Las razones escritas y no escritas de lo irracional, la tozudez de lo que carece de apoyo, de lo que carece de sostén, eso que el peso de las costumbres esconde a simple vista, eso que se dice real, se defiende aparentemente justo, son las mismas razones que se esgrimen como contraparte de la voluntad de esa afición irredenta, siempre rebelde, siempre guerrera, siempre sabia… Las razones de lo irracional, desarrollan el juego más peligroso de todos, ese en el que se juega a lo seguro, en el que se apuesta a lo que ha seguido así, porque siempre se ha hecho así, ese juego donde la malinterpretada dignidad se defiende, porque sencillamente, no se sufre, no se adolece, no se siente… En ese juego se le corta las venas a la posibilidad de aunar voluntades, de rectificar errores, de salvar pasiones…
Son esas razones las que de conjunto con los efectos globales que emanan del bloqueo norteamericano, se han quedado en minoría, ambos tienen una importante parte de la culpa de lo que le ha pasado y le pasa a nuestro beisbol, pero no lo reconocen, aunque tampoco lo niegan ¿Cómo han dañado al beisbol esas razones de lo irracional que se profesan desde ambos lados del mar Caribe? Esa es una pregunta que las grandes mayorías pueden responder mucho mejor que yo, pero tomaré el riesgo y aceptaré el desafío, aunque lo haré con el afán de proteger la página que amamos, lo han dañado descuidando la base, dejando de atender los cimientos de la pirámide deportiva, lo han dañado al extinguirse prácticamente la búsqueda de talentos, lo han dañado no asegurando los aditamentos deportivos y dejando que los padres de los muchachos sean los que carguen el peso de esos cimientos, lo han dañado molestando a la afición con decisiones que carecen de cordura, que si bien es cierto, más tarde han tenido el valor de rectificar, lo han dañado manteniendo separaciones absurdas por razones aparentemente más éticas, que legales; pero lo peor que han hecho es escudarse y protegerse en las palpables influencias del bloqueo norteamericano, para poder justificar su error. Ese mismo bloqueo, que es cierto que no permite adquirir a costos factibles los aditamentos deportivos, ese mismo bloqueo que favorece que se nos drene los atletas de primer nivel, en muchas ocasiones debido a los propios errores de concepto, de razones similares, desde ambos lados del mar Caribe; ese bloqueo que impide por una parte un libre intercambio, pero al que las razones de lo irracional de los muros que pululan, sin percatarse debidamente de su error, terminan favoreciendo. Ese bloqueo que también, reconozcámoslo así, termina estableciendo las mismas separaciones absurdas, las mismas limitantes. Ese bloqueo que le permite a las razones de lo irracional, establecer argumentos.
Por eso es nuestro deber no dejarlos a ambos solos, en esa, su equivocación mayor, debemos decirles hasta la saciedad lo que necesitan oír, debemos explicarles lo que necesitan aprender sobre el deporte, sobre cada uno de nuestros atletas estén donde estén, ya sean ¨autorizados o no¨ y debemos mostrarles a esos mismos exponentes, como toda nuestra pasión, humildad y entrega, es infinitamente superior a las razones escritas y no escritas de lo irracional, esas mismas razones que abogan desde ambos lados de la frontera por mantener trabas que distan de ser inteligentes, impedimentos que la mayoría no acepta, porque no permiten que el beisbol y otros deportes se unifiquen, se desarrollen, se encuentren así mismos, sin limitantes de ningún tipo.
