José Manuel Cortina es un afamado especialista pinareño en la formación de pitchers. Se encuentra jubilado, pero tiene aún mucho que decir en su especialidad. No tiene Internet, no tiene blog donde reflejar sus conocimientos y sus sentimientos. El Sitio Digital Radio Guamá, de su terruño, le abre las puertas para divulgar su obra.
La primera petición ha sido expresar su sentimiento sobre un ex pelotero grande que ahora, por circunstancias de la vida, ha sido colocado en una responsabilidad clave para los parciales del equipo de béisbol pinareño.
Testimonio
Por problemas de trabajo y personal me enrolé en un viaje a Las Tunas con el equipo de Pinar del Río. Para beneplácito mío, observando las vivencias del viaje pude constatar la buena atmósfera que se vivía dentro del ómnibus:
Delante de mí, y a la derecha, iba sentado el carismático Pedro Luis Lazo. Rápidamente me puse a repasar los momentos tan grandes que este modesto personaje regaló a los pinareños y a Cuba. Pero lo que más me llamó la atención fue que siendo el director del conjunto pinareño, se comportaba de la misma forma como cuando era lanzador.
Sus relaciones con todos era de una camarería tal que no me quedó dudas del porqué Pinar empezó con ese gran paso.
Pedro estaba leyendo un Granma y cuando terminó se lo pedí. Junto con el periódico me dio un libro de Padura y Arce (El alma en el terreno).
Cuando vi las personalidades que estaban dentro del libro comencé a leerlo; imagínense, el primero Manuel Alarcón; después, Manuel Hurtado, Modesto Verdura, Aquino Abreu… En sus entrevistas todos dicen que fueron jugadores de posición. Gracias Padura por haber tenido tan maravilloso sueño con el que me he convencido más que estamos equivocados en la construcción de nuestros lanzadores.
Volviendo a Pedro Luis, dentro del ómnibus no estaba tranquilo. Se movía dentro de él hablando con los jóvenes, de la misma manera que lo hacía encima del box cuando lanzaba. Como regresamos de manera urgente, pasaron por el hotel Las Tunas a recogerme de regreso a Pinar.
El ómnibus venía repleto de comisarios técnicos, de árbitros que regresaban a casa con nosotros y otros. Bajito y sonriendo el gigantón me dijo “Corti, esta guagua parece un transporte popular“. Y no era para menos, con nosotros viajó el torpedero de Las Tunas que ya no tenía asiento y Pedro le dijo “tranquilo que usted va conmigo en mi asiento”.
Aquel gesto hizo sentirme orgulloso de tener un amigo con sentimientos tan nobles. Pero no todo queda aquí, cuando paramos en Santi Spíritus para comer, estaba sentado a la mesa y delante de él un platico con dos o tres pedacitos de tomate. Me senté a su lado y le dije, “¿Estás a dieta, nada más vas a comer eso? Su respuesta fue, “No Corti, el problema es que yo soy el director del equipo y debo comer último”. Me eché a reír y volví a pensar en los resultados del equipo.
Cuando llegamos a nuestra ciudad alguien dijo, “la guagua va por aquí…”, y Pedro dijo “no, la guagua va hasta la carretera de Viñales para dejar a los muchachos de allí, porque es muy tarde para dejarlos botados”. Tenía razón, eran las 4 y media de la mañana.
Pinar del Río podrá o no clasificar, podrá hacer buen papel o no; pero lo que si les puedo asegurar es que tiene un excelente director.
A pesar de ser su primer año, está conduciendo las cosas como si llevara diez de timonel. Pedro no solo está llevando al equipo su prestigio deportivo, está llevando a su equipo su modestia, su corazón bondadoso, su don de gente buena y trata a todos como verdaderos seres humanos.
¡Gracias por sentirme amigo tuyo. Suerte campeón, que la vida augura muchas cosas lindas para ti!
José Manuel Cortina
La primera petición ha sido expresar su sentimiento sobre un ex pelotero grande que ahora, por circunstancias de la vida, ha sido colocado en una responsabilidad clave para los parciales del equipo de béisbol pinareño.
Testimonio
Por problemas de trabajo y personal me enrolé en un viaje a Las Tunas con el equipo de Pinar del Río. Para beneplácito mío, observando las vivencias del viaje pude constatar la buena atmósfera que se vivía dentro del ómnibus:
Delante de mí, y a la derecha, iba sentado el carismático Pedro Luis Lazo. Rápidamente me puse a repasar los momentos tan grandes que este modesto personaje regaló a los pinareños y a Cuba. Pero lo que más me llamó la atención fue que siendo el director del conjunto pinareño, se comportaba de la misma forma como cuando era lanzador.
Sus relaciones con todos era de una camarería tal que no me quedó dudas del porqué Pinar empezó con ese gran paso.
Pedro estaba leyendo un Granma y cuando terminó se lo pedí. Junto con el periódico me dio un libro de Padura y Arce (El alma en el terreno).
Cuando vi las personalidades que estaban dentro del libro comencé a leerlo; imagínense, el primero Manuel Alarcón; después, Manuel Hurtado, Modesto Verdura, Aquino Abreu… En sus entrevistas todos dicen que fueron jugadores de posición. Gracias Padura por haber tenido tan maravilloso sueño con el que me he convencido más que estamos equivocados en la construcción de nuestros lanzadores.
Volviendo a Pedro Luis, dentro del ómnibus no estaba tranquilo. Se movía dentro de él hablando con los jóvenes, de la misma manera que lo hacía encima del box cuando lanzaba. Como regresamos de manera urgente, pasaron por el hotel Las Tunas a recogerme de regreso a Pinar.
El ómnibus venía repleto de comisarios técnicos, de árbitros que regresaban a casa con nosotros y otros. Bajito y sonriendo el gigantón me dijo “Corti, esta guagua parece un transporte popular“. Y no era para menos, con nosotros viajó el torpedero de Las Tunas que ya no tenía asiento y Pedro le dijo “tranquilo que usted va conmigo en mi asiento”.
Aquel gesto hizo sentirme orgulloso de tener un amigo con sentimientos tan nobles. Pero no todo queda aquí, cuando paramos en Santi Spíritus para comer, estaba sentado a la mesa y delante de él un platico con dos o tres pedacitos de tomate. Me senté a su lado y le dije, “¿Estás a dieta, nada más vas a comer eso? Su respuesta fue, “No Corti, el problema es que yo soy el director del equipo y debo comer último”. Me eché a reír y volví a pensar en los resultados del equipo.
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