Por Kitin Rodríguez Girado

Apenas siete días faltan para que todo el pueblo pinareño despida de manera oficial al rascacielos de Cuba, al pitcher más ganador de la pelota cubana, el gigante de ébano, Pedro Luis Lazo.

Será el domingo 26 de Diciembre, en su querido estadio Capitán San Luis, cuando el conjunto con el que tantas temporadas estuvo; “el nuevo tsunami verde”, esté enfrentando al campeón de la pelota cubana, Industriales.

De Lazo se ha escrito tanto que pocos no conocen las hazañas de este hombre, al que no le cabe el corazón dentro del pecho, por el profundo ser humano que lleva dentro.

Ser el padrino del hogar de niños sin amparo filial, atender a todo el que lo aborda para preguntarle algo, para saludarlo o para que, sencillamente, le firme una pelota o su libro, el que le escribiera el profesor Juan Antonio Martínez de Osaba y Goenaga, lo convierten en un ser muy querido por toda la afición.

Todos los municipios de la provincia le congratulan desde hace días en un recorrido que realiza por 99 centros de producción, los servicios, estudiantiles y demás, del territorio más occidental de esta pequeña isla.

La cifra es en reconocimiento al legendario número que le acompañó durante la mayor parte de su carrera en activo.

Martínez de Osaba, escritor de su libro me apunta: “No puedo expresar preferencias por ningún municipio, el recibimiento ha sido por igual y en todos Lazo se ha sentido muy emocionado”. “Es el primer atleta que se retira con su libro ya hecho”.

Pedro Luis realiza este recorrido en compañía de glorias deportivas muy grandes como el “Señor pelotero”, Luis Giraldo Casanova y el también retirado, Osmani Urrutia, ex jardinero de la provincia de Las Tunas que conectó para más de 400 de average en varias campañas nacionales y del que Lazo es incondicional amigo.



El ya retirado coronel del Ministerio del Interior, Luis González, promotor de una peña deportiva, apunta sonriente: “Le propuse en su retiro, tirarse de un paracaídas; desde entonces, no me dirige la palabra”.

De Lazo han escrito varias personalidades de la literatura y sobre todo son textos recogidos en su libro que muchos tienen ya para enriquecer su biblioteca. Quiero citar uno que me parece ideal porque describe exactamente a este hombre con brazo de hierro:
“Amenazante se mostró siempre desde el box, ya con el equipo verde, o con el membrete de Cuba, pero pocos, por no decir ninguno podían "pintar gracia" cuando estaba de pitcher. Su velocidad aterrante intimidaba a cualquiera, y si no los choteos verbales y los ademanes en la entrepierna daban por sentado de que con él no se juega.
La slider silbante y la rapidez con la que ejecutaba un lanzamiento tras otro, sacaba de paso al bateador, sin contar las posibilidades del serpentinero de abrir y cerrar un partido con la misma presteza, todo lo convirtió en un diamante negro en bruto, que muchos equipos de Cuba y del mundo lo hubieran deseado en su staff de estrellas.
Hemos llorado con sus derrotas, pocas pero tristes igual, y a la par hemos gritado de euforia por los partidos ganados. "Creo que lo hice casi todo, siempre falta algo pero bueno, estoy feliz con lo hecho y para mi es suficiente", comentaba en entrevista apretada en el medio del tumulto de amigos y conocidos que lo abordaban para el autógrafo del libro El Rascacielos de Cuba, dedicado en su honor por el escritor vueltabajero Juan Antonio Martínez de Osaba.
Y dígalo que ha hecho, o mejor que lo aseveren los industrialistas, la pesadilla verde para el conjunto azul debieron denominarle, cuando ostenta récord apetecible de juegos ganados y perdidos, que ni siquiera vaciló con las jaranas de Armandito, el Tintorero, o los improperios de "negra mona", características del circo capitalino que era el estadio latinoamericano en play off.
De números, que no le gustan, se pudiera decir que posee el récord de más juegos ganados con 246 en 19 temporadas, alcanzado en la serie 2008-2009. Siempre hizo del montículo un sitial de honor y lo hará de seguro en su última aparición en la arena internacional en el compromiso de Puerto Rico.
Se le han escapado bolas, unas inconscientes, otras a propósito, lanzamientos efectivos, otros traumáticos, no se puede hablar de negros y blancos en su vida, con muchos matices, en su mayoría positivos.
Pero su momento más querido "en Winnipeg cuando le gané a los canadienses en el 99" confesó en las palabras apresuradas, recordando el contexto en el que Alfonso Urquiola decidió ponerlo en sustitución de José Ibar, desconcentrado por la provocación política de un fanático. Con manos agitadas al aire exigía al manager entrar al juego, y cual minotauro se subió en la lomita para defender a los suyos. Pocos lanzamientos, los suficientes, 97 millas y un juego vital ganado, carta de triunfo que engrandeció a Urquiola y a Cuba que contaron con la dicha de tener a Lazo.
Cuando ya su retiro se anuncia de manera oficial para los primeros choques de la Serie Nacional en el estadio Capitán San Luis, conversa sobre los planes venideros. "Quisiera trabajar con niños, es lo que más me gusta, ojala que salgan bien las cosas", refería quien ya se siente conmovido por el adiós cercano y con la esperanza de que "recuerden al Lazo que pitchea, dándolo todo por el pueblo".
Pedro Luis Lazo ha lanzado en 19 Series Nacionales, cuatro Selectivas, dos copas Revolución, y en las cuatro Súper Ligas. Posee el tercer escaño de ponches de por vida con 2348, solo tras dos pinareños Rogelio García (2499) y Faustino Corrales (2360).

Se encuentra entre los tres primeros en juegos lanzados, ganados, salvados, decisiones favorables, lechadas, ponches y veces al bate enfrentadas.

Con su victoria 235, el 18 de marzo de 2008, en juego contra el equipo de Matanzas, se convirtió en el pitcher con más juegos ganados en Series Nacionales. Único lanzador con más de 3 mil juegos con el 70,6 % de resultados favorables, unidos a los ganados 249 y juegos salvados 20. Es el único lanzador cubano que ha asistido a cuatro olimpiadas (Atlanta 1996, Sydney 2000, Atenas 2004 y Beijing 2008).
La vida de Lazo, es la propia historia del béisbol y la nación cubana, en los últimos 20 años, donde se ha ganado jugando con la bola, escondiéndola, o dándole duro, según las circunstancias.


Decía el periodista Luis Sexto, que Lazo es un rascacielos no por la altura que posee sino por la cercanía con el celeste firmamento, y no es menos cierto.
Ha defendido y lo hará siempre la chamarreta que lleve puesta, ora de su querido Pinar, ora de su inigualable Cuba, la que no ha podido abandonar ni por los millones del mundo ni por la triste decisión de queridos amigos.
Si algún día llegaran a inaugurar el Salón de la Fama del Béisbol Cubano no se puede prescindir de su nombre, con una foto bien grande en la que sostenga una pelota en una mano, el tabaco en la otra, y una sonrisa de oreja a oreja. No puede ser menos.