Germán Mesa Fresneda pasó por la pelota cubana con más glorias que penas, a decir verdad. Lo que hizo dentro de los terrenos de Cuba y extrafronteras no merece el olvido de ninguno de los miles de seguidores que fueron a ver al hombre de las manos de seda, al hombre con manos devenidas tentáculos. Hace años que Germán colgó el guante y los spikes, y todavía su aura sacra permanece en los criterios y discusiones de beisbol, que generalmente apuntan a que el once de Industriales, de Cuba y del mundo es el mejor torpedero que ha nacido en la isla. Otras opiniones amplían su firmamento.
Pero después que Germán se retiró, estuvo al frente del equipo al que tanta gloria le dio, los Industriales de la capital, durante tres temporadas y título incluido en 2010. También tuvo contratos de trabajo en México, Japón y Nicaragua, donde en febrero de 2016 se proclamó campeón como director de los Gigantes de Rivas, con la asesoría del pinareño Omar Linares, entrenador de bateo, y al mes siguiente el tándem de Mesa y Linares volvió a conquistar otro título con la escuadra de Rivas, esta vez en la Serie Latinoamericana, para darle a Nicaragua su primera corona en este evento.
Precisamente la labor del capitalino como manager en tierras andinas despertó el interés de una nación sin mucha tradición en la pelota, con escasos resultados, pero que tiene claro el objetivo de desarrollarla fundamentalmente en los jóvenes, como es el caso de El Salvador. Allí llegó a inicios de este año y pudo constatar que el talento existe, pero sus alumnos necesitaban creerse que sí se podía, por lo que enfocó su trabajo en el aspecto psicológico y en fortalecer las potencialidades de sus jugadores.
Después de seis meses, a finales de agosto, se hizo oficial la designación de Germán al frente del conjunto absoluto salvadoreño y también se conoció el cuerpo de dirección que lo acompañaría para asumir el principal objetivo de la Federación Salvadoreña, los Juegos Centroamericanos que recibe por estos días la capital nicaragüense de Managua. Junto al Mago Mesa están el mayabequense Javier Gálvez, otrora pitcher de Series Nacionales y entrenador de pitcheo de selecciones cubanas y de los equipos de la Habana y Mayabeque y el habanero Ricardo Eizmendiz, conocido, sobre todo, por sus años como coach y preparador físico de Industriales.
Desde que Germán y su colectivo de entrenadores llegaron a El Salvador han realizado varios topes de confrontación con equipos de Guatemala y Honduras, y en el caso de los guatemaltecos los derrotaron en los cuatro choques celebrados. Luego de rigurosos entrenamientos, la tropa de Mesa participó en los XVIII Juegos Bolivarianos en la ciudad colombiana de Santa Marta y allí terminó en la cuarta posición, entre cinco selecciones, al caer en la discusión del tercer lugar ante Venezuela con score de 5-1 en el Parque Deportivo Bolivariano, sede de todos los partidos.
En la fase de grupos los dirigidos por Germán Mesa lograron una victoria de 9-0 ante el sotanero Perú, pero no pudieron imponerse ante elencos de mejor beisbol y posicionados entre los mejores del área, como Colombia, Venezuela y Panamá. En los cinco encuentros que jugaron nunca se fueron sin marcar al menos una anotación —de manera general hicieron 17 carreras—, mientras que el cuerpo de lanzadores soportó 26.
Indiscutiblemente, ese certamen fue un buen termómetro para que Germán calculara la forma deportiva en que se encontraban sus discípulos de cara a su principal reto, el torneo de beisbol de los Juegos Centroamericanos, que comienza hoy, y ya el ex torpedero aseguró que no piensa en otra cosa que lograr el título, ausente en las vitrinas salvadoreñas desde hace 27 años, cuando lo alcanzaron en la edición de Tegucigalpa 1990.
Hoy los salvadoreños tienen su primer compromiso, precisamente contra los anfitriones, uno de los rivales más difíciles de la lid, para luego medirse al resto de los conjuntos, que son Guatemala, Panamá, Honduras y Costa Rica. Los dos primeros lugares de la fase clasificatoria discutirán el título el domingo, mientras que el tercer y cuarto puesto contendrán por el bronce, resultado que parece encajar más con la realidad de la escuadra de Germán, habida cuenta de la presencia de los elencos nicaragüenses y panameños, con más tradición en el deporte de las bolas y los strikes.
