Juan Carlos Linares está acostumbrado a la adversidad.

Por eso, cuando el 2 de mayo pasado sufrió la peor lesión de su carrera, lo tomó como cualquier otro obstáculo en la vida.

Nada de que preocuparse demasiado.

“Claro que fue difícil estar sentado en mi casa sin poder jugar, pero eso le pasa a cualquier pelotero”, dijo el cubano, que se sienta al lado de su compatriota José Iglesias en el clubhouse de los Medias Rojas de Boston en el nuevo JetBlue Park de esta localidad.

Lo que no le pasa a cualquiera es la aventura que vivió para irse de Cuba, un viaje que incluyó peligros de la naturaleza –incluidos cocodrilos- hasta el miedo de ser capturado.

“Fue una cosa increíble y muy riesgosa. Estuve dos días en un mangle con mi esposa, durmiendo en un árbol. Luego estuvimos dos días en la lancha, a la que se le rompieron los motores. Después tuvimos que cambiar de lancha. Ahora estoy muy feliz de estar finalmente acá”, señaló Linares, quien después de no ser llamado para la selección de su país en el Clásico Mundial del 2009 decidió dejar todo atrás.

Linares, de 27 años y quien firmó con los Medias Rojas en julio del 2010, impresionó al equipo durante su paso por la Liga del Otoño de Arizona en la que terminó como el segundo mejor bateador ese año con .397. Su intensidad ofensiva continuó en el siguiente spring training al conectar para .320 con .370 de porcentaje de embasamiento. Sin embargo, no pudo repetir su accionar en Pawtucket, sucursal Triple A, debido a que empezando la campaña sufrió una rotura de los ligamentos de su tobillo derecho.

Pero Linares no se dio por vencido. Siete días después de la lesión se operó y luego se presentó, en el mismo mes de mayo, en Fort Myers para empezar su rehabilitación. “No me he movido de acá del complejo, y ya puedo decir que desde hace dos semanas estoy al cien por ciento”, aseveró.

Linares quizás no tenga el perfil de otras figuras cubanas como Yoennis Céspedes o Aroldis Chapman, pero los Medias Rojas tienen confianza en las habilidades ofensivas del habanero, que si bien no está en el roster de 40, pudiera terminar apareciendo entre los 25 peloteros de Boston para el día inaugural de la campaña, especialmente, si Carl Crawford no termina de recuperarse de su operación en la muñeca izquierda.

“Bueno, yo no tomo decisiones, lo mío es jugar pelota y rendir donde me manden. Yo estoy preparado para todo. Sé que puedo jugar ya en las Grandes Ligas, pero si quieren que vaya a Triple A, no tendré problemas”, aseveró el slugger derecho.

En Pawtucket, al menos, no tendrá que dormir sobre un árbol ni tendrá tampoco el temor de ser capturado que vivió por dos aterradoras noches en los manglares de Cuba.