Luego de tres victorias iniciales, el equipo Cuba de béisbol acumula cuatro derrotas en línea en la Liga Canadiense-Americana (Can-Am), y ya algunos aficionados empiezan a mostrar preocupación.

Creo que ese es uno de los males que tiene a veces nuestra pelota, que sus seguidores quieren ganar siempre, y eso es imposible, mucho más cuando se trata de un equipo que desde su conformación no cuenta en su roster con todo lo mejor que posee Cuba en este momento.

Al mezclar juventud y experiencia no se puede esperar que se ganen todos los juegos, porque se trata además de rivales que ya cuando llegó nuestra selección nacional llevaban varios desafíos efectuados y tenían un mejor engranaje de sus piezas.

El torneo debe tomarse como ensayo, y sobre todo para que ganen en confianza los más jóvenes, así lo expusimos en estas mismas páginas antes de que se lanzara la primera pelota.

En este sentido, me alegra que Ariel Martínez y Norel González hayan tenido (y aprovechado) sus oportunidades al bate, aunque Yulián Milián suma una sola comparecencia en el plato, y de seguir así las cosas no sé si gozará de mucho más.

Los lanzadores han podido actuar un poco más, y en este sentido merecen destaque los noveles Liomil González (0.00 en 1.2 entradas de labor, con tres ponches), Yasmany Hernández (inmaculado en un rollo), Frank Luis Medina (2.07 en 4.1, con tres estrucados) y José Ramón Rodríguez (2.45 en 7.1, con nueve chocolates).

Son pocos los innings trabajados, pero estimula verlos así, cuando se trata de nuestro principal Talón de Aquiles. Por cierto, en esta misma Liga Lázaro Blanco va como sublíder en triunfos (3) y promedio de carreras limpias (2.25), vistiendo la franela de los Capitales de Québec.

Recordamos que el propósito del cuerpo técnico antes de partir era ganar más de lo que perdían, pero lanzando para 6.20 (antepenúltimos) es muy complicado alcanzar victorias. No obstante, prefiero que el peso de la actuación lo lleven los más inexpertos, aunque no se cumpla ese propósito.