Nubes negras se avistaban al fondo del parque Victoria de Girón, idénticas a las que rondaron esta ciudad buena parte de la jornada, idénticas a las que desataron un aguacero corto pero intenso en la noche del martes, cuando quedó suspendido el segundo choque de la final beisbolera entre los Cocodrilos yumurinos y los Vegueros pinareños.
El panorama no era nada alentador, por el fuerte viento y las bajas temperaturas, pero al final, el diluvio que se desencadenó no fue de agua, sino de batazos, repartidos a la par por ambas novenas en los dos primeros capítulos, cuando el marcador se abultó en un santiamén.
De entrada, los matanceros arremetieron contra el abridor zurdo Julio Alfredo Martínez, quien abrió con lanzamientos lisos frente a la mayoría de rivales muy ajustados con el madero, que siempre esperaron una bola cómoda para hacer swing y producir cinco carreras, que provocaron el furor en las gradas del Girón, solo con algunos claros en las profundidades.
Normalmente, recuperarse de una desventaja como esta cuesta trabajo, pero Pinar del Río, en la última semana descontó juego a juego una diferencia de 1-3 con Industriales, por lo que no nos extrañó su soberana reacción en el segundo inning, cuando, luego de un cuadrangular de William Saavedra (en una tremenda forma deportiva) y un sencillo de Yosvani Peraza en el que el torpedero Dainier Moreira pudo hacer mucho más, el manager Víctor Mesa se precipitó un tanto al extraer al abridor Cionel Pérez, muchacho joven pero que ha tenido su confianza durante tramos importantes de la campaña.
Después sobrevino el desastre, la caída como castillo de naipes del relevo matancero, que hasta el momento había sido uno de los baluartes en los pasados triunfos del elenco. Ni Alexander Bustamante ni Lázaro Blanco lograron poner fuera de circulación a la tanda vueltabajera, en parte por su descontrol (dos wild pitch y tres boletos, uno de ellos para forzar una anotación) y por la oportunidad del guantanamero Giorvis Duvergel, quien largó enorme vuelacercas con los ángulos congestionados.
De ahí en adelante la fiesta siguió, pues tampoco aguantaron Yoelkis Cruz, Eduardo Blanco, Maikel Martínez, Frank San Martín, Yasmani Arias, Luis Alberto Mendoza, en fin, un desfile de 11 apagafuegos que parecía no terminar nunca, todo lo contrario de los Vegueros, bendecidos por la labor de un novel de 18 años, “graduado” luego de una tremenda actuación, clave para empatar la final.
Previo al desafío, el mentor Alfonso Urquiola me comentó lo complicado y poco común que resulta incluir a una escuadra en las instancias decisivas con siete novatos en sus filas, porque implica desarrollar el talento y, a la par, obtener resultados, algo que ellos han logrado gracias a jóvenes como Gutiérrez
El veloz derecho, que siempre lanza de lado, llegó a registrar envíos de 92 millas, además de dominar una slider rápida y cortante que maniató a la alineación yumurina, desconcertada por el control del jovencito, quien se vio muy ecuánime en el montículo, incluso cuando se complicó en el quinto episodio con la casa llena.
Pero no alcanzaron nunca a pisarle la goma, y de acuerdo con el análisis del estadístico Yirsandy Rodríguez Hernández, el diestro vueltabajero abrió con strike a 17 de los 24 hombres a los que se enfrentó, detalle que le permitió trabajar con soltura y sin mayores complicaciones durante seis entradas, en las que utilizó 97 pitcheos, de ellos 63 por la zona.
Con semejante dominio, no es de extrañar el triunfo de los pinareños, que ahora viajan a sus predios para dirimir el tercer cotejo de la final, en el que, presumiblemente, colocarán en el box a Vladimir Baños, que el martes iba por la ruta correcta cuando apareció la lluvia. Por los Cocodrilos la mejor opción sería el zurdo Yoanni Yera, aunque también la balanza puede inclinarse por el derecho Joel Suárez.
El panorama no era nada alentador, por el fuerte viento y las bajas temperaturas, pero al final, el diluvio que se desencadenó no fue de agua, sino de batazos, repartidos a la par por ambas novenas en los dos primeros capítulos, cuando el marcador se abultó en un santiamén.
De entrada, los matanceros arremetieron contra el abridor zurdo Julio Alfredo Martínez, quien abrió con lanzamientos lisos frente a la mayoría de rivales muy ajustados con el madero, que siempre esperaron una bola cómoda para hacer swing y producir cinco carreras, que provocaron el furor en las gradas del Girón, solo con algunos claros en las profundidades.
Normalmente, recuperarse de una desventaja como esta cuesta trabajo, pero Pinar del Río, en la última semana descontó juego a juego una diferencia de 1-3 con Industriales, por lo que no nos extrañó su soberana reacción en el segundo inning, cuando, luego de un cuadrangular de William Saavedra (en una tremenda forma deportiva) y un sencillo de Yosvani Peraza en el que el torpedero Dainier Moreira pudo hacer mucho más, el manager Víctor Mesa se precipitó un tanto al extraer al abridor Cionel Pérez, muchacho joven pero que ha tenido su confianza durante tramos importantes de la campaña.
Después sobrevino el desastre, la caída como castillo de naipes del relevo matancero, que hasta el momento había sido uno de los baluartes en los pasados triunfos del elenco. Ni Alexander Bustamante ni Lázaro Blanco lograron poner fuera de circulación a la tanda vueltabajera, en parte por su descontrol (dos wild pitch y tres boletos, uno de ellos para forzar una anotación) y por la oportunidad del guantanamero Giorvis Duvergel, quien largó enorme vuelacercas con los ángulos congestionados.
De ahí en adelante la fiesta siguió, pues tampoco aguantaron Yoelkis Cruz, Eduardo Blanco, Maikel Martínez, Frank San Martín, Yasmani Arias, Luis Alberto Mendoza, en fin, un desfile de 11 apagafuegos que parecía no terminar nunca, todo lo contrario de los Vegueros, bendecidos por la labor de un novel de 18 años, “graduado” luego de una tremenda actuación, clave para empatar la final.
Previo al desafío, el mentor Alfonso Urquiola me comentó lo complicado y poco común que resulta incluir a una escuadra en las instancias decisivas con siete novatos en sus filas, porque implica desarrollar el talento y, a la par, obtener resultados, algo que ellos han logrado gracias a jóvenes como Gutiérrez
El veloz derecho, que siempre lanza de lado, llegó a registrar envíos de 92 millas, además de dominar una slider rápida y cortante que maniató a la alineación yumurina, desconcertada por el control del jovencito, quien se vio muy ecuánime en el montículo, incluso cuando se complicó en el quinto episodio con la casa llena.
Pero no alcanzaron nunca a pisarle la goma, y de acuerdo con el análisis del estadístico Yirsandy Rodríguez Hernández, el diestro vueltabajero abrió con strike a 17 de los 24 hombres a los que se enfrentó, detalle que le permitió trabajar con soltura y sin mayores complicaciones durante seis entradas, en las que utilizó 97 pitcheos, de ellos 63 por la zona.
Con semejante dominio, no es de extrañar el triunfo de los pinareños, que ahora viajan a sus predios para dirimir el tercer cotejo de la final, en el que, presumiblemente, colocarán en el box a Vladimir Baños, que el martes iba por la ruta correcta cuando apareció la lluvia. Por los Cocodrilos la mejor opción sería el zurdo Yoanni Yera, aunque también la balanza puede inclinarse por el derecho Joel Suárez.