Tal vez muchos se acuerden ahora de aquella bella canción que interpretaba el ex solista de los Mitos, Tony Landa, en la década del setenta en la que decía «aún me queda la esperanza…», lo cierto es que después de caer frente a Matanzas, 0 a 2, el equipo de Villa Clara entró en estado de coma que parece irreversible.
Ya lo había adelantado en la pasada edición cuando dije que la carretera me olía a peligro. Y así fue, los anaranjados solo ganaron cuatro de los doce choques que efectuaron en calidad de huéspedes en la recta final y culminaron fuera de zona el calendario oficial de la etapa clasificatoria con balance adverso de 21-23.
Ahora, para adueñarse del último boleto en disputa, los dirigidos por Ramón Moré tendrán que echarle manos a su as del pitcheo Freddy Asiel Álvarez para tratar de doblegar el domingo en un partido pendiente al monarca Pinar del Río (21-20).
Luego deberán esperar por los resultados de los pativerdes en los tres desafíos suspendidos que les restarían: uno ante Las Tunas el martes 23 y dos contra Granma los días 24 y 25 de diciembre, respectivamente.
Pase lo que pase será la segunda ocasión en que los villaclareños jueguen para un promedio de ganados y perdidos inferior a los 500 de average. La otra vez que esto sucedió fue en la temporada de 1981-1982, cuando bajo las órdenes del desaparecido Lázaro Pérez terminaron alojados en el décimo peldaño con saldo de 24-27, para 471.
También por primera vez desde la campaña 1997-1998 no podrán incluirse en los play off y quedará trunca la cadena de dieciséis contiendas sucesivas archivando 50 ó más victorias.
De no vencer a los pinareños en el encuentro dominical, será la primera oportunidad en que los villaclareños no utilicen la escoba en un campeonato. Pongámonos a analizar, por ejemplo, para no ser tan ambiciosos, que la selección de casa hubiera barrido al menos a algunos de los equipos sotaneros. Triunfaron 2 a 1 contra los Elefantes de Cienfuegos y los Huracanes de Mayabeque y perdieron contra Camagüey, 1 a 2. Es decir que frente a estos tres elencos de poca monta solo acumularon, 5 y 4.
Otro elemento negativo es que contrario a oportunidades anteriores no aprovecharon al máximo la condición de anfitriones, pues suman 11 y 9.
Sería bueno analizar la cantidad de errores cometidos por los anaranjados desde que se reanudó la serie tras la parada por los XXII Juegos Centroamericanos y del Caribe. En 32 partidos habían pifiado 21 veces; sin embargo, en los últimos 12 desafíos celebrados en el mencionado periodo acumularon nada menos que en ¡22! ocasiones. ¿Qué pasó?, ¿Acaso se sintieron muy presionados?
Ya lo había adelantado en la pasada edición cuando dije que la carretera me olía a peligro. Y así fue, los anaranjados solo ganaron cuatro de los doce choques que efectuaron en calidad de huéspedes en la recta final y culminaron fuera de zona el calendario oficial de la etapa clasificatoria con balance adverso de 21-23.
Ahora, para adueñarse del último boleto en disputa, los dirigidos por Ramón Moré tendrán que echarle manos a su as del pitcheo Freddy Asiel Álvarez para tratar de doblegar el domingo en un partido pendiente al monarca Pinar del Río (21-20).
Luego deberán esperar por los resultados de los pativerdes en los tres desafíos suspendidos que les restarían: uno ante Las Tunas el martes 23 y dos contra Granma los días 24 y 25 de diciembre, respectivamente.
Pase lo que pase será la segunda ocasión en que los villaclareños jueguen para un promedio de ganados y perdidos inferior a los 500 de average. La otra vez que esto sucedió fue en la temporada de 1981-1982, cuando bajo las órdenes del desaparecido Lázaro Pérez terminaron alojados en el décimo peldaño con saldo de 24-27, para 471.
También por primera vez desde la campaña 1997-1998 no podrán incluirse en los play off y quedará trunca la cadena de dieciséis contiendas sucesivas archivando 50 ó más victorias.
De no vencer a los pinareños en el encuentro dominical, será la primera oportunidad en que los villaclareños no utilicen la escoba en un campeonato. Pongámonos a analizar, por ejemplo, para no ser tan ambiciosos, que la selección de casa hubiera barrido al menos a algunos de los equipos sotaneros. Triunfaron 2 a 1 contra los Elefantes de Cienfuegos y los Huracanes de Mayabeque y perdieron contra Camagüey, 1 a 2. Es decir que frente a estos tres elencos de poca monta solo acumularon, 5 y 4.
Otro elemento negativo es que contrario a oportunidades anteriores no aprovecharon al máximo la condición de anfitriones, pues suman 11 y 9.
Sería bueno analizar la cantidad de errores cometidos por los anaranjados desde que se reanudó la serie tras la parada por los XXII Juegos Centroamericanos y del Caribe. En 32 partidos habían pifiado 21 veces; sin embargo, en los últimos 12 desafíos celebrados en el mencionado periodo acumularon nada menos que en ¡22! ocasiones. ¿Qué pasó?, ¿Acaso se sintieron muy presionados?