Los sueños son solo eso, sueños. Y en ocasiones el despertar, el regreso a la dura realidad puede ser cruel, muy cruel. Tal vez esa sea la perspectiva de los seguidores mexicanos del béisbol, que pasaron del éxtasis a la frustración en el Premier 12.

Después de vivir un idilio con la selección tricolor al superar varios obstáculos contra todo pronóstico y meterse insospechadamente en el grupo de los cuatro grandes, los aficionados quedaron cabizbajos tras las dos inapelables derrotas en semifinales y la discusión del bronce del magno certamen.

No obstante, creo que los aztecas deben levantar la frente y sentirse satisfechos por llevarse un cuarto lugar de la lid beisbolera, pues mandaron a casa a rivales de mayor nivel cualitativo, con elencos formados más equilibradamente, mientras ellos luchaban con un plantel de contingencia desprovistos casi por completo de team work.

Su línea triunfal los colocó en semifinales contra Estados Unidos, quien los desbancó tranquilamente, situación similar a la ocurrida en la disputa del bronce, instancia en la que sucumbieron frente a la feroz ofensiva de Japón, impetuosa, con cinco jonrones y 11 carreras en siete episodios.

Si bien los mexicanos habían sorprendido, muy pocos contaban con que lograran incordiar a los nipones, quienes llegaron dolidos al duelo por el tercer puesto tras perder increíblemente en semifinales con Sudcorea un partido que tenían en el bolsillo, con ventaja de tres anotaciones en el final del noveno.

Con esa espina, los locales salieron impetuosos en el Tokio Dome y en los dos primeros capítulos fabricaron ocho carreras a golpe de cuatro jonrones, dos de ellos a la cuenta del tercer madero Tetsuto Yamada (tres impulsadas). A la fiesta se sumaron Sho Nakata y Nobuhiro Matsuda, también con batazos más allá de los límites y par de remolques.

Después del racimo de siete anotaciones asiáticas en el segundo capítulo, la principal incógnita del encuentro era si terminaría por nocao, y justo ese fue el desenlace a la altura del séptimo, cuando Shogo Akiyama despachó vuelacercas por el bosque derecho que puso fuera de combate (11-1) a los mexicanos.

Desde la lomita, los tres serpentineros japoneses que trabajaron no tuvieron complicaciones, y su dominio solo se quebró en un lanzamiento del ganador Tomoyuki Sugano que Juan Pérez mandó por encima de las cercas.

Así de aplastante fue el triunfo de los Samuráis, quienes, no obstante, terminan el Premier 12 con una sensación agridulce porque en sus planes el objetivo esencial e innegociable era subir a lo más alto del podio, honor reservado para Estados Unidos o Sudcorea, los protagonistas de la final.