Aunque en los últimos días, en medio de la algarabía provocada por la debacle en la Serie del Caribe, he esbozado más de una vez la idea, la Mesa Redonda de este miércoles me obliga a volver sobre un tema que me parece vital, la punta de la madeja para salir del laberinto en el que se adentra cada vez más el béisbol cubano.
La presencia en el habitual espacio televisivo de cuatro prestigiosos analistas aseguraba de antemano que se pusieran sobre la mesa buena parte de los problemas que atraviesa en la actualidad el deporte nacional y, a la par, un sinnúmero de soluciones. Sin embargo, esperé durante una hora larga que alguno de ellos pusiera el dedo sobre la llaga que, desde mi punto de vista, desangra poco a poco al espectáculo mayor del país.
Porque cada una de las aristas abordadas, de las inobjetables realidades puestas en perspectiva por mis colegas, hablan de recomponer, de recuperar, de hacer renacer al béisbol cubano. Y aunque todos son términos válidos y absolutamente perentorios, estoy convencido de que el momento que vive nuestra pelota impone una tarea impostergable: la de conseguir por todos los medios que sobreviva.
Y es que en los últimos años la fuga de talentos se ha multiplicado de manera tal que amenaza con destruir el espectáculo más disfrutado por millones de cubanas y cubanos. El caso más paradigmático es el de los Elefantes de Cienfuegos, un equipo construido poco a poco sobre la base de un trabajo serio en las categorías inferiores y mutado en habitual aspirante al título nacional, tras años de derrotas y sinsabores. Sin embargo, apenas tres temporadas han bastado para que todo lo conseguido se fuera por la borda, después de que varios de sus peloteros estelares decidieran probar suerte fuera del país. Los sureños han perdido, casi de la noche a la mañana, al espectacular Yasiel Puig, un jugador todoterreno que revolucionó las Grandes Ligas en el 2013; al inicialista de la Selección Nacional José Dariel Abréu, flamante contrato de los Medias Blancas de Chicago; y al también internacional Erisbel Arruebarruena, ahora mismo cerca de cerrar un contrato con los Dodgers de Los Ángeles. Por si fuera poco, los cienfuegueros vieron partir además al lanzador Jorge Hernández y, recientemente, al talentoso camarero Joan Manuel Moncada junto al
antesalista Pável Quesada.
De modo que la pregunta que nos hacemos todos gira en torno al número de años que necesitarán los Elefantes para suplir la calidad de cada una de esas figuras y cuál será el rostro que mostrará la venidera temporada un elenco asolado por semejante diezmo.
Algo muy similar sucede con los Leñadores de Las Tunas, golpeados hace solo unos días por la baja definitiva del jovencito de solo 16 años Yordan Álvarez, un primera base de 1,93 metros de altura que hace dos años integró el equipo Todos Estrellas del primer Campeonato Mundial para menores de 15 años. Además de Álvarez, los tuneros se quedaron sin su torpedero titular, Roberto Súllivan Baldoquín (otro habitual integrante de equipos nacionales de cadetes y juveniles), cuya ausencia ha terminado de desmontar una estrategia de trabajo que había asegurado la salud de las paradas cortas por varios años, tras las partidas anteriores de los también torpederos Leonardo Laffita y Alexánder Guerrero (principal candidato a defender la segunda base de los Dodgers en la temporada de este año). Los nombres del jardinero Henry Urrutia (Orioles de Baltimore), los lanzadores Dael Mejías y Ángel Rigoberto Cabrera, así como del receptor Osdanis Montero, completan la lista de
Leñadores.
Los ejemplos podrían continuar uno tras otro y si apuntáramos, por ejemplo, al béisbol de la capital, la situación se tornaría dramática. En todo caso, la pesquisa realizada para escribir este post ha resultado en una incompleta lista que ilustra el imparable éxodo y solo incluye a los peloteros que han abandonado el béisbol cubano durante el presente siglo. Aunque son muchos los nombres que faltan y en muchos casos he apelado solo a la memoria, lo verdaderamente importante es llamar la atención sobre un fenómeno que necesita ser abordado de inmediato, sin medias tintas ni falsos conceptos patrioteros.
La presencia en el habitual espacio televisivo de cuatro prestigiosos analistas aseguraba de antemano que se pusieran sobre la mesa buena parte de los problemas que atraviesa en la actualidad el deporte nacional y, a la par, un sinnúmero de soluciones. Sin embargo, esperé durante una hora larga que alguno de ellos pusiera el dedo sobre la llaga que, desde mi punto de vista, desangra poco a poco al espectáculo mayor del país.
Porque cada una de las aristas abordadas, de las inobjetables realidades puestas en perspectiva por mis colegas, hablan de recomponer, de recuperar, de hacer renacer al béisbol cubano. Y aunque todos son términos válidos y absolutamente perentorios, estoy convencido de que el momento que vive nuestra pelota impone una tarea impostergable: la de conseguir por todos los medios que sobreviva.
