Acabó ya el andar del Villa Clara de béisbol sub 23 en la serie nacional de la categoría, con un meritorio segundo lugar; solo superado por el imponente Santiago de Cuba. Esta es, de hecho, la mejor actuación de un equipo de la provincia en estas lides.

Por tanto, hay razones suficientes para elogiar la faena de los ahijados de Ariel Pestano, un mentor debutante que supo convertir a su selección en una familia, con muchas ganas y amor a la camiseta, según confiesan los propios atletas, a la postre ganadores de la disputada zona occidental.

Y lo que es más importante. Si no los perdemos en el camino, sobre todo por las lamentables salidas del país, varios de estos muchachos deben imponerse en poco tiempo con el conjunto grande del territorio, porque calidad les sobra para ello.

En ese grupo se hallan Daniel López, Otoniel González, Duvier Zamora, Julio Miranda, Juan Carlos López, Yosvel Borges, Jesús Olivera y Ariel Pestano, hijo, los cuatro últimos de solo 19 años, pues acaban de salir de las filas juveniles.

En el pitcheo hay tres nombres que deben robarse los titulares en las próximas temporadas: Yosver Zulueta, Javier Mirabal y el zurdo Eduardo Rodríguez, todos con excelente velocidad y con condiciones físicas muy buenas como lanzadores y podemos agregar a Pablo Guillén, que no estuvo en el torneo porque se recupera de una lesión en el brazo.

Sin embargo, ellos son “un trabajo en proceso” porque deben trabajar mucho más en la mecánica de los movimientos para mejorar su control, que, como se sabe, es algo determinante para el éxito en este deporte, pues el cuarteto mencionado está lejos aún de la perfección en este sentido.

En fin, el futuro de la pelota en el terruño parece alentador y promisorio. Esperemos, entonces, que esta nueva legión de jugadores ponga de nuevo a Villa Clara en lo más alto del podio, más temprano que tarde.