Puede ser que llegue la última fecha del calendario regular y varios equipos salten al diamante sin una idea clara respecto a su futuro. Ese día, algunos triunfarán y seguirán camino en busca del cáliz dorado, y otros experimentarán la amarga sensación de naufragar a las puertas de la postemporada.

Por supuesto, todo no tiene que ser necesariamente así. Tal vez una fecha antes de recoger los bates, o dos, ya se haya despejado el panorama y los cuatro contendientes al cetro estén afilándose los dientes de cara a la inminente batalla de vida o muerte.

Sin embargo, en este preciso instante hay pequeños detalles que nos permiten inclinarnos más a la primera idea. Por ejemplo, dos conjuntos suman 40 victorias y andan igualados en el cuarto escaño, a solo media raya del tercer lugar, y por detrás de ellos el campeón vigente lucha por no descolgarse del carro, a 3,5 juegos del límite clasificatorio.

Todos estos factores conducen a un solo vocablo: paridad (que no calidad), muy evidente en la 54 Serie Nacional de Béisbol, más ahora con el repunte de Isla de la Juventud y Ciego de Ávila, dos novenas en estado de gracia, después de atravesar distintos periodos negativos en la campaña, con letargos ofensivos y lagunas en el pitcheo.

Para fortuna de sus parciales, Piratas y Tigres corrigieron a tiempo el rumbo, y tras la jornada vespertina de este jueves persisten en un empate en el cuarto escaño, del cual, en caso de prolongarse, emergerían vencedores los pineros, pues tienen ventaja en el compromiso particular.

Justo los discípulos de José Luis Rodríguez Pantoja mantuvieron un paso arrollador en su cuartel general del Cristóbal Labra, donde se han consolidado como el segundo elenco que más triunfos (26) acumula de local.

Sus víctimas de turno fueron los Caza­do­res de Artemisa, quienes después de poner los pelos de punta a Industriales en el Latino, dejaron las flechas en el trayecto y han mostrado una endeble imagen, sin el acostumbrado dinamismo de su ofensiva y con bajo rendimiento de los lanzadores.

Mucho ha tenido que ver en ese desmantelamiento la fuerte oposición de La Isla, un equipo nada impresionante en el papel, pero que ha logrado acoplar a sus refuerzos, sobre todo a Julio Pablo Martínez y Yusniel Ibáñez, dos zurdos capaces de producir muchas carreras.

Ibáñez, por ejemplo, es el líder empujador de los Piratas en la segunda fase con 14 remolques, mientras el joven Julio Pablo comanda el importante apartado de anotadas al pisar 17 veces la goma, justo lo que el alto mando pinero andaba buscando cuando solicitó sus servicios.

Ambos tuvieron un rol determinante en la última victoria contra Artemisa, con cuatro carreras producidas de conjunto, sin obviar la buena labor del abridor Yunier Gamboa (solo cuatro jits permitidos en cinco entradas) y los relevistas Javier Vázquez y Danny Aguilera, el cerrojo impenetrable del noveno capítulo.

Los avileños, por su parte, no quisieron descolgarse del carro y vencieron por segunda jornada consecutiva a los Alazanes granmenses en sus predios, misión siempre compleja, pues los orientales son los máximos ganadores en casa con 28 sonrisas.

Reza un viejo adagio que “quien a hierro mata, a hierro muere”, y los granmenses han vivido la pesadilla de sucumbir ante el despliegue ofensivo de la tropa dirigida por Roger Machado, capaz de anotar 25 carreras con 30 jits en dos choques, emergiendo vencedores en el duelo a batazos con la artillería más poderosa del campeonato, algo de lo que no pueden vanagloriarse muchas es­cuadras.

Para hablar de nombres propios, José Ado­lis García sigue siendo determinante de primer bate, Orlando Lavandera se ha convertido en el comodín ideal de los jardineros, mientras Osvaldo Vázquez resalta como un madero indetenible (25 remolques y seis jonrones en la segunda ronda) y Ariel Borrero ha vuelto a ser el remolcador de antaño.