Con soberano pitcheo de los derechos Yaisel Sierra y Vladimir Gutiérrez la escuadra cubana completó la barrida frente al plantel universitario de Estados Unidos, lastrado en los cinco desafíos del tope bilateral por el pobre rendimiento ofensivo y las constantes fallas con el guante.

Ya en la noche del sábado, luego de un desgastante doble programa, el mentor norteño, Dave Van Horn afirmó que la defensa de sus muchachos no había estado a la altura de las exigencias, mientras los antillanos apenas se equivocaron en el transcurso de los desafíos.

Y lo cierto es que esas marfiladas enterraron cualquier opción de los estadounidenses, pues resulta imposible triunfar con el acumulado de 12 errores en cinco partidos, máxime si tus bateadores no logran conectar, embasarse y producir.

Sin embargo, en el pleito final vieron aún más reducidas sus opciones por la exquisita labor combinada de Sierra y Gutiérrez, dos espigados diestros de similares características, autores de nueve ponches, apoyados en su velocidad —muy superior a las noventa millas—, control y dominio sobre sliders cortantes que se escapan del alcance de los bates cuando se acercan al plato.   

El holguinero demostró que se desenvuelve con igual comodidad de abridor o de cerrador, función en la cual se había desempeñado en las anteriores salidas. Ciertamente, por su velocidad bien pudiera especializarse como el hombre de los últimos innings, pero también tiene la capacidad de sostener sus envíos rápidos, no perder el comando y avanzar en los choques.

Encontrar el rol ideal para el talentoso diestro holguinero es, desde ya, objetivo prioritario de los entrenadores, que no podrán tenerlo toda la vida alternando en dos tareas completamente diferentes, pues así solo se impediría su pleno desarrollo en una de ellas.

En cambio, es difícil que alguien cuestione el papel de Gutiérrez como apagafuegos, especialista en los epílogos gracias a su fulminante dominio y aplomo para sofocar la más intensa de las rebeliones. Así lo demostró durante casi cuatro entradas de labor, en las que no permitió libertades y selló la barrida cubana, desquite perfecto de los cinco fracasos sufridos el año anterior en varias ciudades de Estados Unidos.

Digno rival fue el portentoso derecho Kyle Funkhouser, quien también desató su particular festival de ponches (ocho en cinco y dos tercios) y solo permitió par de imparables, ambos del pinareño David Castillo. Imponente, sobrio, dueño de una curva muy bien localizada, el norteño mantuvo en un puño a la artillería cubana, rescatada por cohete impulsor de Yadiel Hernández.

Fuera de eso, no hubo mayores emociones, sobre todo por la efectividad de los relevistas A. J. Minter y Dillon Tate, quienes retiraron a la tanda local sin enredo alguno, dependientes de rectas superiores a la media.

Al término del partido, dos de las figuras de mejor desempeño por los cubanos, el tercera base santiaguero Luis Yander La O y el inicialista villaclareño Ramón Lunar, coincidieron en lo provechoso del tope, por la posibilidad de confrontar frente a peloteros muy profesionales, inteligentes y con mucho potencial.

“No había tenido el privilegio de participar en un torneo tan fuerte, pero aquí aproveché para mostrar mis mejores armas en el terreno. Ya desde la Serie Nacional había trabajado mucho en la playa, en la arena, en pos de fortalecer las piernas y ganar en velocidad, algo que exploté mucho en estos partidos, una oportunidad para abrir puertas en el futuro”, aseguró el infielder indómito.

Por su parte, Lunar explicó que se preparó muy bien para enfrentar un pitcheo rápido, y añadió que la clave del éxito estuvo en batear las bolas en la zona, con paciencia, sin perseguir lanzamientos lejanos, y con mucha concentración en el corrido de las bases.

De esta forma se cierra la tercera temporada de los topes Cuba-Estados Unidos, luego de su reanudación en La Habana en el 2012. Ahora queda el escenario listo para la visita antillana el próximo año a tierras norteñas, donde se ha confirmado también la confrontación en otras categorías para ampliar las posibilidades de desarrollo.