El deporte y en especial el beisbol no puede estar supeditado a una disputa entre dos concepciones distintas, dos modos de vida diferentes, el beisbol se debe a las masas, se debe a su afición ¿Existe una emoción mayor que un jonrón de uno de los atletas predilectos de la afición en cualquiera de las dos orillas del mar Caribe? ¿Existe una emoción mayor para nuestra afición que la posibilidad de ganar un clásico de beisbol o por lo menos fajarse de tú a tú con los más consagrados? ¿Existiría una emoción mayor que ver a nuestro beisbol surgir de los lugares más insospechados? ¿Existe un orgullo mayor, que saber que los nuestros, estén donde estén, autorizados o no, brillan con luz propia en cualquier firmamento? ¿Qué pueden hacer el bloqueo externo y las razones de lo irracional desde ambos lados de la frontera marítima, contra esa pasión que habita al cubano a pesar de los pesares? ¿Nos resignaremos todos, a no ver un equipo de beisbol donde confluyan Kendry, Yuliesky, Pito Abreu, Candelita, Chapman, Guerrero, Céspedes entre otros nombres ilustres con los Despaigne, Moinelo, Cepeda para defender la dignidad de nuestro beisbol, de nuestra propia idiosincrasia? ¿Podrán las razones de lo irracional seguir impidiendo esto o se abrirá camino a la verdad, el anhelo, representado en la sabiduría popular? ¿Qué vale más, disfrutar de un strike, un hit, un excelente fildeo, un gran batazo o aceptar lo que las razones de lo irracional sugieren? Nuestro amor por el deporte y en especial por el beisbol, son a la misma vez, nuestra lanza, nuestro escudo, nuestra singular armadura, nuestra invencible espada, nuestra recta de más de 100 millas y nuestro indescriptible poder al bate. Avanzamos lento, es verdad, pero avanzamos…
El último mes del año 2017 ya es casi presencia ¿Qué pasará? ¿Qué acontecerá? Sinceramente creo que el pronóstico, es reservado, pero si los legisladores, los diputados y demás, realmente quieren ganarse el respeto de la mayoría de la afición cubana, que es igual a decir a la mayoría de nuestro pueblo, la mayoría de sus electores, deberían aprovechar la oportunidad de ser justos, deberían analizar a fondo, sin tapujos, sin miedos, con mente abiertamente dialéctica, las razones que han conllevado al estado lamentable en que se encuentra nuestro beisbol; deberían, en mi humilde opinión, establecerse interrogantes tales como: ¿Por qué ya no se captan talentos como hace 10 o 15 años atrás?¿Por qué las EIDES han perdido parte de su esencia?¿Por qué la masividad del beisbol en las escuelas ha desaparecido prácticamente?¿Por qué se juega tan poco beisbol en los barrios, en los placeres?¿Por qué un fenómeno que puede catalogarse de casi ¨nuevo¨, tiene lugar cada vez que se pone beisbol de calidad, de infinita calidad por la televisión nacional, por qué la pasión por el beisbol renace en ese momento en nuestros niños?¿Qué estamos haciendo mal?
¿Qué concepciones han perdido vigencia?¿En qué le estamos haciendo el favor al bloqueo norteamericano?¿Cómo están ayudando las razones escritas y no escritas de lo irracional a que las políticas del bloqueo se expandan hacia dentro de nuestro deporte, en especial de nuestro deporte nacional?¿Qué podemos hacer para madurar en materia deportiva? Si lograran en un arranque de valentía y cordura manifiesta, hacerse todas esas preguntas, se habrían imbuido de la sabia irredenta que surge de la sabiduría popular a la cual pertenecen, nuestra carta magna se invocaría en bien de las multitudes y todo tendría… muchísimo más sentido.
Son esas razones las que de conjunto con los efectos globales que emanan del bloqueo norteamericano, se han quedado en minoría, ambos tienen una importante parte de la culpa de lo que le ha pasado y le pasa a nuestro beisbol, pero no lo reconocen, aunque tampoco lo niegan ¿Cómo han dañado al beisbol esas razones de lo irracional que se profesan desde ambos lados del mar Caribe? Esa es una pregunta que las grandes mayorías pueden responder mucho mejor que yo, pero tomaré el riesgo y aceptaré el desafío, aunque lo haré con el afán de proteger la página que amamos, lo han dañado descuidando la base, dejando de atender los cimientos de la pirámide deportiva, lo han dañado al extinguirse prácticamente la búsqueda de talentos, lo han dañado no asegurando los aditamentos deportivos y dejando que los padres de los muchachos sean los que carguen el peso de esos cimientos, lo han dañado molestando a la afición con decisiones que carecen de cordura, que si bien es cierto, más tarde han tenido el valor de rectificar, lo han dañado manteniendo separaciones absurdas por razones aparentemente más éticas, que legales; pero lo peor que han hecho es escudarse y protegerse en las palpables influencias del bloqueo norteamericano, para poder justificar su error. Ese mismo bloqueo, que es cierto que no permite adquirir a costos factibles los aditamentos deportivos, ese mismo bloqueo que favorece que se nos drene los atletas de primer nivel, en muchas ocasiones debido a los propios errores de concepto, de razones similares, desde ambos lados del mar Caribe; ese bloqueo que impide por una parte un libre intercambio, pero al que las razones de lo irracional de los muros que pululan, sin percatarse debidamente de su error, terminan favoreciendo. Ese bloqueo que también, reconozcámoslo así, termina estableciendo las mismas separaciones absurdas, las mismas limitantes. Ese bloqueo que le permite a las razones de lo irracional, establecer argumentos.
