La pobre actuación de los equipos de las cinco provincias orientales es uno de los aspectos que ha llamado más poderosamente la atención en la edición 52 de la Serie Nacional de Béisbol en Cuba, cuya novedosa estructura ha generado múltiples y controvertidas opiniones, tanto de los comentaristas de la prensa como de la conocedora y apasionada afición de la Isla.
Ello resulta especialmente significativo porque en los últimos años, cuando estaba establecida en el torneo beisbolero cubano la absurda división en dos “zonas” que remedaban las dos ligas “Grandes”, había evidentes manifestaciones de que la llave del este era como promedio más fuerte que la del oeste, pues en el oriente había más paridad cualitativa entre los conjuntos, mientras en occidente se agrupaban unas selecciones muy fuertes y otras que por su debilidad podían descartarse de la lucha por la clasificación.
Baste decir, por ejemplo, que en la anterior Serie Nacional, la número 51, el equipo de Santiago de Cuba no pudo clasificar para los play off en la llave oriental, mientras Sancti Spíritus, con cuatro victorias menos y tres derrotas más que los orientales, sí clasificó por la parte occidental.
Afortunadamente, por mucho que la critiquen algunos, la nueva estructura puesta en práctica en el actual campeonato tiene la virtud indiscutible de que eliminó la posibilidad de que ocurran injusticias tan lamentables como aquella, pues si los 16 equipos juegan “todos contra todos” la misma cantidad de partidos y con el mismo reglamento, es elementalmente obvio que deben clasificar los ocho primeros, sin que se tome en cuenta la región del país a la que pertenezcan.
Retomando el tema que nos ocupa, para la mayoría ha resultado asombroso el aparentemente inexplicable vuelco que, de un año a otro, presenta la tabla de posiciones del actual campeonato.
El hecho cierto es que, cuando acaba de finalizar el segundo tercio de la primera fase del torneo, ninguno de los cinco conjuntos de la parte más oriental de la Isla está entre los ocho que pasarán a discutir el título nacional en la segunda atapa. Sólo Villa Clara y Ciego de Ávila, provincias del centro del país, pero que integraban la ya tristemente célebre “zona oriental”, están en puestos clasificatorios.
Algunos comentaristas de la televisión nacional han insistido con bastante frecuencia en el tema, pero, en mi modesto criterio, sin ahondar en las principales causas que han creado esta situación.
Sería absurdo, poco inteligente y por demás inútil que intentáramos “justificar” algunas cosas injustificables, pero me parece injusto que en algunos casos se “haga leña del árbol caído”, sin mencionar siquiera las causas fundamentales que han ocasionado esa caída.
El infortunado desempeño del multicampeón Santiago de Cuba, uno de los “cuatro grandes” de la pelota cubana, es el caso más connotado y lamentable.
No tengo elementos de juicio para saber si, como alguien comentó en la TV nacional, no se ha realizado en la heroica provincia un buen trabajo para garantizar el lógico relevo generacional en su laureado equipo de pelota.
Pero lo objetivo, lo real, lo que sí todos conocemos y algunos parecen ignorar al hablar de los actuales resultados de los indómitos, es que, en los últimos tiempos, los santiagueros han debido enfrentar la ausencia definitiva o temporal de varias de sus principales estrellas (entre ellas Vera, Meriño, Nava, Olivera, Reutilio y Bell), debido al retiro, enfermedades, lesiones y hasta deserciones. Esa situación ha hecho crisis en la actual temporada y … no podemos pedirle peras al olmo.
Resulta evidente que Santiago deberá trabajar duro y esperar algunos años para poder agrupar nuevamente una selección capaz de continuar añadiendo éxitos a su rico historial en el béisbol cubano.
A propósito de los lauros de Santiago, he escuchado decir y leído decenas de veces que Industriales es el equipo que más títulos (12) ha obtenido desde que se instauraron las series nacionales del béisbol revolucionario, lo que es cierto, por supuesto.