Y es que en los últimos años la fuga de talentos se ha multiplicado de manera tal que amenaza con destruir el espectáculo más disfrutado por millones de cubanas y cubanos. El caso más paradigmático es el de los Elefantes de Cienfuegos, un equipo construido poco a poco sobre la base de un trabajo serio en las categorías inferiores y mutado en habitual aspirante al título nacional, tras años de derrotas y sinsabores. Sin embargo, apenas tres temporadas han bastado para que todo lo conseguido se fuera por la borda, después de que varios de sus peloteros estelares decidieran probar suerte fuera del país. Los sureños han perdido, casi de la noche a la mañana, al espectacular Yasiel Puig, un jugador todoterreno que revolucionó las Grandes Ligas en el 2013; al inicialista de la Selección Nacional José Dariel Abréu, flamante contrato de los Medias Blancas de Chicago; y al también internacional Erisbel Arruebarruena, ahora mismo cerca de cerrar un contrato con los Dodgers de Los Ángeles. Por si fuera poco, los cienfuegueros vieron partir además al lanzador Jorge Hernández y, recientemente, al talentoso camarero Joan Manuel Moncada junto al
antesalista Pável Quesada.
De modo que la pregunta que nos hacemos todos gira en torno al número de años que necesitarán los Elefantes para suplir la calidad de cada una de esas figuras y cuál será el rostro que mostrará la venidera temporada un elenco asolado por semejante diezmo.
Algo muy similar sucede con los Leñadores de Las Tunas, golpeados hace solo unos días por la baja definitiva del jovencito de solo 16 años Yordan Álvarez, un primera base de 1,93 metros de altura que hace dos años integró el equipo Todos Estrellas del primer Campeonato Mundial para menores de 15 años. Además de Álvarez, los tuneros se quedaron sin su torpedero titular, Roberto Súllivan Baldoquín (otro habitual integrante de equipos nacionales de cadetes y juveniles), cuya ausencia ha terminado de desmontar una estrategia de trabajo que había asegurado la salud de las paradas cortas por varios años, tras las partidas anteriores de los también torpederos Leonardo Laffita y Alexánder Guerrero (principal candidato a defender la segunda base de los Dodgers en la temporada de este año). Los nombres del jardinero Henry Urrutia (Orioles de Baltimore), los lanzadores Dael Mejías y Ángel Rigoberto Cabrera, así como del receptor Osdanis Montero, completan la lista de
Leñadores.
Los ejemplos podrían continuar uno tras otro y si apuntáramos, por ejemplo, al béisbol de la capital, la situación se tornaría dramática. En todo caso, la pesquisa realizada para escribir este post ha resultado en una incompleta lista que ilustra el imparable éxodo y solo incluye a los peloteros que han abandonado el béisbol cubano durante el presente siglo. Aunque son muchos los nombres que faltan y en muchos casos he apelado solo a la memoria, lo verdaderamente importante es llamar la atención sobre un fenómeno que necesita ser abordado de inmediato, sin medias tintas ni falsos conceptos patrioteros.
Porque las mejoras económicas anunciadas con solemnidad antes de arrancar la
temporada no solo son insuficientes, sino que ni siquiera han entrado en vigor: hasta hace muy poco ningún pelotero había recibido un solo peso de lo prometido. Al margen del despropósito burocrático, la incógnita real es cómo oponer 40.00 CUC al mes a cualquiera de los contratos millonarios que reciben los peloteros cubanos, por ejemplo, en el béisbol estadounidense.
Contradictoriamente, lo más parecido a una solución es algo ya implementado, luego de que las máximas autoridades del béisbol nacional anunciaran la decisión de permitir la contratación de peloteros cubanos en Ligas extranjeras. Pero, del dicho al hecho el trecho sigue siendo enorme y, hasta el momento, solo Alfredo Despaigne, Michel Enríquez y Yordanis Samón han hecho realidad la idea, todos solicitados por unos Piratas de Campeche (Liga Mexicana de verano) con los que al parecer existe una relación especial.
Mientras, los mismos directivos que despertaron la esperanza de quienes pedían a gritos esta iniciativa, permanecen paralizados por los prejuicios y los titubeos de siempre. Por esa y por otras muchas razones, me parece impostergable un cambio inmediato en la estructura de poder del béisbol cubano. Hace solo unos meses, con su voz más que autorizada, Antonio Castro habló en entrevista concedida a la cadena estadounidense ESPN sobre la posibilidad de que las profundas heridas del béisbol nacional lleguen algún día a sanar. El vicepresidente de la Federación Internacional se refería al posible regreso a casa, en el futuro, de los jugadores que se desempeñan hoy en otras ligas del mundo.
