Alejado de los terrenos hace un par de años por sanción, el máscara de los Leñadores nunca se rindió, a sabiendas de su tremendo potencial madero en ristre
Yosvani Alarcón se ha consolidado como un gran receptor ofensivo y aspira a mejorar detrás del plato.
Si usted se detiene un momento a buscar los receptores más ofensivos de la pelota cubana actual tendría que hacer una parada obligatoria en Las Tunas, novena en la cual calza los arreos el fornido Yosvani Alarcón Tardío, líder en jonrones (cinco) de la presente campaña beisbolera.
Alejado de los terrenos hace un par de años por sanción, el máscara de los Leñadores nunca se rindió, a sabiendas de su tremendo potencial madero en ristre y sus aceptables cualidades detrás del plato, que lo catapultaron a la selección nacional.
“Tengo deficiencias, muy bien localizadas. Respeto y admiro mucho a Frank Camilo Morejón y Yulexis La Rosa, los mejores del país en términos defensivos, y mi meta es acercarme cada vez más al nivel de ellos”, asegura Alarcón, natural de Jobabo.
A sus 29 años, el guía de los Leñadores anda en plena madurez deportiva, sobre todo en el bateo, aunque debe pulir algunos aspectos en lo defensivo, detalle siempre complicado cuando hablamos de los catchers, quienes requieren de un tiempo prolongado para alcanzar la maestría.
Alarcón sabe que debe evolucionar en el recibo de los lanzamientos, en el mascoteo, y la clave del éxito radica en dominar varios datos de los serpentineros como sus ángulos de salida de la bola, su repertorio y velocidad, nada fácil si tenemos en cuenta las múltiples variaciones en los staff que presentan la mayoría de las escuadras de un año a otro.
“Tengo que estudiar, mantener una continuidad en el trabajo, solo así se puede dar el salto de calidad definitivo. He mejorado bastante en la precisión y la potencia de los tiros a las bases”, destaca el tunero.
En sentido general, su defensa se ha comportado sin fisuras en los 12 compromisos efectuados, al punto de que mantiene en uno la casilla de errores y en cero la de pass balls, mientras su despliegue en el rectángulo ofensivo es digno de admirar, puntero en empujadas (13) para su conjunto y líder absoluto de la Serie en cuadrangulares (5), sin incluir el juego de este lunes frente a Matanzas.
“La ofensiva no me preocupa, tuve un entrenamiento excelente, cumplí todos los plazos sin dificultad y sabía que podría exhibir buenos números”, confiesa el toletero, quien ha pisado el home en 13 oportunidades.
Como lunar, si se quiere, solo ha remolcado a cinco de los 24 compañeros que ha encontrado en posición anotadora —pálido 20% de efectividad—, aunque dicho hándicap lo aplaca con una excelsa producción de ocho extrabases.
Otro detalle significativo es que conserva el don natural de la velocidad relampagueante en el corrido de las almohadillas, pese a su corpulencia (95 kilogramos de peso) y al desgaste que implica permanecer agachado durante buena parte de los partidos por su faena como receptor.
Alarcón está consciente de que la contienda está comenzando, y sabe que de la estabilidad de su rendimiento dependerá, en buena medida, el destino de los Leñadores, justo como se lo ha hecho saber su mentor Ermidelio Urrutia.
“Conozco mi responsabilidad y para cumplirla es muy importante tener un director al estilo de Ermidelio, siempre exigente, estricto, motivador, que aboga por la disciplina y comprende al pelotero. Nadie mejor que él, jugó esta pelota y conoce mejor las dinámicas internas”, concluyó Alarcón, muy satisfecho también por poder compartir el vestuario con sus hermanos Yordanis y Yosbel.
Yosvani Alarcón se ha consolidado como un gran receptor ofensivo y aspira a mejorar detrás del plato.
Si usted se detiene un momento a buscar los receptores más ofensivos de la pelota cubana actual tendría que hacer una parada obligatoria en Las Tunas, novena en la cual calza los arreos el fornido Yosvani Alarcón Tardío, líder en jonrones (cinco) de la presente campaña beisbolera.
Alejado de los terrenos hace un par de años por sanción, el máscara de los Leñadores nunca se rindió, a sabiendas de su tremendo potencial madero en ristre y sus aceptables cualidades detrás del plato, que lo catapultaron a la selección nacional.
“Tengo deficiencias, muy bien localizadas. Respeto y admiro mucho a Frank Camilo Morejón y Yulexis La Rosa, los mejores del país en términos defensivos, y mi meta es acercarme cada vez más al nivel de ellos”, asegura Alarcón, natural de Jobabo.
A sus 29 años, el guía de los Leñadores anda en plena madurez deportiva, sobre todo en el bateo, aunque debe pulir algunos aspectos en lo defensivo, detalle siempre complicado cuando hablamos de los catchers, quienes requieren de un tiempo prolongado para alcanzar la maestría.
Alarcón sabe que debe evolucionar en el recibo de los lanzamientos, en el mascoteo, y la clave del éxito radica en dominar varios datos de los serpentineros como sus ángulos de salida de la bola, su repertorio y velocidad, nada fácil si tenemos en cuenta las múltiples variaciones en los staff que presentan la mayoría de las escuadras de un año a otro.
“Tengo que estudiar, mantener una continuidad en el trabajo, solo así se puede dar el salto de calidad definitivo. He mejorado bastante en la precisión y la potencia de los tiros a las bases”, destaca el tunero.
En sentido general, su defensa se ha comportado sin fisuras en los 12 compromisos efectuados, al punto de que mantiene en uno la casilla de errores y en cero la de pass balls, mientras su despliegue en el rectángulo ofensivo es digno de admirar, puntero en empujadas (13) para su conjunto y líder absoluto de la Serie en cuadrangulares (5), sin incluir el juego de este lunes frente a Matanzas.
“La ofensiva no me preocupa, tuve un entrenamiento excelente, cumplí todos los plazos sin dificultad y sabía que podría exhibir buenos números”, confiesa el toletero, quien ha pisado el home en 13 oportunidades.
Como lunar, si se quiere, solo ha remolcado a cinco de los 24 compañeros que ha encontrado en posición anotadora —pálido 20% de efectividad—, aunque dicho hándicap lo aplaca con una excelsa producción de ocho extrabases.
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