Casi nueve carreras por juego. Un gran total de 25 cuadrangulares, con 347 de average colectivo, 710 de slugging, 429 de promedio de embasados. Son algunos de los departamentos en los que la selección cubana quedó de líder en el recién finalizado Torneo de Retadores de Béisbol, ganado en buena lid con siete triunfos y un solitario revés.
Pudiera argumentarse que el llamado World Baseball Challenge no reunió a equipos de alto nivel, a excepción de Cuba. Es cierto. Pero también lo es que la presencia de tres elencos asiáticos —en particular la escuadra de Taipei de China y el representante japonés, Toshiba—, complicaron sobremanera el batear con efectividad, pues el pitcheo de los países de esa región es siempre difícil, combinativo y con control.
De entre todos los regulares del conjunto sobresalió de manera especial Yulieski Gourriel. El antesalista espirituano bateó cuanto quiso, liderando a todos los demás participantes con su promedio por encima de los 500 y sobre los 1 000 puntos en slugging. ¿Es el sexto turno el ideal para él? No es seguro, pero al menos se quita de encima la presión que lo acompaña desde los Juegos Olímpicos de Beijing’08.
Fue también la justa una buena oportunidad para probar a hombres nuevos en la escuadra, como el receptor Yosvani Alarcón (en su segundo viaje con el plantel, aunque en la Copa Intercontinental de Taichung jugó muy poco) y el jardinero central cienfueguero Yoelvis Leyva, regular debido a la lesión de Giorvis Duvergel, quien lo hizo muy bien, cumpliendo con su función de hombre proa, líder en bases por bolas recibidas.
Dos jugadores importantes no promediaron 300, el tercer y el cuarto bates, Cepeda y Despaigne. Sin embargo, entre ambos sacaron seis pelotas más allá de los límites y remolcaron diez carreras, aunque al granmense le faltó lo que le sobra en la Serie Nacional, conectar con hombres en base. Si se le mide por el slugging, 613, no estuvo del todo mal. La otra cara de la moneda fue Rudy Reyes, demostrando que es útil no solo por jugar más de una posición.
El torneo de Retadores —como también el de Rotterdam—, son justas por invitación que resultan útiles en la preparación a largo plazo de los equipos. Ojalá pudiéramos rescatar eventos como el Huelga in Memoriam, vendrían muy bien para completar un ciclo de tres o cuatro justas anuales antes de la competencia fundamental de la temporada.
Pudiera argumentarse que el llamado World Baseball Challenge no reunió a equipos de alto nivel, a excepción de Cuba. Es cierto. Pero también lo es que la presencia de tres elencos asiáticos —en particular la escuadra de Taipei de China y el representante japonés, Toshiba—, complicaron sobremanera el batear con efectividad, pues el pitcheo de los países de esa región es siempre difícil, combinativo y con control.
De entre todos los regulares del conjunto sobresalió de manera especial Yulieski Gourriel. El antesalista espirituano bateó cuanto quiso, liderando a todos los demás participantes con su promedio por encima de los 500 y sobre los 1 000 puntos en slugging. ¿Es el sexto turno el ideal para él? No es seguro, pero al menos se quita de encima la presión que lo acompaña desde los Juegos Olímpicos de Beijing’08.
Fue también la justa una buena oportunidad para probar a hombres nuevos en la escuadra, como el receptor Yosvani Alarcón (en su segundo viaje con el plantel, aunque en la Copa Intercontinental de Taichung jugó muy poco) y el jardinero central cienfueguero Yoelvis Leyva, regular debido a la lesión de Giorvis Duvergel, quien lo hizo muy bien, cumpliendo con su función de hombre proa, líder en bases por bolas recibidas.
Dos jugadores importantes no promediaron 300, el tercer y el cuarto bates, Cepeda y Despaigne. Sin embargo, entre ambos sacaron seis pelotas más allá de los límites y remolcaron diez carreras, aunque al granmense le faltó lo que le sobra en la Serie Nacional, conectar con hombres en base. Si se le mide por el slugging, 613, no estuvo del todo mal. La otra cara de la moneda fue Rudy Reyes, demostrando que es útil no solo por jugar más de una posición.
El torneo de Retadores —como también el de Rotterdam—, son justas por invitación que resultan útiles en la preparación a largo plazo de los equipos. Ojalá pudiéramos rescatar eventos como el Huelga in Memoriam, vendrían muy bien para completar un ciclo de tres o cuatro justas anuales antes de la competencia fundamental de la temporada.
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