Sin embargo, no menos cierto resulta que se precisa poco que es, también, el único conjunto que ha participado con ese nombre en 51 de las 52 series, en las primeras de las cuales sólo intervenían cuatro selecciones. Santiago sólo ha jugado con ese nombre en los últimos 36 torneos, con 16 y hasta más equipos, y ha ganado ocho campeonatos. Una sencilla operación aritmética demuestra que, proporcionalmente, ambos equipos tienen méritos similares . De eso nadie habla.
Las Tunas, que luego de ser tradicional sotanero durante muchos años logró clasificar tres veces a los play off en los últimos años, y ya en la anterior temporada se ubicó en un meritorio sexto lugar nacional, ha sido minado en la actual campaña por la ausencia, debido a diversas causas, de su torpedero titular Alexánder Guerrero, el más bateador entre los defensores de esa posición en la pelota cubana, el antesalista Yordanis Alarcón, también regular en las últimas temporadas, los lanzadores Dael Mejías y Rigoberto Cabrera, dos pilares en su staff de pitcheo, y hace pocos días, para colmo de males, su receptor titular Yosvani Alarcón.
Guantánamo no ha contado con Dalier Hinojosa, su principal lanzador, integrante incluso de los últimos equipos “Cuba”, y al igual que Santiago ha sido afectado en las últimas subseries por lesiones de figuras esenciales como el estelar inicialista Yoennis Southeran y el formidable jardinero Georvis Duvergel.
El panorama de Granma es diferente: Muy bajo rendimiento de su pitcheo, unido a sus tradicionales deficiencias defensivas, factores adversos que no ha podido contrarrestar con su reconocida fuerza ofensiva.
Los holguineros, en mi criterio, están jugando a su nivel.
No ha terminado la etapa clasificatoria, faltan aún 15 juegos y hay dos equipos orientales (Las Tunas y Guantánamo) que están de lleno en la pelea por incluirse entre los ocho que irán a la segunda y definitoria fase a discutir el título nacional.
Resulta innegable que los orientales están actualmente “en baja”, pero nadie espere que esa situación temporal se mantendrá en venideras campañas.
Las aguas irán tomando su nivel.
Ello resulta especialmente significativo porque en los últimos años, cuando estaba establecida en el torneo beisbolero cubano la absurda división en dos “zonas” que remedaban las dos ligas “Grandes”, había evidentes manifestaciones de que la llave del este era como promedio más fuerte que la del oeste, pues en el oriente había más paridad cualitativa entre los conjuntos, mientras en occidente se agrupaban unas selecciones muy fuertes y otras que por su debilidad podían descartarse de la lucha por la clasificación.
Baste decir, por ejemplo, que en la anterior Serie Nacional, la número 51, el equipo de Santiago de Cuba no pudo clasificar para los play off en la llave oriental, mientras Sancti Spíritus, con cuatro victorias menos y tres derrotas más que los orientales, sí clasificó por la parte occidental.
Afortunadamente, por mucho que la critiquen algunos, la nueva estructura puesta en práctica en el actual campeonato tiene la virtud indiscutible de que eliminó la posibilidad de que ocurran injusticias tan lamentables como aquella, pues si los 16 equipos juegan “todos contra todos” la misma cantidad de partidos y con el mismo reglamento, es elementalmente obvio que deben clasificar los ocho primeros, sin que se tome en cuenta la región del país a la que pertenezcan.
Retomando el tema que nos ocupa, para la mayoría ha resultado asombroso el aparentemente inexplicable vuelco que, de un año a otro, presenta la tabla de posiciones del actual campeonato.
El hecho cierto es que, cuando acaba de finalizar el segundo tercio de la primera fase del torneo, ninguno de los cinco conjuntos de la parte más oriental de la Isla está entre los ocho que pasarán a discutir el título nacional en la segunda atapa. Sólo Villa Clara y Ciego de Ávila, provincias del centro del país, pero que integraban la ya tristemente célebre “zona oriental”, están en puestos clasificatorios.
