Todos conocemos que lo más difícil sin discusión en la pelota es batear, si de cada 10 veces que lo puedes intentar lo haces efectivo en tres, ¡eres un buen bateador!, esta cuenta no funciona ni en el baloncesto, ni el voleibol, ni el balonmano, ni siquiera en otros aspectos dentro del mismo beisbol, sin embargo un average de bateo de 300 es bueno en cualquier liga que se respete como la nuestra.
Pero… en Cuba (como diría un dicho, todo lo que está antes de la palabra pero no cuenta) en la muy nuestra Serie Nacional lo más difícil en mi opinión es lanzar, sí, así de simple y a secas, se rompen los axiomas tradicionales y la labor de un pítcher parece ser sin dudas en la mayoría de las ocasiones la más difícil en nuestro beisbol. Dicho de otra forma es mucho más fácil encontrar un novato que batee 330 que un lanzador con cierta experiencia de más de 93 millas y que por supuesto promedie menos de 4 bases por bolas por partido.
Más de uno de nosotros, los que seguimos la Serie Nacional hemos descubierto la fortaleza de nuestro corazón al aguantar actuaciones inconcebibles de abridores y relevistas, hemos visto perder ventajas absurdas, casi imposibles de recuperar pero que se pierden porque en Cuba al parecer lo más difícil es lanzar. ¿Es tan difícil diseñar y fabricar lanzadores en Cuba?
Entonces nos vienen aún más interrogantes:
¿Por qué se hace tan difícil lanzar en Cuba?
¿Por qué tener un lanzador de 95 millas es un fenómeno?
¿Por qué a veces es casi imposible pasar la pelota por el adulterado rectángulo que es la zona de strike aquí?
Al final batear es lo más difícil, y en Cuba solo te encuentras con Alfredo Despaigne una vez cada mucho tiempo, a veces es como un terror lanzar por ahí como se dice. Sin dudas pichear bien, hacer la labor, estar concentrado, tener control aceptable (sin pedir ser asiáticos), hacer los movimientos correctamente ni caminar kilómetros en el box, no desconcentrarse ante errores de tu defensiva, que no te den un batazo con 2 strike sin bolas y claro ¡tirarla duro por ahí! Eso señores parece una quimera en la mayoría de nuestros pichers cuando en realidad no es más que el ABC de un lanzador y no hablo de nada del otro mundo, pero en nuestra serie nacional lo más difícil no es batear, al parecer es pararse encima del box.