Por eso es nuestro deber no dejarlos a ambos solos, en esa, su equivocación mayor, debemos decirles hasta la saciedad lo que necesitan oír, debemos explicarles lo que necesitan aprender sobre el deporte, sobre cada uno de nuestros atletas estén donde estén, ya sean ¨autorizados o no¨ y debemos mostrarles a esos mismos exponentes, como toda nuestra pasión, humildad y entrega, es infinitamente superior a las razones escritas y no escritas de lo irracional, esas mismas razones que abogan desde ambos lados de la frontera por mantener trabas que distan de ser inteligentes, impedimentos que la mayoría no acepta, porque no permiten que el beisbol y otros deportes se unifiquen, se desarrollen, se encuentren así mismos, sin limitantes de ningún tipo.
El deporte y en especial el beisbol no puede estar supeditado a una disputa entre dos concepciones distintas, dos modos de vida diferentes, el beisbol se debe a las masas, se debe a su afición ¿Existe una emoción mayor que un jonrón de uno de los atletas predilectos de la afición en cualquiera de las dos orillas del mar Caribe? ¿Existe una emoción mayor para nuestra afición que la posibilidad de ganar un clásico de beisbol o por lo menos fajarse de tú a tú con los más consagrados? ¿Existiría una emoción mayor que ver a nuestro beisbol surgir de los lugares más insospechados? ¿Existe un orgullo mayor, que saber que los nuestros, estén donde estén, autorizados o no, brillan con luz propia en cualquier firmamento? ¿Qué pueden hacer el bloqueo externo y las razones de lo irracional desde ambos lados de la frontera marítima, contra esa pasión que habita al cubano a pesar de los pesares? ¿Nos resignaremos todos, a no ver un equipo de beisbol donde confluyan Kendry, Yuliesky, Pito Abreu, Candelita, Chapman, Guerrero, Céspedes entre otros nombres ilustres con los Despaigne, Moinelo, Cepeda para defender la dignidad de nuestro beisbol, de nuestra propia idiosincrasia? ¿Podrán las razones de lo irracional seguir impidiendo esto o se abrirá camino a la verdad, el anhelo, representado en la sabiduría popular? ¿Qué vale más, disfrutar de un strike, un hit, un excelente fildeo, un gran batazo o aceptar lo que las razones de lo irracional sugieren? Nuestro amor por el deporte y en especial por el beisbol, son a la misma vez, nuestra lanza, nuestro escudo, nuestra singular armadura, nuestra invencible espada, nuestra recta de más de 100 millas y nuestro indescriptible poder al bate. Avanzamos lento, es verdad, pero avanzamos…
El último mes del año 2017 ya es casi presencia ¿Qué pasará? ¿Qué acontecerá? Sinceramente creo que el pronóstico, es reservado, pero si los legisladores, los diputados y demás, realmente quieren ganarse el respeto de la mayoría de la afición cubana, que es igual a decir a la mayoría de nuestro pueblo, la mayoría de sus electores, deberían aprovechar la oportunidad de ser justos, deberían analizar a fondo, sin tapujos, sin miedos, con mente abiertamente dialéctica, las razones que han conllevado al estado lamentable en que se encuentra nuestro beisbol; deberían, en mi humilde opinión, establecerse interrogantes tales como: ¿Por qué ya no se captan talentos como hace 10 o 15 años atrás?¿Por qué las EIDES han perdido parte de su esencia?¿Por qué la masividad del beisbol en las escuelas ha desaparecido prácticamente?¿Por qué se juega tan poco beisbol en los barrios, en los placeres?¿Por qué un fenómeno que puede catalogarse de casi ¨nuevo¨, tiene lugar cada vez que se pone beisbol de calidad, de infinita calidad por la televisión nacional, por qué la pasión por el beisbol renace en ese momento en nuestros niños?¿Qué estamos haciendo mal?
¿Qué concepciones han perdido vigencia?¿En qué le estamos haciendo el favor al bloqueo norteamericano?¿Cómo están ayudando las razones escritas y no escritas de lo irracional a que las políticas del bloqueo se expandan hacia dentro de nuestro deporte, en especial de nuestro deporte nacional?¿Qué podemos hacer para madurar en materia deportiva? Si lograran en un arranque de valentía y cordura manifiesta, hacerse todas esas preguntas, se habrían imbuido de la sabia irredenta que surge de la sabiduría popular a la cual pertenecen, nuestra carta magna se invocaría en bien de las multitudes y todo tendría… muchísimo más sentido.