Los Sánchez, familia de destacados beisbolistas cubanos, añadieron a su palmarés al tercero de esa dinastía que arriba a los mil hits en Series Nacionales, el estelar jardinero del equipo de Matanzas Ariel Sánchez.
El pelotero, que batea y tira a la zurda, arribó en fecha reciente al millar de inatrapables y se unió, con esa respetable cifra, a sus tíos Wilfredo y Fernando, oriundos todos del municipio de Jovellanos, a 150 kilómetros al este de La Habana.
Ariel, que usa el número 23 en su espalda, acumuló esa cantidad de incogibles en nueve temporadas para un promedio de 111 por campaña, y en siete de ellas ha bateado por encima de .340.
Pieza importante en la actual LIII Serie Nacional del deporte de las bolas y los strikes, ha ocupado diferentes turnos al bate entre los regulares de los llamados cocodrilos donde sobresale por igual con un toque de bola que con un bambinazo tras las cercas.
Ariel comentó al semanario Girón que Wilfredo y Fernando le insisten en ser disciplinado en el terreno, y lo regañan cuando no entra en conteo, "y mi padre suele criticarme si hago algo mal".
Su progenitor es Arturo, quien se desempeñó en la intermedia en selecciones matanceras durante varios años.
Como proyecciones, "mejorar más el rendimiento y continuar el rigor de los entrenamientos para levantar mis números".
"Cuanto hago es para aportar al colectivo y, en particular, para la afición que nos sigue y estimula con su presencia en el estadio", enfatizó.
El pelotero, que batea y tira a la zurda, arribó en fecha reciente al millar de inatrapables y se unió, con esa respetable cifra, a sus tíos Wilfredo y Fernando, oriundos todos del municipio de Jovellanos, a 150 kilómetros al este de La Habana.
Ariel, que usa el número 23 en su espalda, acumuló esa cantidad de incogibles en nueve temporadas para un promedio de 111 por campaña, y en siete de ellas ha bateado por encima de .340.
Pieza importante en la actual LIII Serie Nacional del deporte de las bolas y los strikes, ha ocupado diferentes turnos al bate entre los regulares de los llamados cocodrilos donde sobresale por igual con un toque de bola que con un bambinazo tras las cercas.
Ariel comentó al semanario Girón que Wilfredo y Fernando le insisten en ser disciplinado en el terreno, y lo regañan cuando no entra en conteo, "y mi padre suele criticarme si hago algo mal".
Su progenitor es Arturo, quien se desempeñó en la intermedia en selecciones matanceras durante varios años.
Como proyecciones, "mejorar más el rendimiento y continuar el rigor de los entrenamientos para levantar mis números".
"Cuanto hago es para aportar al colectivo y, en particular, para la afición que nos sigue y estimula con su presencia en el estadio", enfatizó.