En el horizonte ya se pueden ver las primeras sombras de la Serie Nacional, una rústica caballería se acerca con la misión de no dejar morir nuestro pasatiempo más preciado, el juego que durante años ha sido parte intangible de nuestra cultura y de nuestra propia idiosincrasia. Este año, para suerte y asombro de los aficionados, hay expectativas que luchan a brazo partido contra los virus y las enfermedades mortales que lo atacan, una luz que parpadea temblorosa manteniendo tibias nuestras esperanzas.
Ya no tenemos grandes jonroneros, ni lanzadores espectaculares, escasean aquellos jugadores de manos prodigiosas, los equipos que representan a las grandes capitales son gigantes dormidos y los prospectos siguen peligrosamente quemando las etapas, sin embrago, esta temporada trae consigo algunos conejos bajo el sombrero.
¿Cómo nos puede motivar la venidera serie nacional? ¿Dónde está su gancho al hígado, la emboscada precisa, el guiño cómplice? Varios puntos se nominan para ese premio, una mezcla de morbo y curiosidad la están aportando los nuevos directores de equipo.
En primer lugar, la discutida designación de Víctor Mesa al frente de los Industriales, polémica en su estado más puro que abre un abanico de pasiones, desde la euforia desmedida hasta el odio visceral. Víctor es por si solo una caja de pandora, un personaje, para algunos indispensable, para otros desechable y hacedor de tormentas, pero es alguien, que al final de la jornada, se roba los titulares de todos los comentarios.
Por otro lado tenemos a Pedro Luis Lazo, tan verde como el color representativo de su equipo pinareño, a mi juicio, una movida tan brusca como tan ingenua. Su arma, el carisma y su historia, y aunque dudo que pueda enfrentar los retos tan desconocidos y peligrosos que se le avecinan, sin dudas es también su elección, un ingrediente necesario para el show que estamos esperando.
Orestes Kindelan, al frente de las avispas orientales parece un soplo de aire fresco para las altas temperaturas que golpean a los indómitos, y aunque novato en el cargo, se pinta más calmado y calculador, sin contar el tiempo que lleva regando su talento como entrenador, sobre el verde amarillento de las gramas nacionales. Su designación viene a cerrar este trio de timoneles que moverá a las masas, sin la más mínima duda.
No olvidemos, para terminar, que teniendo en cuenta las buenas actuaciones del equipo de Santiago de Cuba en el sub 23 por dos años seguidos, parece eminente el despertar de la provincia. No es un secreto, que ver a este equipo pujando otra vez entre los grandes, es la sal de cualquier campeonato doméstico.
Hay expectativa, de momento la crisis se disuelve en la mente de los aficionados, los estadios prometen llenos prematuros. Bienvenido el morbo y la curiosidad, si es el único camino que encontramos ahora mismo para curarle las heridas a nuestro deporte nacional.
Enviada por Secundino Pichardo.
Ya no tenemos grandes jonroneros, ni lanzadores espectaculares, escasean aquellos jugadores de manos prodigiosas, los equipos que representan a las grandes capitales son gigantes dormidos y los prospectos siguen peligrosamente quemando las etapas, sin embrago, esta temporada trae consigo algunos conejos bajo el sombrero.
¿Cómo nos puede motivar la venidera serie nacional? ¿Dónde está su gancho al hígado, la emboscada precisa, el guiño cómplice? Varios puntos se nominan para ese premio, una mezcla de morbo y curiosidad la están aportando los nuevos directores de equipo.
En primer lugar, la discutida designación de Víctor Mesa al frente de los Industriales, polémica en su estado más puro que abre un abanico de pasiones, desde la euforia desmedida hasta el odio visceral. Víctor es por si solo una caja de pandora, un personaje, para algunos indispensable, para otros desechable y hacedor de tormentas, pero es alguien, que al final de la jornada, se roba los titulares de todos los comentarios.
Por otro lado tenemos a Pedro Luis Lazo, tan verde como el color representativo de su equipo pinareño, a mi juicio, una movida tan brusca como tan ingenua. Su arma, el carisma y su historia, y aunque dudo que pueda enfrentar los retos tan desconocidos y peligrosos que se le avecinan, sin dudas es también su elección, un ingrediente necesario para el show que estamos esperando.
Orestes Kindelan, al frente de las avispas orientales parece un soplo de aire fresco para las altas temperaturas que golpean a los indómitos, y aunque novato en el cargo, se pinta más calmado y calculador, sin contar el tiempo que lleva regando su talento como entrenador, sobre el verde amarillento de las gramas nacionales. Su designación viene a cerrar este trio de timoneles que moverá a las masas, sin la más mínima duda.
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