Y aunque parezca utópica semejante aspiración, lo relevante es el razonamiento desprejuiciado, la concepción moderna y responsable de un béisbol cubano abierto a las nuevas realidades que impone la época en la que vivimos. Eso, y las soluciones de tipo económicas que aportarían las contrataciones en ligas asiáticas, caribeñas y hasta europeas de decenas de peloteros. Solo así, con recursos asegurados por un mecanismo que con inteligencia y mucho tacto puede llegar a funcionar, serían realmente viables los cambios profundos en la base y el retorno a la práctica masiva
del béisbol, tal y como la conocimos hace más de 20 años.
Lista por provincias de los jugadores que han salido del país en lo que va
del siglo XXI*:
Guantánamo: Dalier Hinojosa, Onelkis García, Yoilan Cerce, Kenen Bailly, Roennis Elías.
Santiago de Cuba: Adeynis Hechavarría, José Julio Ruiz, Reinier Roibal, Ronnier Mustelier.
Granma: Yoenis Céspedes, Rafael Hidalgo.
Holguín: Aroldis Chapman, Yeral Sánchez, Reynaldo Silva, Selme Angulo, Raimar Navarro, Yoanis Quiala.
Las Tunas: Alexánder Guerrero, Henry Urrutia, Dael Mejías, Leonardo Laffita, Osdanis Montero, Roberto Baldoquín, Yordan Álvarez, Ángel R. Cabrera.
Camagüey: Leslie Ánderson, Dariel Álvarez, Adalberto Ibarra, Lednier Ricardo, Laidel Chapellí, Ricardo Estévez, Dayron Varona.
Ciego de Ávila: Adonis García, Yogei Pérez.
Sancti Spíritus: Yenier Bello, Maels Rodríguez.
Villa Clara: Dayán Viciedo, José Fernández, Yuniesky Betancourt, Dian Toscano, Leonis Martín, Donel Linares, Misael Siverio, Aledmis Díaz, Maikel Jova, Roidany Águila, Juan Yasser Serrano, Zaidel Beltrán.
Cienfuegos: José Dariel Abreu, Yasiel Puig, Erisbel Arruebarruena, Jorge Hernández, Joan M. Moncada, Pável Quesada.
Matanzas: Michel Abréu, Yunesky Sánchez, Yoanis Negrín, Yadil Mujica, Jorge A. Martínez, Roberto Álvarez, Amaury Cazañas, Román Hernández, Yohannis Pérez.
Mayabeque/Artemisa: José Iglesias, Noel Argüelles, Raúl Valdés, Juan Carlos Linares, Jorge C. Soler, Miguel Alfredo González, Rubi Silva, Yaniel Cabezas, Kenny Rodríguez, Yusdel Tuero, Ernesto Molinet.
Isla de la Juventud: Luis Yadier Fonseca, Sergio Espinosa, Félix Pérez, Raicel Iglesias, Raicel Plutín, Joan López.
Pinar del Río: José Ariel Contreras, Alexei Ramírez, Juan Miguel Miranda, Yuslán Herrera, Yuniesky Maya, Jorge Luis Padrón, Danys Báez, Edisbel Benítez, Dennis Díaz, Alai Soler, Raudel Lazo, Yobal Dueñas, Remigio Leal.
La Habana: Kendrys Morales, Bárbaro Cañizares, Hassan Pena, Yadel Martí, Yunel Escobar, Bryan Peña, Francisley Bueno, Armando Rivero, Yasser Gómez, Yoel Galarraga, Deinis Suárez, Yamel Guevara, Odrisamer Despaigne, Yem Prades, Irait Chirino, Yasiel Balaguert, Rigoberto Arrebato, Johan Limonta, Adrián Nieto, Alejandro Zuaznábar, Osbek Castillo, Gerardo Concepción, Mayque Quintero, Amaury Sanit, Alexánder Carreras, José Cordero, Frank del Valle, Yosandry Ibáñez, César López, Ever Bastida, Antonio Romero, Deynis Suarez
*Como aclaré antes, esta es una lista no oficial, en la que no existe total seguridad sobre la provincia de la que proceden algunos jugadores, sobre todo los de la capital y de la antigua La Habana.
CATCHER
yaismel alberro
joel galarraga
Yanier cabezas
Osdanis Montero
1ra BASE
Yozzen cuesta
Yordan Alvarez
2da BASE
Ramon Tamayo
LESTER JOVA
ALEJANDRO GARCIA
YANDI DIAZ
3RA BASE
Leugim Barroso
Raciel Seijo
SHORTSTOP
Yosmany Guerra
Roberto C. Ramirez
OF
Yuskiel Garcia
Yorkis La rosa
Daniel Carbonell
Pedro L. Marquez
Roman Hernandez
Dian Toscano
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