Masahiro Tanaka es la joya japonesa más codiciada que podría aterrizar en las Grandes Ligas la próxima temporada.

Tanaka, lanzador derecho de 25 años, viene de una temporada perfecta, en la que archivó 24 triunfos sin derrota y efectividad de 1.27 en 27 aperturas con los Rakuten Golden Eagles.

Con semejante faena, es de esperar que varios de los equipos más poderosos le vayan encima con ofertas que se calculan entre 70 y 100 millones de dólares tan solo por el derecho a negociar con el serpentinero.

Entre los más interesados se mencionan a los Yankees de Nueva York, los Medias Rojas de Boston, los Vigilantes de Texas y los Dodgers de Los Ángeles.

Aclaración: sólo el equipo que gane la puja por los derechos a negociar con Tanaka deberá pagarle a los Rakuten Golden Eagles.

La liga japonesa tiene agarrada por el cuello a las Mayores y esclavizados a sus peloteros, que tienen que rendir ocho campañas en su país antes de obtener la carta de libertad para irse al mejor béisbol del mundo.

Pero por ahora son las reglas que existen y es la única manera de conseguir a los mejores jugadores de la Tierra del Sol Naciente, aunque el costo de la inversión hasta ahora casi siempre ha sido mayor que los dividendos.

Ichiro Suzuki ha sido, por mucho, la estrella más brillante y duradera llegada desde Japón, mientras que Hideki Matsui también logro sobresalir, aunque sin llegar nunca a los niveles que alcanzó en su país, donde se ganó el sobrenombre de Godzilla.

Los lanzadores vienen y lo sueltan todo en unos pocos años, posiblemente porque taren una sobrecarga de trabajo y entrenamiento que limita su durabilidad.

Por ejemplo, el pretendido Tanaka se vio envuelto en la serie final de la liga japonesa, en la que los Golden Eagles vencieron en siete juegos a los Gigantes de Yomiuri.

Pues el serpentinero, en su última apertura, realizó nada menos que 160 lanzamientos y dos días después...¡dos días después solamente! salió de relevo y salvó el partido decisivo en que su equipo se coronó campeón.

En el 2007, los Medias Rojas ganaron el derecho a negociar un pacto con el derecho Daisuke Matsuzaka, quien llegó rodeado de una aureola de misterio por un pitcheo imbateable llamado gyroball.

Boston pagó 51 millones a los Seibu Lions para poder luego pactar con Matsuzaka por otros 52 millones.

¿Y qué pasó? Que la inversión de más de 100 millones se fue pronto a la cañería.
Luego de un aceptable año de debut en el 2007 (15-12, 4.40 de efectividad) y un excelente 2008 (18-3, 2.90), el japones ha conseguido 20 victorias y 25 derrotas en las siguientes cinco campañas, con un promedio de carreras limpias de 5.40.

Las lesiones afloraron demasiado pronto, cuando la inversión no iba ni por la mitad. En sus dos primeras temporadas, Matsuzaka trabajó 372.1 innings. Desde el 2009 hasta la fecha actuó en 335 episodios solamente y hoy es un lanzador del montón, que va por el mundo sin penas ni glorias.

Ha habido casos peores, como el difunto Hideki Irabu y Kei Igawa, o Koji Uehara, que recién logró destacar como cerrador del Boston campeón de la Serie Mundial, tras cuatro años sumido en la mediocridad.

Hay algunos aceptables, como Hiroki Kuroda, mientras que Yu Darvish ha brillado en sus dos primeros años y todavía está por verse cuánto le durará la gasolina.

La excepción por excelencia en cuanto a durabilidad fue Hideo Nomo, que logró mantenerse 12 temporadas en las que se paseó por ocho equipos.

Pero incluso los 12 años de Nomo tampoco son una cifra excepcional, sino más bien, un promedio de los buenos lanzadores.

Vale otra aclaración: el dinero que se gaste en la subasta por los derechos de negociación con Tanaka no cuentan a la hora de pagar el impuesto de lujo, pero es, al fin y al cabo, plata gastada sin mucha garantía de retorno, a juzgar por la historia.