Aun cuando el equipo de Industriales lograra este lunes esquivar la escoba cienfueguera que le pisaba los pies, hay que reconocer que el arranque de los capitalinos en el segundo tramo de la presente Serie Nacional no ha ocurrido ni con la velocidad, ni el sentido esperado.

Claro, que apenas se trata de los primeros cinco partidos del segmento, pero llama la atención que en estas dos primeras sub series haya sido el pitcheo el punto más flaco de los Azules. Y sucede porque el estratega Lázaro Vargas utilizó todas sus opciones de reforzar su nómina para apuntalar su staff de lanzadores.

Hasta el momento, la «jugada» no le ha rendido los frutos esperados. El cuarteto de serpentineros importado desde Las Tunas no ha mostrado, de momento, todo su potencial. Al menos, no todo el esperado para justificar la elección.

Tres de ellos —Carlos Juan Viera, Yudier Rodríguez y Yoandy Fernández— fueron destinados a la segunda línea, precisamente uno de los flancos por los que ha hecho agua la nave capitalina. De conjunto han participado en cinco rescates, permitiendo 12 carreras, de ellas diez limpias en solo 6.2 entradas de actuación.

Pero ellos no son los únicos responsables, pues quienes venían desempeñándose sin mucha fortuna en esas funciones desde el inicio de la campaña han acumulado similares o peores numeritos. Y si a eso se le suma la errática defensa —promedio de poco más de dos pifias por juego— y una falta de oportunidad ofensiva que ha dejado a 43 hombres en base —algunos en momentos cruciales—, la ecuación arroja como resultado el retroceso de par de escaños en la tabla de posiciones.

Mejor le ha ido hasta el momento al avileño Roger Machado con la selección de el santiaguero Danny Betancourt y el artemiseño Miguel Lahera, al pinero Johnson con el zurdo Yulieski González, o al villaclareño Moré con el diestro Jonder Martínez, por solo citar algunos ejemplos.