Algunos comentaristas de la televisión nacional han insistido con bastante frecuencia en el tema, pero, en mi modesto criterio, sin ahondar en las principales causas que han creado esta situación.
Sería absurdo, poco inteligente y por demás inútil que intentáramos “justificar” algunas cosas injustificables, pero me parece injusto que en algunos casos se “haga leña del árbol caído”, sin mencionar siquiera las causas fundamentales que han ocasionado esa caída.
El infortunado desempeño del multicampeón Santiago de Cuba, uno de los “cuatro grandes” de la pelota cubana, es el caso más connotado y lamentable.
No tengo elementos de juicio para saber si, como alguien comentó en la TV nacional, no se ha realizado en la heroica provincia un buen trabajo para garantizar el lógico relevo generacional en su laureado equipo de pelota.
Pero lo objetivo, lo real, lo que sí todos conocemos y algunos parecen ignorar al hablar de los actuales resultados de los indómitos, es que, en los últimos tiempos, los santiagueros han debido enfrentar la ausencia definitiva o temporal de varias de sus principales estrellas (entre ellas Vera, Meriño, Nava, Olivera, Reutilio y Bell), debido al retiro, enfermedades, lesiones y hasta deserciones. Esa situación ha hecho crisis en la actual temporada y … no podemos pedirle peras al olmo.
Resulta evidente que Santiago deberá trabajar duro y esperar algunos años para poder agrupar nuevamente una selección capaz de continuar añadiendo éxitos a su rico historial en el béisbol cubano.
A propósito de los lauros de Santiago, he escuchado decir y leído decenas de veces que Industriales es el equipo que más títulos (12) ha obtenido desde que se instauraron las series nacionales del béisbol revolucionario, lo que es cierto, por supuesto.
Sin embargo, no menos cierto resulta que se precisa poco que es, también, el único conjunto que ha participado con ese nombre en 51 de las 52 series, en las primeras de las cuales sólo intervenían cuatro selecciones. Santiago sólo ha jugado con ese nombre en los últimos 36 torneos, con 16 y hasta más equipos, y ha ganado ocho campeonatos. Una sencilla operación aritmética demuestra que, proporcionalmente, ambos equipos tienen méritos similares . De eso nadie habla.
Las Tunas, que luego de ser tradicional sotanero durante muchos años logró clasificar tres veces a los play off en los últimos años, y ya en la anterior temporada se ubicó en un meritorio sexto lugar nacional, ha sido minado en la actual campaña por la ausencia, debido a diversas causas, de su torpedero titular Alexánder Guerrero, el más bateador entre los defensores de esa posición en la pelota cubana, el antesalista Yordanis Alarcón, también regular en las últimas temporadas, los lanzadores Dael Mejías y Rigoberto Cabrera, dos pilares en su staff de pitcheo, y hace pocos días, para colmo de males, su receptor titular Yosvani Alarcón.
Guantánamo no ha contado con Dalier Hinojosa, su principal lanzador, integrante incluso de los últimos equipos “Cuba”, y al igual que Santiago ha sido afectado en las últimas subseries por lesiones de figuras esenciales como el estelar inicialista Yoennis Southeran y el formidable jardinero Georvis Duvergel.
El panorama de Granma es diferente: Muy bajo rendimiento de su pitcheo, unido a sus tradicionales deficiencias defensivas, factores adversos que no ha podido contrarrestar con su reconocida fuerza ofensiva.
Los holguineros, en mi criterio, están jugando a su nivel.
No ha terminado la etapa clasificatoria, faltan aún 15 juegos y hay dos equipos orientales (Las Tunas y Guantánamo) que están de lleno en la pelea por incluirse entre los ocho que irán a la segunda y definitoria fase a discutir el título nacional.
Resulta innegable que los orientales están actualmente “en baja”, pero nadie espere que esa situación temporal se mantendrá en venideras campañas.
Las aguas irán tomando su nivel.