Ya hace unos días que la preselección nacional de béisbol, que asumirá la misión de recuperar el cetro de los Juegos Panamericanos, entrena en el estadio Latinoamericano, bajo las órdenes del mentor Roger Machado, que a nuestro juicio no tiene la batuta solo porque ganó la 54 Serie Nacional, sino por demostrar que es un certero timonel, capaz de conducir cualquier nave a puerto seguro.
Voy a decir lo mismo que expresé en el programa televisivo Al duro y sin guante, al regreso del III Clásico Mundial, en marzo del 2013: “Creo que el béisbol cubano necesita de un director de selecciones, y que se vista de mentor solo con el equipo grande, a las competencias principales. El tiempo debe ser de cuatro años, entre Clásico y Clásico, que es la lid de más nivel”.
Y luego agregué que “puede ser el que tenemos ahora (era Víctor Mesa), Juan, Pedro o José, pero no debe dirigir en la Serie Nacional”. Hoy, cuando afortunadamente contamos con otro buen pelotero y destacado manager al frente de la escuadra cubana, digo lo mismo.
Un DT por ese periodo trabajaría en pos de una estrategia de desarrollo nacional, desde las categorías pequeñas hasta las mayores, con una organización del trabajo que le permita observar los diferentes estratos, con un equipo que facilite una visión general del comportamiento competitivo de los mejores jugadores cubanos en todos los niveles, tanto en el escenario doméstico como en el internacional.
Ese DT y su colectivo estarían también al tanto del principal certamen cubano de las bolas y los strikes, a mi modo de ver, la Serie Nacional y la Liga Cubana de Béisbol (noviembre-diciembre-enero, si por fin cambiamos en la temporada 56 el esquema competitivo de élite del béisbol cubano). Creo, además, que debe sentarse en la silla directiva mediante un contrato por ese tiempo, documento en el cual debe recogerse que si no hay un desempeño acorde con la exigencia de este deporte, ha de ser sustituido. No hay que temerle a esa manera de actuar. Carlo Ancelotti acaba de obtener el segundo lugar en la liga de fútbol más encumbrada del mundo, fue semifinalista de la Champions League, y acaban de prescindir de él en el Real Madrid.
La idea se la comenté a Víctor Mesa aquel mismo año 2013, cuando se celebraba el tope Cuba-Estados Unidos, en el estado de Nebraska. No sé si me entendió o si concordaba o no con el precepto, tampoco estaba obligado a ninguna de las dos. Ahora lo conversé con Roger Machado tras su toma de posesión, no perseguía que estuviera en sintonía conmigo, lo hice para ser consecuente.
Y no solo debe tener un tiempo el que conduzca al equipo Cuba, sino también y con el mismo criterio, el que lo haga en la provincia o en los equipos que formaríamos de cambiarse el formato competitivo en un futuro cercano.
¿Y por qué el director del Cuba no debe dirigir en la Serie Nacional?
No tendría la visión que comentamos; estaría siempre viendo como contrario al que podría ser uno de sus dirigidos y de esa manera sería juez y parte a la hora de escoger, momento en el cual perdería capacidad de seleccionador.
El director no se entrena, a quienes se entrena son a los atletas, él debe dirigir ese proceso de entrenamiento, por lo tanto no es necesario un examen competitivo para el que va a conducir un equipo, sea el nacional o el de la provincia, si bien en ningún caso puede ser un improvisado. Si le entregamos la dirección a un mentor por un resultado, estaríamos cometiendo el grave error de ponerlo a competir por el título y por el cargo y esas cotas son incompatibles para un solo aspirante, pues desviaría la atención del principal objetivo, ganar el certamen en el que es director.
La experiencia de cuatro años no fue un estreno con Víctor Mesa, en este mismo siglo XXI, Higinio Vélez lo hizo entre el 2001 y el 2005, pero a diferencia del villaclareño-matancero no actuó en las series nacionales, aunque luego se cometió el peor de los errores, casi una enajenación, quedó de mentor y director del deporte en el país al mismo tiempo. Antes, Jorge Fuentes fue conductor por un periodo similar y, más atrás en el tiempo, Servio Borges, quien tuvo más cargos en el movimiento deportivo que peloteros a su mando.
