Una lluvia anunciada retrasó el inicio del tercer choque e hizo pensar a algunos que con ella se limpiaría el camino de las derrotas de Cuba en el tope amistoso de béisbol contra su similar de Estados Unidos. Pero ni el clima hizo un guiño feliz y el fracaso llegó como ha ocurrido en las tres últimas noches, ahora con pizarra 5-0, con lo cual los anfitriones aseguraron el match por tercer año consecutivo.

Minutos antes del partido el mentor Roger Machado movió sus piezas con dos cambios necesarios: Yeniet Pérez y Norel González; en tanto al zurdo Ulfrido García le dio consejos precisos para dominar desde el box a una formación que ha bateado más de lo que ellos mismos pensaban, en tanto su pitcheo se ha comportado con la excelencia de siempre.

Dos carreras en el primer episodio después de dos outs parecieron dictar las cábalas norteñas necesarias para pensar en un triunfo que se ratificó con racimo de tres carreras en la parte baja del tercer capítulo ante el mismo Ulfrido, incapaz de sobrepasar las 90 millas en los 49 envíos que lanzó hacia el plato.

Del resto, una aburrida descripción pudiera resumirlo: Raúl González ratificó que vive un momento de gloria con el madero y se anotó uno de los tres hits que pudo pegar el cuadro visitante ante cinco lanzadores milimétricos en el arte de dar strikes y más strikes.

Para tener otro dimensión de total dominio, el propio Raúl fue el único en llegar a tercera base a la altura del octavo episodio, al tiempo que Yosvani Alarcón y Víctor Victor adivinaron los otros dos imparables de Cuba este martes.

El pitcheo de relevo de Yasmani Hernández puede clasificar como lo otro menos aburrido de los nuestros en el partido, mientras los 10 371 aficionados que visitaron en BB&T Ballpark salieron satisfechos del éxito parcial de su selección universitaria, la cual buscará jueves y viernes concretar la barrida del tope, algo que ya lograron en el 2013.

A la salida del parque varios aficionados, colegas y amigos de Cuba intentaban una explicación, una radiografía de lo sucedido en estas tres primeras jornadas de puro béisbol por el país creador de esta disciplina, pero una frase resumió cualquier idea posible: ¡sin comentarios! Y la cara de todos fue un poema de entendimiento.

Moralejas del partido:
– La defensa de Raúl González volvió a ser de lujo en el campo corto y evitó en el cuarto capítulo un rally que hubiera dejado al equipo cubano con la vergüenza de una lechada más amplia que la soportada 5-0.

– En el primer tercio de cada juego los estadounidenses han marcado 12 de las 14 carreras. Cualquier semejanza con lo que pasó en la Liga Can-Am no es pura coincidencia, sino la cara real del pitcheo fatigado y poco resolutivo en los abridores.

– Los cambios en la alineación cubana respondieron a la idea de romper la improductividad ofensiva, pero ni Yeniet Pérez, Norel González y el emergente Guillermo Avilés pudieron burlar la casi perfecta maquinaria de pitcheo norteña, que vuelve a tener los mejores prospectos de cara al draft del próximo año para la MLB.

– La primera lechada del tope era previsible, pues Cuba pudo haberla recibido mucho antes, dado que hemos podido anotar las cinco carreras anteriores en solo tres entradas, una de ellas en extrainning.

– Las estadísticas indican que menos del 10 por ciento de las conexiones de nuestros bateadores salen del centro hacia el jardín derecho, lo cual reduce mucho cualquier posible jugada de corrido y bateo y delata además las carencias de nuestros bateadores.

– Podrán sacarse todas las cuentas posibles, argumentar a favor o en contra las causas de estos descalabros, pero la motivación y el componente físico están resentidos en nuestra formación. Y ya no queda tiempo de rectificar nada, solo sacar el extra en los dos partidos restantes.