Cuando el campocorto Alexei Ramírez, de Chicago White Sox, inicie hoy el choque frente a los Astros de Houston lo hará teniendo en su poder un regalo inesperado: una réplica de la medalla de oro de los Juegos Olímpicos de 2004 que extravió al llegar a Estados Unidos.

Ramírez recibió una copia de la presea de parte de la dirección del equipo y de su coterráneo José Ariel Contreras. “Por favor, regresen mi medalla”, escribió Ramírez pidiendo le devolvieran una de sus pertenencias más valiosas sin tener en cuenta si se trataba de una sustracción fraudulenta. “Me haría muy feliz. No diría nada”. A pesar de sus reiteradas súplicas, todo resultó infructuoso.

Varios meses atrás y al tanto de la situación, los directivos de la franquicia de Chicago se pusieron en contacto con el Comité Olímpico Internacional (COI) explicándole lo sucedido.

El COI solicitó un reporte completo del hecho, incluido cuando ocurrió, las circunstancias de la pérdida, así como el lugar actual de residencia de Ramírez y donde presuntamente había extraviado la medalla.

La información fue revisada y aprobada en primera instancia.

Posteriormente el Museo Olímpico Internacional, radicado en Suiza, solicitó a los White Sox que debían completar algunos trámites específicos, además de asumir el costo de la medalla y la transportación hacia Estados Unidos.

“Sabemos cuanto hizo por recuperar la medalla y lo que significa para él”, dijo el manager de White Sox Robin Ventura, quien obtuvo la medalla de bronce con el equipo de béisbol de Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988.

Ramírez, de 30 años y cinco temporadas con los White Sox, salió legalmente de Cuba en compañía de su esposa dominicana y tres hijos.

Se radicó temporalmente en la vecina isla de Cuba hasta que firmó contrato con White Sox.

“Cuando vi a Contreras con la medalla en sus manos me quedé sin palabras”, explicó Ramírez, quien no pudo evitar lágrimas en sus ojos. “Quedé completamente en shock”.

Jerry Reinsdorf, presidente de White Sox, expresó que cualquier otro equipo hubiera hecho lo mismo al observar el cariño especial que siente Ramírez por la presea olímpica.

“Cuando sabes que algo es realmente importante para alguno de tus jugadores y ese deportista es una buena persona, deseas hacer algo por ayudarlo. Simplemente fue lo que hicimos por Alexei”, precisó Reinsdorf.