Todos conocen la historia de Liván y Orlando “El Duque’’ Hernández, pero pocos saben contarla tan bien como Mario Díaz.

Director del documental “Brothers in Exile’’, que forma parte de la serie de ESPN 30 for 30, Díaz ha captado en apenas 77 minutos dos trayectorias que dejaron huella en las Grandes Ligas al sumar, entre ambos, cinco anillos de Serie Mundial.

“No me emociono tan fácilmente, pero esta película ha logrado conmoverme’’, expresó Orlando al final de la premiere que tuvo lugar en el Teatro Tower de la Calle 8. “La película no es política, pero a través de nuestras vidas queda plasmada toda una época que inevitablemente toca lo político’’.

En el filme, que será estrenado el 1 de noviembre a las 9 pm por ESPN Deportes y el 4 a la misma hora por ESPN, recoge lo sucedido desde el momento en que Liván decide escapar del equipo nacional cubano y El Duque es suspendido de por vida de la pelota cubana por el simple hecho de ser hermano de su hermano.

Al descubierto queda la verdadera naturaleza del gobierno cubano y su estúpido interés en castigar al que era entonces el mejor lanzador cubano, así como los triunfos que vinieron posteriormente, el de Liván con los Marlins en 1997 y el de Orlando con los Yankees en aquella dinastía de leyenda.

Cuando Jorge Posada, Mariano Rivera, y Joe Torre acceden a hablar bien del lanzador de la rodilla casi metida en el pecho, uno entiende la grandeza de Orlando; mientras que Jim Leyland y Charles Johnson hace otro tanto con Liván.

“Para mí ellos son dos guerreros’’, explicó Díaz, un veterano de documentales para ESPN y HBO. “El reto era condensar tanta información en tan poco tiempo. Espero haberlo logrado’’.

Las imágenes hacen una conexión inmediata con quienes vivieron los tiempos de gloria de ambos jugadores en la pelota cubana, sobre todo Orlando por su paso triunfal con los Industriales, y con los de la otra orilla que experimentaron el éxito inmediato en las Mayores.

Al final queda al descubierto la humanidad de los hermanos, con sus luces y sombras, las miserias experimentadas y los renacimientos deportivos que ya son parte de la materia con la que se edifican los sueños.

Una humanidad que queda al descubierto como nunca justo en el momento en que Orlando consigue su visa para venir a Estados Unidos en las Bahamas y les dice a todos que, “de aquí no me muevo sin los otros que vinieron conmigo’’, porque eso, créanme, no lo hace todo el mundo.

Uno de esos que vino con Orlando, Osmany Lorenzo, quien actualmente es uno de sus mejores amigos, definió mejor que nadie el espíritu del documental.

“Cuando El Duque me dijo que lo habían suspendido, le comenté que se había acabado el juego’’, recordó el guajiro de Matanzas que era su vecino en los turbulentos años del mal llamado Período Especial. “Pero él me demostró que el juego acaba realmente cuando uno pierde la voluntad. El Duque nunca la perdió y por esa determinación es que hoy estamos aquí viendo esta película’’.