Los Tigres de Aragua formalmente despidieron esta semana al lanzador cubano Armando Rivero, uno de sus mejores relevistas en los últimos dos años y que en definitiva salió del roster este martes. Lo peor es que su salida de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional no se produjo por mal desempeño, sino porque nunca pudo recuperarse de una lesión en el brazo de lanzar.


El derecho, parte crucial desde el bullpen en el campeonato que consiguieron los bengalíes el año pasado, dejó números bastante buenos en su segunda campaña en el circuito de Venezuela. En nueve relevos, tiró 9.0 episodios, en los que recibió siete hits y solo una carrera limpia, con dos boletos y cinco ponches.

“Me están dejando ir para que no me lesione, no quiero que después sea peor el remedio que la enfermedad", indicó el antillano al departamento de prensa de los Tigres. "Donde llego, hago el trabajo. Solo que siguieron los problemas en mi brazo, tengo algo de fatiga y decidieron dejarme ir”.

El percance físico que presentó Rivero incluso le sacó del roster hace dos semanas. Pasó todo un septenario fuera y luego volvió para registrar otras dos apariciones y, eventualmente, marcharse.

Esto puede tan solo ser una sobrecarga de trabajo para el antiguo pitcher de Industriales de La Habana. Este año, en Triple A de los Cachorros de Chicago, lanzó la mayor cantidad de episodios de su carrera: 67.2. Esas entradas se distribuyeron en 43 presentaciones. Ponchó a 105 bateadores y dio 35 boletos, su efectividad terminó en 2.13.


Rivero se convierte en el quinto pelotero cubano despedido en lo que va de campaña en la justa venezolana. Edwin Vassel fue el primero de ellos, al no rendir en pocos compromisos y verse terrible en el home plate con el uniforme de los Bravos de Margarita. Le siguieron Dayron Varona (Navegantes del Magallanes), Henry Urrutia (Leones del Caracas) y José Julio-Ruiz, quien fue cesanteado recientemente por los Caribes de Anzoátegui.