No estoy en contra de la designación de Roger, que más que justa me parece sabia, en lo que sí no estoy a favor es en dar la dirección del equipo nacional por resultados competitivos. En ese caso, Víctor es un mentor muy estable en los últimos cinco años y, por otro lado, ¿habrá en esta temporada un resultado más grande que el de José Luis Rodríguez Pantoja con la Isla de la Juventud?
Voy a decir lo mismo que expresé en el programa televisivo Al duro y sin guante, al regreso del III Clásico Mundial, en marzo del 2013: “Creo que el béisbol cubano necesita de un director de selecciones, y que se vista de mentor solo con el equipo grande, a las competencias principales. El tiempo debe ser de cuatro años, entre Clásico y Clásico, que es la lid de más nivel”.
Y luego agregué que “puede ser el que tenemos ahora (era Víctor Mesa), Juan, Pedro o José, pero no debe dirigir en la Serie Nacional”. Hoy, cuando afortunadamente contamos con otro buen pelotero y destacado manager al frente de la escuadra cubana, digo lo mismo.
Un DT por ese periodo trabajaría en pos de una estrategia de desarrollo nacional, desde las categorías pequeñas hasta las mayores, con una organización del trabajo que le permita observar los diferentes estratos, con un equipo que facilite una visión general del comportamiento competitivo de los mejores jugadores cubanos en todos los niveles, tanto en el escenario doméstico como en el internacional.
Ese DT y su colectivo estarían también al tanto del principal certamen cubano de las bolas y los strikes, a mi modo de ver, la Serie Nacional y la Liga Cubana de Béisbol (noviembre-diciembre-enero, si por fin cambiamos en la temporada 56 el esquema competitivo de élite del béisbol cubano). Creo, además, que debe sentarse en la silla directiva mediante un contrato por ese tiempo, documento en el cual debe recogerse que si no hay un desempeño acorde con la exigencia de este deporte, ha de ser sustituido. No hay que temerle a esa manera de actuar. Carlo Ancelotti acaba de obtener el segundo lugar en la liga de fútbol más encumbrada del mundo, fue semifinalista de la Champions League, y acaban de prescindir de él en el Real Madrid.
La idea se la comenté a Víctor Mesa aquel mismo año 2013, cuando se celebraba el tope Cuba-Estados Unidos, en el estado de Nebraska. No sé si me entendió o si concordaba o no con el precepto, tampoco estaba obligado a ninguna de las dos. Ahora lo conversé con Roger Machado tras su toma de posesión, no perseguía que estuviera en sintonía conmigo, lo hice para ser consecuente.
Y no solo debe tener un tiempo el que conduzca al equipo Cuba, sino también y con el mismo criterio, el que lo haga en la provincia o en los equipos que formaríamos de cambiarse el formato competitivo en un futuro cercano.
¿Y por qué el director del Cuba no debe dirigir en la Serie Nacional?
No tendría la visión que comentamos; estaría siempre viendo como contrario al que podría ser uno de sus dirigidos y de esa manera sería juez y parte a la hora de escoger, momento en el cual perdería capacidad de seleccionador.
El director no se entrena, a quienes se entrena son a los atletas, él debe dirigir ese proceso de entrenamiento, por lo tanto no es necesario un examen competitivo para el que va a conducir un equipo, sea el nacional o el de la provincia, si bien en ningún caso puede ser un improvisado. Si le entregamos la dirección a un mentor por un resultado, estaríamos cometiendo el grave error de ponerlo a competir por el título y por el cargo y esas cotas son incompatibles para un solo aspirante, pues desviaría la atención del principal objetivo, ganar el certamen en el que es director.
La experiencia de cuatro años no fue un estreno con Víctor Mesa, en este mismo siglo XXI, Higinio Vélez lo hizo entre el 2001 y el 2005, pero a diferencia del villaclareño-matancero no actuó en las series nacionales, aunque luego se cometió el peor de los errores, casi una enajenación, quedó de mentor y director del deporte en el país al mismo tiempo. Antes, Jorge Fuentes fue conductor por un periodo similar y, más atrás en el tiempo, Servio Borges, quien tuvo más cargos en el movimiento deportivo que peloteros a su mando.
No estoy en contra de la designación de Roger, que más que justa me parece sabia, en lo que sí no estoy a favor es en dar la dirección del equipo nacional por resultados competitivos. En ese caso, Víctor es un mentor muy estable en los últimos cinco años y, por otro lado, ¿habrá en esta temporada un resultado más grande que el de José Luis Rodríguez Pantoja con la Isla de la Juventud?