Cuando todavía se desconoce mucho de la hoja de ruta en el nuevo camino de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, los jugadores de Grandes Ligas de la mayor de las Antillas sueñan con una posibilidad que asoma entre riesgos: formar parte de un equipo unificado al IV Clásico Mundial de Béisbol en el 2017.

De decenas de peloteros consultados por el Nuevo Herald, ninguno falló en responder afirmativamente a la proposición de acudir al principal evento del béisbol como parte de un equipo donde se reunirían los mejores jugadores de la Serie Nacional y de la gran carpa por encima de diferencias políticas y geográficas.

“Sí, a todos nos gustaría representar los colores de nuestra bandera’’, expresó Yoenis Céspedes, jardinero de los Tigres de Detroit. “Esa decisión es algo que escapa a nosotros, pero si nos piden jugar por Cuba, por el amor al deporte y a nuestro país, que es lo más importante, estaríamos ahí’’.

La idea de integrar un equipo unificado para el Clásico era una imagen lejana para muchos aficionados y jugadores, pero los relativos avances en las relaciones cubano-estadounidenses le han dado fuerza al debate en redes sociales y las peñas deportivas.

El reciente triunfo en la Serie del Caribe en San Juan, Puerto Rico, no ha hecho otra cosa que avivar un panorama en el cual la cada vez más fuerte presencia cubana –la tercera latina con mayor aporte en la temporada pasada– en las Grandes Ligas siga el camino de las de República Dominicana o Venezuela, para poner un par de ejemplos.

“Sería algo bonito ver un equipo unificado y que todos los jugadores pudieran participar’’, apuntó el 18 de enero durante un juego de estrellas cubanas en Miami, Jorge Fuentes, un reconocido estratega de selecciones nacionales. “Se debe trabajar en ese sentido. Algunos de ellos ya van a Cuba de visita, y creo que todas las medidas de flexibilización que se han tomado son muy favorables para el béisbol. Ojalá algún día todos pudieran estar juntos en un equipo’’.

La posibilidad de armar un “trabuco’’ para el Clásico es sopesada y bienvenida por aficionados de ambos lados del Estrecho de la Florida, aunque entre la jerarquía deportiva cubana parece existir un debate no tan velado sobre el camino a seguir cuando llegue el momento de decidir.

Por un lado las autoridades del Instituto Nacional de Deportes (INDER) dicen estar dispuestas a estudiar una eventual incorporación de peloteros cubanos en las Grandes Ligas e, incluso, Antonio Castro Soto del Valle, recién nombrado embajador para lograr el regreso del béisbol a los Juegos Olímpicos, apuntó a la revista de ESPN en entrevista publicada el 6 de febrero que los jugadores “se han ganado el derecho de probarse contra un nivel superior’’.

“Ellos debieran poder hacerlo, sin miedo, y regresar y jugar para el equipo nacional’’, afirmó el hijo de Fidel Castro. “Y de una forma u otra jugar también en la liga cubana. Así nadie pierde. Y no tienen que estar separados de su familia, de sus amigos’’.

Pero por ahora la opción de un equipo unificado queda archivada para otro momento, al menos para aquellos que siguen considerando “traidores’’ por haber escapado, como ha hecho la mayoría de quienes se desempeñan en las Mayores.

Tras la fuga de dos jugadores –Dainer Moreira y Vladimir Gutiérrez- del equipo que participó en la Serie del Caribe, Jorge Polo, vicepresidente del INDER volvió a esgrimir el epíteto de traidores en un “acto de repudio’’ celebrado poco antes del choque ante Puerto Rico.

“Los dos desertores son traidores con simulaciones y engaños a la delegación’’, recalcó Polo. “Esa decisión es traicionar a la revolución, a su familia, a su patria. Cambiar vergüenza por dinero’’.

A pesar de todo, nada impide que los jugadores cubanas en la gran carpa aspiren a integrar un equipo donde estarían, de un lado hombres como Yuliesky Gourriel, Frederich Cepeda y Alfredo Despaigne; mientras que del otro aparecerían figuras de la talla de un Yasiel Puig, Céspedes, José Dariel Abreu…

Con un combinado integrado por lo mejor de ambas orillas Cuba estaría en condiciones de discutir el primer lugar del Clásico, sin envidiarle nada a ninguna otra escuadra nacional.

“Si existe el chance de hacer un equipo juntos, yo no lo pensaría dos veces’’, reveló Alexei Ramírez, torpedero de los Medias Blancas de Chicago. “Lo que pasa en nuestra patria no tiene nada que ver con el béisbol. La bandera y las raíces están por encima de cualquier consideración’’.

Después de todo no sería la primera vez que jugadores cubanos asentados en la isla y en el exilio vistan un mismo uniforme, pues la temporada pasada ya sucedió en la Liga Profesional Japonesa, cuando Leslie Anderson y Cepeda compartieron en los Gigantes de Yomiuri, y se repetirá esta nueva campaña cuando los hermanos Yuliesky y Lourdes Gourriel Jr. vistan el mismo uniforme de Yoslán Herrera en el Yokohama DeNa BayStars.

En cualquier caso, todavía queda mucho camino por recorrer hasta el 2017 y la posibilidad de un equipo unificado dependerá en gran medida del desarrollo o no de las relaciones entre ambos países y de la existencia de algún tipo de acuerdo con las Grandes Ligas.

Por el momento, soñar no cuesta nada, hasta para un pelotero como Jorge Soler, quien en siete ocasiones intentó fugarse de la isla –y en varias pasó días de prisión– para finalmente firmar un contrato millonario con los Cachorros de Chicago.

“A mí me gustaría jugar, sin duda alguna’’, recalcó el guardabosque de los oseznos. “Y si me recuerdan que siete veces traté de irme, siete veces les diré que quiero jugar para Cuba, y que quede claro, para Cuba, no para nadie en particular’’.