 45 juegos de la etapa clasificatoria, pero en un torneo corto como el cubano, arrancar bien es de suma importancia, por lo que puede augurarse que en el actual campeonato ganarán el derecho a discutir el título algunos conjuntos que no estaban entre los favoritos de los “pronosticadores”.