Luego de una extensa parada de un mes con motivo de la celebración de los XXII Juegos Centroamericanos y del Caribe, en Veracruz, México —donde Cuba recuperó el cetro—, la 54 Serie Nacional de Béisbol vuelve acaparar la atención de los aficionados, de cara a la recta final de la fase clasificatoria, la cual concluirá su calendario oficial el venidero día 19; aunque hay algunos conjuntos que tendrán que efectuar partidos pendientes como es el caso de Villa Clara contra Pinar del Río.

El campeonato se detuvo, pero no la actividad de los 16 equipos, que continuaron preparándose para afrontar la reanudación del certamen. Antes de partir para Sancti Spíritus, donde tenían pactado el compromiso particular con los gallos hasta hoy domingo, el mentor anaranjado, Ramón Moré, dialogó con Vanguardia sobre cómo asumió la selección villaclareña este mes de parada.

«Hemos entrenado los elementos que teníamos que tocar para mantener el estado físico del equipo. Jugamos contra Cienfuegos y Ciego de Ávila. Con Sancti Spíritus habíamos programado algunos partidos; pero coincidieron con días lluviosos y no pudimos concretarlos. Resolvimos, entonces, jugar entre nosotros», puntualizó el otrora camarero de los planteles de nuestra provincia en la década de los 90 de la pasada centuria, quien agregó:

«El equipo está bien, aunque hemos tenido algunos problemas que no dependen de los peloteros. Uno de los que más nos han golpeado es la poca calidad de los bates. Se parten con facilidad. Incluso, se compraron ocho y todos se partieron el mismo día. Por suerte, antes de detenerse el torneo, en la subserie frente a Santiago de Cuba, Pestano nos donó dos».

—¿Sobre qué aspectos ha hecho hincapié la dirección anaranjada?

—La producción de carreras siempre ha sido un factor de trabajo nuestro. Varios de los mejores bateadores han estado mal en este aspecto y, en sentido general, se han desempeñado por debajo de sus rendimientos históricos. Otros como Linares, Yeniet y Canto han exhibido un comportamiento más aceptable. A veces hemos bateado mucho y no ha sido abundante la fabricación de carreras.

«Otro aspecto negativo que ha sido objeto de nuestra atención es que hay lanzadores que en conteo favorable no han trabajado correctamente y los jugadores contrarios les han bateado».

—Ya que hablas del pitcheo, es preocupante la labor de los serpentineros de relevo.

—Eso es lo que tenemos. No existen otros. Con esos hay que echar la pelea.

—¿Cómo moverás a los abridores en las cuatro subseries que restan?

—Freddy Asiel sigue siendo, por supuesto, nuestro principal abridor. Aspiramos a que actúe en tres o cuatro partidos. La segunda opción es el zurdo Robelio Carrillo, y, después, Alaín Sánchez y Luis Borroto.

—No mencionaste a Irvin del Río.

—Irvin lanzó unas entradas en uno de los juegos de preparación. Pensamos utilizarlo como quinto abridor o en relevos largos.

—¿Algún lesionado?

—Hasta el momento no tenemos ninguno.

—El equipo está en zona de clasificación, en el séptimo lugar con balance de 17 y 15, asediado por unos cinco conjuntos.

—Es verdad que Guantánamo, Santiago de Cuba y Pinar del Río están a 1.5 de nosotros, y Las Tunas y Holguín, a 2.5. Esa es la cuenta que casi todo el mundo saca; pero ¿por qué no miramos para arriba? Estamos a un juego de Ciego de Ávila, que ocupa el cuarto lugar, y a medio de la Isla de la Juventud e Industriales, que marchan en el quinto y el sexto puestos.

—¿No crees que los llevaron recio en el calendario con estas cuatro subseries de pegueta en la carretera?

—Es un calendario mal elaborado. Lo planteamos en el seminario nacional. Se lo hicimos saber a través de un correo electrónico a Higinio Vélez, entonces director nacional de Béisbol, y él dijo que no se lo habían hecho llegar. No fuimos los únicos que protestamos; Pinar del Río e Industriales también se quejaron.

—¿Se clasifican o no?

—Sí, como no, nuestros peloteros saben lo que están jugándose. Nos hemos esforzado mucho. La gente quiere ganar, pero cuando las cosas te salen mal, empiezan los cuestionamientos. Estamos convencidos de la responsabilidad que tenemos. Hemos trabajado para que las cosas salgan bien. Nuestro pensamiento es que vamos a clasificarnos para la siguiente etapa.