Realmente no hacía falta tener un 'Premio Nobel en Matemática', ni ser un furibundo amante de Pitágoras, al menos, para haber entendido que con seis equipos en la segunda fase de la 56 Serie Nacional de Béisbol las clasificaciones estarían cocidas y en bandeja mucho antes de los 90 duelos.

Matanzas calificó al máximo grado luego de esta ronda, la postemporada, y lo hizo desde el juego 70. Ciego de Ávila entró casi una semana después, más adelante se instalaron Villa Clara y Granma sin los mayores contratiempos y mucho menos la resistencia de Holguín y Camagüey, que han perdido una y otra vez casi que a la ida y vuelta de un bumerán.

Entonces, con las cartas en la mesa, lo que faltaba era saber cómo se repartiría el juego. Y aunque para eso creo que tampoco hay mucho que esperar, veremos cuál es la intención y el deseo de cada equipo.

Tanto Vladimir Hernández, el manager naranja, como Carlos Martí, el experimentado conductor de los Alazanes, saben qué quieren, solo ellos conocen sus preferencias. A mí se me ocurre pensar que, Martí, aborrece la idea de ir contra los Tigres, actuales campeones de Cuba y su verdugo por excelencia. Y que, Vladimir y sus naranjas, no desestiman la idea de jugar contra Ciego de Ávila, a quien tal vez no ven tan fuerte como antes, sobre todo para disputar un play off de siete juegos donde Freddy Asiel Álvarez y Yosvani Torres deberían aparecer en más de una ocasión —el pitcher cabecera quizás en tres, de jugarse el máximo de los partidos—

Como parece que los compases finales se adelantan, este sábado Matanzas jugará contra Granma, en el mismo escenario del Estadio Mártires de Barbados, donde los de casa le han aplicado par de barridas en sus últimas dos series a los Cocodrilos de Víctor Mesa.

Este compromiso, al menos, será interesante para enterarnos de lo que podría ser una semifinal adelantada (entre el primer lugar y el posible cuarto), a no ser que los Alazanes ahora estén más interesados en quedar realmente en el cuarto escaño, y no brinden todo el colorido que se espera. La expectativa está.

Pienso, sin temor a equivocarme, que los partidos serán picantes. Recuerden, estamos hablando de una final adelantada. No obstante, lo que suceda entre sábado y domingo no decidirá nada.

Ahora bien, será una oportunidad de tomar ventaja para uno de los dos conjuntos, aunque sea la del dichoso “ego”, la mala confianza, o quizás el dulce sabor de que, desde esta recta final, la posible semifinal será dominada por el mismo que avance ahora.

En un diamante beisbolero a veces las series se ganan antes de jugarlas. Ojalá y el tino no se pierda, y que la suma de confianza no sea el molde de lo que se avecina en pos de decidir el campeonato a principios de enero de 2017.

Villa Clara irá sin presión contra Holguín, a quien patea 6-3 esta contienda, y Ciego de Ávila recibirá a Camagüey en una serie que podría jugar y ganar hasta con la banca.