El ´´potente´´ equipo de los cómicos, compuesto por lo que más vale y brilla del humorismo de nuestro país, entre los que se encontraban Luis Silva (Pánfilo), Otto Ortiz, Omar Franco (Ruperto), Andy Vázquez (Facundo), Michel Pentón, Kike Quiñones, Rikimbili entre otros, chocaba ante las glorias deportivas del béisbol capitalino y del resto del país, pues aparte de leyendas habaneras como Rey Vicente Anglada, Juan Padilla, Lázaro Valle, Pedro Medina y Andrés Ayón, también habían otros importados como Leonardo Goire o Yovany Aragón. La mesa estaba servida para un duelo inolvidable.

El partido fue emocionante y cerrado, mucho más de lo que se esperaba, con un marcado duelo de picheo entre la estrella de los equipos habaneros en las décadas finales del pasado siglo Lázaro Valle Martell y la sensación de Marianao Otto Ortiz, que por cierto, lanzó mucho mejor de lo que pensaba. Lo de menos fue el resultado final, que no podía ser otro que una victoria para las glorias del béisbol, pues lo importante era el espectáculo que le dieron al pueblo de la capital que se congregó desde tempranas horas en los alrededores del Coloso del Cerro, ya fuera para ver en una pantalla grande y en un buen ambiente el pase de Uruguay a Cuartos de Final dejando en la cuneta a CR7 o para disfrutar de la múltiples ofertas gastronómicas existentes, desde los potes de helado de diversos sabores a precios accesibles hasta los refrescos de todos los sabores y tipos.

Diversos momentos quedarán por siempre en las retinas de los miles de aficionados que se dieron cita en la casa de los leones. Vimos a Otto Ortiz pidiendo el VAR ante un out en tercera que no le quedó muy claro, a Luis Silva arrodillarse en el suelo y festejar efusivamente ante el rugido de la afición tras hacer una joyita a la defensiva en el jardín izquierdo, a Chequera salir a divertir en cada entre inning a los fanáticos, inclusive intentando batear una pelota de futbol y a Facundo entrar en la parte alta del noveno, ya cuando el juego iba a concluir, a pedirle los papeles al pitcher.

Más que un partido de béisbol fue una fiesta lo vivido en el templo de la capital, donde el humor y el deporte se unieron en un espectáculo soñado. Que mejor manera de comenzar el extenso y caluroso verano en nuestra ciudad maravilla que con un evento como este, donde los hits y las risas captaron la atención de todos por encima de los golpes a un balón de futbol.