Comenzamos con los hechos, bien escasos. El zurdo de los Cincinnati Reds Aroldis Chapman, el hombre que muchos creen que es el más rápido de los lanzadores que nunca ha existido, tiró un lanzamiento el lunes por la noche. Este lanzamiento fue una rápida. La recta fue alta y adentro y podía haber decapitado al bateador, Andrew McCutchen. Los hechos acaban ahí.
Inmediatamente después de este lanzamiento, tres pedazos de información empezaron a circular como hechos. El marcador en el Great American Ball Park en Cincinnati mostraba que la velocidad del lanzamiento era de 106 mph. El cajetín de la esquina superior derecha de la retransmisión de la Fox Sports Ohio indicaba 105 mph. El sistema PITCHf/x, una maravilla científica que hay en todos los campos de la major league, formado por tres cámaras para identificar la velocidad de un lanzamiento a la décima parte de una milla por hora, dijo que el lanzamiento del zurdo Chapman fue de 102,4 mph. Al menos uno debe de ser correcto. Quizás ninguno.
La época más dura de lanzadores que ha existido en la Major League Baseball está sobre nosotros, en la que los equipos intentan poner más velocidad a sus lanzadores para así minimizar a sus oponentes. Considerando que las 100 mph fue el umbral de leyenda, el PITCHf/x midió el pasado septiembre un lanzamiento de Chapman a 105,1 mph, conmemorándolo con un tatuaje de esos cuatro dígitos en su muñeca.
Quizás Chapman necesite ahora un nuevo tattoo, depende de lo que el se crea. A menos que una de las rectas de Chapman viajara a través de Matrix, otra en el Código Fuente y la tercera en la realidad, nos deja con una pregunta más apropiada a una clase de filosofía que a una discusión de béisbol.
¿Como puede ser que un lanzamiento viaje a tres velocidades diferentes?
Aroldis Chapman mostró por primera vez su bola rápida al público americano durante el World Baseball Classic 2009, cuando era pitcher de Cuba. Llegó a las 100 mph, una cifra asombrosa para cualquiera, pero más aún para un zurdo, lo cual activo la glándula salival de todos los scouts que estaban en el estadio.
Cuando Chapman desertó en Holanda e hizo su viaje a los Estados Unidos, la Guerra de ofertas comenzó. Cincinnati firmó a Chapman por una suma de 30,25 millones de dólares, dejándolo abrir en 13 partidos de Double-A, pasado entonces a relevo y viendo como su punta de velocidad era aún mayor. Durante el lanzamiento, Chapman tuerce su cuerpo de 6,4 pies y 200 libras como un contorsionista y se libera en una furiosa extensión de sus largos miembros. Chapman convierte su lanzamiento en todo un evento: el ruido que hace cuando se golpea el guante, la estela de vapor virtual que deja a su paso y el sonido que emite la multitud cuando se encienden las bombillas al lado del marcador de las MPH.
Chapman puso al público en pie ovacionándolo durante la derrota 9-3 del pasado lunes cuando la pistola del estadio indicó 106 mph. Sus otros lanzamientos estuvieron en las 100 mph, un signo prometedor después de estar en el banquillo cuatro días para descansar su brazo después de una actuación en que su velocidad estuvo muy por debajo, y luego, de la nada, aparecen las 106.
Un radar de la marca Stalker, en la zona de los scouts detrás del home, capturó la lectura y la envió al marcador. Entre los scots, la reputación de la marca Stalker es irrefutable. Conjuntamente con Jugs, están considerados los mejores radares del mercado. Pueden capturar el movimiento de objetos hasta una velocidad de 800 mph
Inmediatamente después de este lanzamiento, tres pedazos de información empezaron a circular como hechos. El marcador en el Great American Ball Park en Cincinnati mostraba que la velocidad del lanzamiento era de 106 mph. El cajetín de la esquina superior derecha de la retransmisión de la Fox Sports Ohio indicaba 105 mph. El sistema PITCHf/x, una maravilla científica que hay en todos los campos de la major league, formado por tres cámaras para identificar la velocidad de un lanzamiento a la décima parte de una milla por hora, dijo que el lanzamiento del zurdo Chapman fue de 102,4 mph. Al menos uno debe de ser correcto. Quizás ninguno.
La época más dura de lanzadores que ha existido en la Major League Baseball está sobre nosotros, en la que los equipos intentan poner más velocidad a sus lanzadores para así minimizar a sus oponentes. Considerando que las 100 mph fue el umbral de leyenda, el PITCHf/x midió el pasado septiembre un lanzamiento de Chapman a 105,1 mph, conmemorándolo con un tatuaje de esos cuatro dígitos en su muñeca.
Quizás Chapman necesite ahora un nuevo tattoo, depende de lo que el se crea. A menos que una de las rectas de Chapman viajara a través de Matrix, otra en el Código Fuente y la tercera en la realidad, nos deja con una pregunta más apropiada a una clase de filosofía que a una discusión de béisbol.
¿Como puede ser que un lanzamiento viaje a tres velocidades diferentes?
Aroldis Chapman mostró por primera vez su bola rápida al público americano durante el World Baseball Classic 2009, cuando era pitcher de Cuba. Llegó a las 100 mph, una cifra asombrosa para cualquiera, pero más aún para un zurdo, lo cual activo la glándula salival de todos los scouts que estaban en el estadio.
Cuando Chapman desertó en Holanda e hizo su viaje a los Estados Unidos, la Guerra de ofertas comenzó. Cincinnati firmó a Chapman por una suma de 30,25 millones de dólares, dejándolo abrir en 13 partidos de Double-A, pasado entonces a relevo y viendo como su punta de velocidad era aún mayor. Durante el lanzamiento, Chapman tuerce su cuerpo de 6,4 pies y 200 libras como un contorsionista y se libera en una furiosa extensión de sus largos miembros. Chapman convierte su lanzamiento en todo un evento: el ruido que hace cuando se golpea el guante, la estela de vapor virtual que deja a su paso y el sonido que emite la multitud cuando se encienden las bombillas al lado del marcador de las MPH.
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