Hay que reconocerle a Yulieski Gourriel su fuerza de voluntad para asistir a una conferencia de prensa a pesar de que aún se le nota en el rostro los efectos del cansancio y la diferencia horaria entre nuestro país y Japón. Pero llegó a tiempo y respondió con soltura múltiples interrogantes sobre su estadía de más de cuatro meses en la nación asiática.

Lo primero que destacó el valioso antesalista espirituano fue la férrea disciplina y los fortísimos entrenamientos de los peloteros nipones:

“Les pongo un ejemplo: acabado de bajarme del avión, después de un viaje de 24 horas, me dijeron que dejara las maletas en el hotel pues tenía que comenzar a entrenar con el equipo, el Yokohama DeNa Bay Stars. Para ellos la preparación del jugador es algo sagrado, no se cansan de correr, batear. Los swines son incontables, porque poco tiempo antes de comenzar el partido hay que batear cinco minutos a un lado y cinco minutos al otro, unos 70 en total.

“Al terreno se llega aproximadamente a las 12 o 12 y media del día y el juego comienza a las 5 de la tarde. Se corre bastante, se practican los tiros a las bases, unos 30 en total. Sin contar la “bola bombeada” durante varios minutos para calentar. Puedo decir que la primera semana fue terrible, llegué a pensar que no podía”.

El idioma, la comida, ¿resultaron otros obstáculos?

“Si, por supuesto. Con el idioma me sucedió en los primeros días que en un partido me llega un tiro desde los jardines y yo, como cortador, tenía que tirar a una base. Me gritaron algo y yo tiré a tercera…pero resulta ser que era a home. Después de eso me colocaron detrás del asiento en el dugout unos carteles con algunas palabras elementales. Incluso algunos jugadores compraron diccionarios japonés—español para poderse comunicar conmigo.

Con la comida sucede que en otras ocasiones que había estado en Japón bajaba hasta cinco kilogramos de peso porque la comida asiática no me gusta, ni en Taipei ni en Sudcorea he podido asimilarla. Ellos, los directivos del equipo, se preocuparon por esto, me llevaron en muchas ocasiones al único restaurante cubano que existe en Tokio, pidieron las recetas para hacer congrí, por ejemplo, y luego las enviaban a los cocineros de los hoteles donde se alojaba el equipo, regularmente comía bien y no bajé de peso. Fueron muy preocupados en ese aspecto”.

¿Cómo te recibió la afición allá?

“Bueno, me atrevo a decir que la afición japonesa es la mejor del mundo. La nuestra es agresiva pero ellos son incapaces de ofender, ni siquiera abuchean a un jugador aunque esté haciéndolo mal. Son muy corteses, muy educados; en la calle me reconocían y me saludaban efusivamente, hasta colocaron una gigantografía mía en un edificio del centro de la ciudad. Les estoy muy agradecido por la forma en que me trataron”.

Todo el mundo habla del pitcheo japonés. Te enfrentaste a muchos, ¿Qué opinión te merecen?

“La mejor. Es un pitcheo excelente, con gran conocimiento de la zona de strike y un control increíble. Cuando te dan una base por bolas casi siempre es porque no te quisieron lanzar. Pero lo más notable es que todos, sin excepción, tiran entre cuatro y cinco lanzamientos distintos: recta, slider, sinker, cambio de velocidad, tenedor, tu nunca sabes lo que te van a lanzar”.

Recuerdo unas declaraciones tuyas en las que confesabas que te sentías cansado, ya casi al final de tu estancia allá. Sin embargo, terminaste con 305 de average en 62 juegos, con 11 cuadrangulares y 536 de slugging. ¿Qué hiciste para recuperarte?

Yulieski se sonríe y dice “hice casi de todo”. Para mi el estado de mi cuerpo es fundamental, si no me siento bien repercute hasta en mi mente. Ellos tienen algo así como cámaras hiperbáricas donde permanecen unos 45 minutos. A mi no me gusta estar encerrado en un lugar, lo hice una vez pero después me ayudaron mucho los ejercicios de estiramiento y los masajes pues cada equipo tiene ocho fisioterapeutas, todos de gran nivel profesional.

Además—agrega—, recordé un consejo que me dio Albert Pujols en el Primer Clásico, el cambiar el bate por uno de una o dos onzas menos para mantener la velocidad del swing. En las últimas semanas jugamos nueve partidos seguidos, descansamos uno y después catorce más sin descansar. 23 juegos en 24 días, algo que yo nunca había hecho”.

Se especula sobre la posibilidad de que sea nominado como el Novato del Año, distinción nunca ganada por un extranjero. Pero el propio Yulieski aclara que antes de partir le comunicaron que lastimosamente el no haber jugado la mitad del calendario conspira contra esa posibilidad: “recuerde que me lesione los músculos oblicuos haciendo un swing y perdí muchos días. Pero fue una satisfacción conocer que me habían tenido en cuenta”.

¿Volverás con DeNA?

“Realmente no lo se, depende de muchos factores pero si, me gustaría volver con ese equipo. Me trataron maravillosamente bien todos, los directivos, los jugadores, el intérprete, la afición en pleno. Hay mejores equipos, los Gigantes de Yomiuri por ejemplo, pero si me dan a escoger me quedo con DeNA”.

Toda la afición cubana espera por tu incorporación a los Industriales.

“Me lo imagino, yo también lo deseo. Pero deben de comprender que he jugado en total desde la pasada Serie Nacional hasta aquí más de 150 juegos. Me incorporaré al equipo que jugará en los Juegos Centroamericanos y del Caribe y luego vestiré al uniforme azul en la segunda fase porque estoy seguro de que clasificarán”.

A propósito, el presidente de la Federación Cubana de Béisbol, Higinio Vélez, anunció durante la conferencia que el seleccionado nacional será dado a conocer entre los días 4 y 5 de noviembre, 24 jugadores, sin preselección pues la partida hacia Veracruz será el día 12 y no hay tiempo de preparar a una gran cantidad de jugadores.

¿Deseas agregar algo más?

“Si, en primer lugar que representar a Cuba es lo más importante para mi. Y que mi actuación en Japón confirma que los peloteros cubanos son capaces de imponerse en cualquier béisbol del mundo porque les sobra talento y voluntad”.