Los nicas han ganado seis medallas de oro y tres de plata en la historia del beisbol centroamericano y una de esas ocasiones en las que se les escapó la corona fue en 1990, cuando cayeron con los salvadoreños. Por su parte, los istmeños han conquistado dos cetros.
Pero después que Germán se retiró, estuvo al frente del equipo al que tanta gloria le dio, los Industriales de la capital, durante tres temporadas y título incluido en 2010. También tuvo contratos de trabajo en México, Japón y Nicaragua, donde en febrero de 2016 se proclamó campeón como director de los Gigantes de Rivas, con la asesoría del pinareño Omar Linares, entrenador de bateo, y al mes siguiente el tándem de Mesa y Linares volvió a conquistar otro título con la escuadra de Rivas, esta vez en la Serie Latinoamericana, para darle a Nicaragua su primera corona en este evento.
Precisamente la labor del capitalino como manager en tierras andinas despertó el interés de una nación sin mucha tradición en la pelota, con escasos resultados, pero que tiene claro el objetivo de desarrollarla fundamentalmente en los jóvenes, como es el caso de El Salvador. Allí llegó a inicios de este año y pudo constatar que el talento existe, pero sus alumnos necesitaban creerse que sí se podía, por lo que enfocó su trabajo en el aspecto psicológico y en fortalecer las potencialidades de sus jugadores.
Después de seis meses, a finales de agosto, se hizo oficial la designación de Germán al frente del conjunto absoluto salvadoreño y también se conoció el cuerpo de dirección que lo acompañaría para asumir el principal objetivo de la Federación Salvadoreña, los Juegos Centroamericanos que recibe por estos días la capital nicaragüense de Managua. Junto al Mago Mesa están el mayabequense Javier Gálvez, otrora pitcher de Series Nacionales y entrenador de pitcheo de selecciones cubanas y de los equipos de la Habana y Mayabeque y el habanero Ricardo Eizmendiz, conocido, sobre todo, por sus años como coach y preparador físico de Industriales.
Desde que Germán y su colectivo de entrenadores llegaron a El Salvador han realizado varios topes de confrontación con equipos de Guatemala y Honduras, y en el caso de los guatemaltecos los derrotaron en los cuatro choques celebrados. Luego de rigurosos entrenamientos, la tropa de Mesa participó en los XVIII Juegos Bolivarianos en la ciudad colombiana de Santa Marta y allí terminó en la cuarta posición, entre cinco selecciones, al caer en la discusión del tercer lugar ante Venezuela con score de 5-1 en el Parque Deportivo Bolivariano, sede de todos los partidos.
En la fase de grupos los dirigidos por Germán Mesa lograron una victoria de 9-0 ante el sotanero Perú, pero no pudieron imponerse ante elencos de mejor beisbol y posicionados entre los mejores del área, como Colombia, Venezuela y Panamá. En los cinco encuentros que jugaron nunca se fueron sin marcar al menos una anotación —de manera general hicieron 17 carreras—, mientras que el cuerpo de lanzadores soportó 26.
Indiscutiblemente, ese certamen fue un buen termómetro para que Germán calculara la forma deportiva en que se encontraban sus discípulos de cara a su principal reto, el torneo de beisbol de los Juegos Centroamericanos, que comienza hoy, y ya el ex torpedero aseguró que no piensa en otra cosa que lograr el título, ausente en las vitrinas salvadoreñas desde hace 27 años, cuando lo alcanzaron en la edición de Tegucigalpa 1990.
Hoy los salvadoreños tienen su primer compromiso, precisamente contra los anfitriones, uno de los rivales más difíciles de la lid, para luego medirse al resto de los conjuntos, que son Guatemala, Panamá, Honduras y Costa Rica. Los dos primeros lugares de la fase clasificatoria discutirán el título el domingo, mientras que el tercer y cuarto puesto contendrán por el bronce, resultado que parece encajar más con la realidad de la escuadra de Germán, habida cuenta de la presencia de los elencos nicaragüenses y panameños, con más tradición en el deporte de las bolas y los strikes.
Los nicas han ganado seis medallas de oro y tres de plata en la historia del beisbol centroamericano y una de esas ocasiones en las que se les escapó la corona fue en 1990, cuando cayeron con los salvadoreños. Por su parte, los istmeños han conquistado dos cetros.