Eliécer Griñán Martínez llegó un día a la alineación regular de Los Tigres en la LVI Serie Nacional de Béisbol en Cuba, y poco a poco logró que sus ausencias ocasionales en el line up obligaran a la pregunta: ¿Y por qué no está?
Pero el muchacho, de apenas 20 años, no se inmutaba por no aparecer de regular. Era como si se auto aconsejara: “tendré que hacerlo mucho mejor la próxima vez”. Y llegaron otras oportunidades, también nuevos batazos.
Algunos se asombraban, mas no pocos de los que lo vieron desempeñarse en las categorías inferiores no dejaron de advertir: “este muchacho nació para batear”. La advertencia tuvo mucho de cierta, al punto de que hubo momentos en que Griñán promedió por encima de la marca de 400.
Ahora, cuando acaba de ser merecedor de la distinción de Mejor Novato de la última temporada beisbolera cubana, no es ocioso recordar que nunca antes un avileño logró ese mérito. A este jovencito le restan aún muchos aplausos por escuchar. El tiempo dirá.
Pero el muchacho, de apenas 20 años, no se inmutaba por no aparecer de regular. Era como si se auto aconsejara: “tendré que hacerlo mucho mejor la próxima vez”. Y llegaron otras oportunidades, también nuevos batazos.
Algunos se asombraban, mas no pocos de los que lo vieron desempeñarse en las categorías inferiores no dejaron de advertir: “este muchacho nació para batear”. La advertencia tuvo mucho de cierta, al punto de que hubo momentos en que Griñán promedió por encima de la marca de 400.
Ahora, cuando acaba de ser merecedor de la distinción de Mejor Novato de la última temporada beisbolera cubana, no es ocioso recordar que nunca antes un avileño logró ese mérito. A este jovencito le restan aún muchos aplausos por escuchar. El tiempo dirá.